
Nota preliminar: No paran las menciones de Colombia en el cómic internacional, luego del noveno capítulo que puede leerse aquí:https://blogs.elespectador.com/actualidad/lineas-de-arena/colombia-comic-ix
…No nos vamos de Cartagena de Indias, nos sentimos muy bien en la ciudad más romántica de América. Queremos destacar una de las gestas más admirables de la historia colonial de la ciudad, una defensa épica al mando de un hombre admirable, hablamos de Blas de Lezo.
La Batalla de Cartagena en 1741, es una de las grandes gestas militares y navales de la historia de la humanidad y no estoy exagerando. Para quienes llegan al Castillo de San Felipe, portento de la arquitectura militar y se preguntan por la estatua del aquel hombre, es importante que sepan sobre su historia y lo que logró en aquella explanada. En la imagen superior se observa el cómic de Ismael García.
El gran protagonista de aquella épica defensa fue Blas de Lezo y Olavarrieta, un hombre con vocación de mar. Su figura ha aparecido en muchas obras gráficas, como caricaturas e historietas, pero quizás no con la importancia que merece. Aquí una aproximación interesante de Rafael Vidal y José Pablo García.
Afortunadamente ha aparecido una cuidadosa novela gráfica titulada Lezo, gracias al guionista Ángel Miranda Vicente, el dibujante Guillermo Mogorrón, el colorista Miguel Ángel Abad y el historiador Ramón Vega. Algunas de las imágenes que aquí reproducimos se encuentran en ese libro, como la que encabeza el texto.
Siendo muy joven, Blas de Lezo participó en la batalla naval de Vélez-Málaga en donde su pierna izquierda fue destrozada por una bala de cañón, la que tuvo que ser amputada, sin anestesia, por debajo de la rodilla. En una época en la cual España y Francia aparecían como aliados, en la defensa de la fortaleza de Santa Catalina de Tolón, una esquirla le hizo perder el ojo izquierdo. De nuevo, se destacó por su valentía personal y continúo con su carrera militar.
En 1714 participó en el asedio de Barcelona, durante el cual recibió un balazo en el antebrazo derecho, quedando sin la movilidad del brazo. A los 26 años de edad, Blas de Lezo, era tuerto, cojo y manco. No es extraño que haya sido objeto de humor, aquella dura condición.
En 1741, llegaría su cita con la historia, al ser asignado a la defensa de Cartagena de Indias, sometido al ataque del almirante inglés Edward Vernon. El contrabando británico en la zona, originó una nueva guerra entre España e Inglaterra.
La flota británica sumaba 180 barcos, dos mil cañones, treinta mil hombres, mientras que la defensa de Cartagena, sumaba tres mil hombres, de los cuales 600 eran indígenas arqueros y seis barcos. Tras fracasar en el asedio al castillo de San Felipe, los británicos abandonaron el asedio, con grandes bajas sufridas en los combates.
Lamentablemente para Lezo, el Virrey Sebastián de Eslava, con quien tuvo una pésima relación, logró que no se le reconociera su actuación y por el contrario solicitó su castigo por no obedecer sus indicaciones, Blas de Lezo falleció unos meses más tarde en Cartagena, enfermo de fiebres, producidas seguramente por el cólera que debió desatarse por la cantidad de cadáveres insepultos.
Blas de Lezo, todavía no adquiere en la memoria de esta generación la dimensión que tuvo en vida. Se ha escrito de él, pero no lo suficiente y todavía está pendiente una película de corte épico que refleje su gran victoria. Si lo comparamos con su colega británico Nelson, en cuanto a cómo se le ha reconocido en la pantalla grande, el resultado es nulo para el héroe de Cartagena de Indias, en donde se le rinde permanente tributo.
Afortunadamente el cómic ha venido a rescatar ese vacío. Javier Olivares el genio creador de una de las mejores series de televisión de los últimos años, “El Ministerio del Tiempo”, lanzó con Pablo Lara, Jaime Martínez y Santiago Paredes el libro “Mi tiempo se agota”, en donde relaciona a Blas de Lezo con Lola Mendieta uno de los personajes centrales de la serie.
Olivares, varias veces ha manifestado su interés en la figura de Blas de Lezo y la Batalla de Cartagena, pero reconoce que no se cuenta con los recursos, para reproducir en El Ministerio del Tiempo, aquella gesta.
Blas de Lezo, a quien le decían medio hombre, demostró que no era la mitad, era el doble de sus congéneres, en valor y coraje. No en vano, es el Invicto.
Esta historia continuará…
Dixon Acosta Medellín
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