Un periódico como El Espectador está hecho con palabras, imágenes y papel, la materia prima son las noticias cotidianas, pero cuenta con secciones como las tiras cómicas, los clasificados comerciales, el horóscopo, los obituarios y un juego de palabras que acompaña a la humanidad desde hace cien años: el crucigrama.
En Colombia pasó desapercibido el centenario del crucigrama, un divertimento serio. Cuando apareció este pasatiempo no fue bien visto, hubo protestas porque se consideraba una pérdida insufrible de tiempo, que distraía a los trabajadores y a sus esposas de las labores domésticas o de los compromisos religiosos. Inquisidores procuraron quemar algunos crucigramas.
Oficialmente el crucigrama apareció el 21 de diciembre de 1913 en un periódico de Estados Unidos, como invención del periodista inglés Arthur Wynne, aunque hubo antecedentes de pasatiempos similares, incluso en la antigua Grecia.
Hay diversos estilos en el diseño de la cuadrícula del crucigrama, incluso alguno con toda la cuadrícula en blanco, los que se llenan en un cierto orden o dirección. En algunos sitios, los crucigramas ganan en dificultad conforme avanza la semana, siendo los más fáciles los lunes (algo bueno debía tener ese día!) y los más complejos se destinan los domingos.
Gracias al crucigrama todos conocemos el Po (río italiano de dos letras). El diplomático y cafetero Roberto Vélez Vallejo me contaba en divertida anécdota que su sueño cuando visitó por vez primera Suiza, no fue conocer los Alpes ni las ciudades de postal navideña, él pidió que le llevaran a ver el Río Aar, pues quería estar seguro que no era una invención de los crucigramistas.
El autor indio A. N. Prahlada Rao es famoso en su país no sólo por ser poeta y periodista sino por crear miles de crucigramas. Es la prueba viviente que algo que fue pensado para pasar el tiempo, realmente requiere mucho del mismo para elaborarse.
El crucigrama no ha estado exento de polémica, durante guerras calientes y frías se creía que era utilizado para enviar mensajes cifrados, claves secretas. En Venezuela hace unos años, ordenaron investigar al constructor de un crucigrama, porque supuestamente desde la cuadrícula instaba al asesinato de un hermano del presidente de ese país.
Una mezcla entre rompecabezas y acertijo verbal, un ejercicio que se recomienda cuando las neuronas comienzan a escasear, compañero fiel de desempleados, pensionados y curiosos estudiantes, herramienta vital para quien desee aprender un idioma extranjero. En suma, un reto para el espíritu y la mente.
Sea el momento para saludar a Mario Méndez crucigramista de El Espectador y a todos sus colegas, por cultivar un arte que es reto y diversión al mismo tiempo, que nos ha enseñado que las filas y las columnas no son sólo términos militares o de contabilidad, sino caminos para el entretenimiento y la cultura.
Soy practicante de los juegos de palabras, ya que me declaro inepto y torpe para los otros deportes. No sólo porque me ahorro sudor, sangre y lágrimas, sino porque cuando se pierde al final se gana en conocimiento, pero si uno triunfa la victoria sabe a ☐ ☐ ☐ ☐ ☐ (Palabra de cinco letras que equivale a paraíso, edén. Firmamento).
Dixon Acosta Medellín
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Advenedizo extraviado en la dimensión desconocida. Alguna vez aspirante a diletante cronopio y decantado en aceptable fama. De los pecados, errores y calamidades cotidianas me rescata Patricia, incondicional compañera. Cuando salgo del espejo de Alicia, me pongo corbata, apellidos de pila e intento aplicar lo aprendido en la Universidad Nacional de Colombia y otros gratos centros de estudio, en la diplomacia. Estuve en el desierto y ojalá pudiera dejar huella.
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