Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Crónica del Inodoro

inodoro

Una de las mejores razones para preferir la casa propia a la de los demás, por modesta que aquella sea, es la libertad que se experimenta sobre todo en una habitación especial, el cuarto de baño y su mueble inmóvil, el inodoro.

Apoyado por mis dolencias de colon irritable (el cual en ocasiones se torna enojado), unido a cierta timidez atávica, experimento lo que podría llamarse el síndrome del estreñimiento del hogar ajeno, no entraré en muchos detalles, pero equivale al extrañamiento del hogar propio. Pero más allá de las razones de salud física o mental, hay un motivo adicional para preferir el cuarto de baño, es un perfecto lugar para leer.

Después de una amena charla hace algunos años con el escritor colombiano Mario Mendoza, autor de varias novelas exitosas como la célebre “Satanás”, perdí el temor a confesar sobre mi costumbre de leer en el cuarto de baño, hábito que yo pensaba extravagante, pero que al parecer es muy frecuente y por una buena razón. El maestro Mendoza nos ilustró a quienes lo acompañábamos en esa ocasión, que el inventor del inodoro lo había diseñado de esa forma, pues al mismo tiempo facilitaba su trabajo como traductor y literato. Es decir, no sólo ideó un artefacto que le sirviera para desahogar sus necesidades fisiológicas, sino que de igual forma, le permitiera proseguir en su trabajo intelectual.

El creativo responsable del inodoro fue Sir John Harrington, ahijado y protegido de la Reina Isabel I de Inglaterra, quien mientras realizaba la traducción al inglés del “Orlando Furioso”, ideó este servicio sanitario, sobre el cual algunos consideran que su diseño no permite una posición ideal para su principal objetivo expulsor, pero resulta muy adecuado para las actividades literarias.

Al final, creo entender porque en mi país al inodoro, se le suele llamar en confianza el “trono”, posiblemente sea un homenaje al ilustre y noble antecedente. Ahora bien, la posibilidad lúdica e ilustrada del inodoro, acorta la distancia entre el retrete y la retreta. El retrete, forma muy seria de referirse al dispositivo sanitario y privado en una casa, mientras que la retreta es una fiesta ó concierto público, lamentablemente en desuso. Quizás por ello, uno de los grandes personajes del humorista, dibujante y escritor argentino Roberto Fontanarrosa, fuera precisamente Inodoro Pereyra, “Inodoro por mi tata, que era sanitario”, según se presenta el mismo personaje.

En todo caso, una recomendación para el amable anfitrión, no sobra tener una buena lectura a mano en el cuarto de baño, que integre dos alternativas. Si el lector, sufre de estreñimiento o se encuentra en el otro extremo de la función intestinal, puede decidir bien sea por una extensa novela ó por un modesto artículo de opinión, como el presente.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter a ratos, incluso en el inodoro como @dixonmedellin

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