“Quisimos arreglar el mundo, cambiar la vida y reinventar el amor a punta de prosa y de poesía, pero el mundo no cambia si no se cambia primero la manera de cambiar.” Jotamario Arbeláez
Jotamario Arbelaéz es uno de los poetas más reconocidos de Colombia, uno de los fundadores del movimiento Nadaista, tras la falsa noticia de su muerte, conversamos sobre su vida, su historia y sus reflexiones. Qué fue lo primero que sintió al enterarse de su “muerte”? – Lo primero que sentí fue que la muerte me respondía a los…
Jotamario Arbelaéz es uno de los poetas más reconocidos de Colombia, uno de los fundadores del movimiento Nadaista, tras la falsa noticia de su muerte, conversamos sobre su vida, su historia y sus reflexiones.
Qué fue lo primero que sintió al enterarse de su “muerte”?
– Lo primero que sentí fue que la muerte me respondía a los continuos coqueteos que le venía dispensando los últimos años a través de mis escritos de prensa, convertibles en baladas. Hasta traté de seducirla sexualmente, a ver de postergar la cita postrera. Pero ante la llamada de la W, me di cuenta de que era un error periodístico. Yo dormía en ese momento como un bendito en la Clínica Marly de Chía, donde estaba sometido a un chequeo pulmonar. No concibo que a nadie despierten por el teléfono para notificarle que está muerto. Y menos con la melodiosa voz de Julito. Y con el doctor Casas preparándome el homenaje.
Me informaron que, con base en un despacho enredado, de Casa de Citas, había pasado a peor vida -ya que contra la presente no tenía nada-, por lo que me presentaban excusas y a mi estupefacta familia. Ya lo habían replicado casi todos los medios radiales e impresos, incluso El País de España. En ese momento el viejo existencialista había perdido existencia, por lo que mi claque andaba en la lloradera. Se me vinieron lágrimas dulces al saber que era un muerto vivo.
Es muy riesgoso que lo den a uno por muerto, es una oportunidad única para ver la vida en retrospectiva y ver reacciones de todo lado. Leímos con atención las redes y llamo la atención la reacción de Juan Manuel Roca, quien escribió un obituario tremendamente conmovedor.
-Es un privilegio que deben haber tenido muy pocos el de estar vivos y darse cuenta de la reacción pública desbordada a causa de la noticia de su extinción. En principio terrible por el susto y dolor provocado en los familiares y amigos -y amigas- que me cuentan de sus llantos desesperados, antes de que la misma W lograra comunicarme y hacer la aclaración de que no estaba aposentado en la eternidad. Pero la conmoción de recibir ese susto -porque me tocó tocarme dos veces las partes más sensibles para percibirme con vida- fue el caudal de mensajes de todo en planeta manifestando su amor y dolor por el muerto y su obra y luego su alegría por el aviso de su inesperada resurrección. Alguien me dijo que parecía un cuento de Lovecraft con final feliz.
El escrito evocatorio del poeta Roca, a quien en principio culpaban del insuceso, es una pieza preciosa, y la tenía escrita hace varios años, Me conmovió como si la estuviera leyendo en el otro mundo, por no tener la oportunidad de expresarle las gracias. Ahora lo hago.
¿Y cómo se operó el transito de la muerte ficticia a la nueva vida?
-Mi querido Luis Noé Ochoa, de El Tiempo, me avisó con sincero entusiasmo que había borrado mi noticia luctuosa para sustituirla por la de otro rey, el Rey Pelé, que resultó gambeteado. Y horas después se anunció el deceso de otro soberano, del Papa. Pero no del titular J. Mario Bergoglio, ahora Francisco, sino de Benedicto XVI. O sea que los Jotamarios estamos rezados. En pocas horas los gemidos luctuosos se convirtieron en expresiones de júbilo.
Déjeme preguntarle por el Nadaísmo. Quizás todos quienes amamos leer y la Literatura, reconocemos su enorme influencia e impacto en la literatura colombiana y yo diría en nuestra manera de ser, de entendernos. El Nadaísmo fue liberador, pero después de los años …qué ha pasado con ese movimiento. ¿En qué devino?
-Que un movimiento anómalo, réprobo (y vanguardista) creado por menores de edad, de clase media baja y de provincias, para hacer más respirable y potable la cultura de un país enajenado, y el mismo comportamiento de sus habitantes, haya llegado a los 64 años, es otro de los milagros del diablo. Aunque a este nuestro primer aliado lo liquidamos hace años sin ningún tipo de prestaciones. Y algunos como Gonzalo Arango, el fundador del nadaísmo, el poeta Jan Arb y yo mismo hayamos anunciado en el camino que nos plegamos bajo las alas del c rucificado. Pero en el fondo, como le previó el poeta X-504, el nadaísmo fue una escuela de místicos, una recreación de la pasión bíblica. Gonzalo debió haber sido canonizado, como propuse en la entrega de sus restos en la iglesia de Andes, su pueblo natal, delante del Arzobispo. Quien me dijo que había que esperar sus milagros. Y qué más milagro que el Nadaísmo mismo y su pervivencia.
Nadie le puso tanta mística a un movimiento a la vez cultural y social. Terminó diciendo Gonzalo: “Las ideas eternas de Cristo son las ideas nuevas del nadaísmo”. Esto puede defraudar a muchos de nuestros seguidores incrédulos, sobre todo a los nadaístas que no creen ni siquiera en sí mismos, pues no se dan cuenta que fueron discípulos fieles pero sin fe. No le pusieron fe a nada, y por eso hasta la felicidad les fue hurtada.
Quería preguntarle por algunas cosas relacionadas con poemas directamente, “El profeta en su casa”, esas casas que cuenta, la vida tal cual la sentía, digamos que usted habló con una honestidad extraña de su lugar y su historia, en un país de continuas negaciones personales y colectivas.
Mis primeros poemas eran abstractos, dadás, patafísicos. Hasta que Ernesto Cardenal, por entonces en el Monasterio de Vocaciones Tardías de La Ceja, Antioquia, me escribió que debiera decirle algo a alguien con el poema, ojalá con términos comprensibles y coloquiales. Le seguí el consejo y me metí en los poemas urbanos y de entrecasa., Y con ello me fue bien. Además de El profeta en su casa, poema donde narro vericuetos del barrio y el rodaje de la casa de la familia, en lenguaje llano pero lleno de juegos de palabras y dobles sentidos, escribí La casa de memoria, que ganó en 1995 el Premio Nacional de Poesía Colcultura y Paños menores, que ganó en 2008 el Premio “Chino” Valera Mora, de la Fundación Rómulo Gallegos. Doy gracias al Poeta Sacerdote de Nicaragua, que se ganó un coscorrón del Papa de entonces por militar en el sandinismo, pero antes de morir fue exaltado por el tocayo Bergoglio. Mi poesía completa con ese estilo, Mi reino por este mundo, escrita hasta el año 2000, fue publicada el año pasado por la Universidad del Valle, al tiempo que la Gobernación del Valle me concedía en Premio a la Vida y a la Obra. Para quejarme, como decía Gonzalo, tendría que estar muerto. Ahora escribo un caudaloso poema-río, en versículo bíblico, bajo el nombre Los días contados. Mientras FCE prepara la edición mexicana de los poemas de la vida, como subtitula mi obra.
Qué piensa de las generaciones de Poetas y escritores y escritoras actuales, no solo en la poesía, también en la novela, el cuento, ¿Qué se está escribiendo hoy? ¿Cómo describiría la literatura contemporánea en Colombia?
-Colombia se puede dar el lujo de presentar una excelente nómina de escritores y novelistas. Entre los cuales las mujeres mandan la parada. No digo nombres porque el que se me olvide me pela.
Esta pregunta surge de un poema suyo que es mi favorito, me gustaría dejarlo, “Un día después de la guerra”. Le pregunto por ese día. Los últimos años Colombia ha intentado procesos de paz, hemos intentado cambios pero también la violencia se ha resistido, usted ha vivido una vida larga y ha sido testigo de muchas cosas en este país, me gustaría escucharle sobre esto.
“Después de la guerra” fue un poema que se me hizo presente en un sueño en 1964, año en que se consolidaban las FARC. Ha sido mi poema bandera cuya lectura emociona en cualquier país del mundo pues en todos ha habido guerras. En Colombia alcanzó el pináculo el 24 de noviembre de 2016 con la firma de la paz con esa guerrilla, lograda por el nadaísta Humberto De la Calle quien por ello hubiera merecido ser presidente.
un día
después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
te tomaré en mis brazos
un día después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra tengo brazos
te haré con amor el amor
un día después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra hay amor
y si hay con qué hacer el amor.
Volviendo un poco al Nadaísmo, ¿por qué volver a leer a los autores de este movimiento? Hay algo extraño a mi modo de ver y es que pareciera que hay movimientos que aunque pase el tiempo, son movimientos permanentemente jóvenes, parece suceder con los Nadaístas, pero también por ejemplo con el grupo de Cali.
-El Nadaísmo fue un juego de niños que nos duró hasta la ancianidad sin saber cómo se jugaba. Es más, creo que fue el nadaísmo el que jugó con nosotros. Quisimos arreglar el mundo, cambiar la vida y reinventar el amor a punta de prosa y de poesía, pero el mundo no cambia si no se cambia primero la manera de cambiar. Y hasta allí llegamos. Nunca fuimos un fenómeno editorial. Pero en las Sagrados Archivos figuran por lo menos cien libros. Y editorial Eafit ahora se encarga de hacer las reediciones.
Cuáles son sus planes, aprovechando que sigue en este mundo (risas)
-Aunque la muerte haya sido ficticia quedo con ella bajo la manga. Es posible que me siga inspirando sin convertirme en un Poe. Kazantzakis pedía a su dios unos años más para ponerle punto final a su “Carta al Greco”. Tengo que organizar los volúmenes de “Los pasos contados”. Firmar por allí algún autógrafo represado. Jugar con mi nieta. Y allí sí, como dicen los muchachos: “Te vi”.
Jotamario Arbelaez, me alegra que esté vivo y que podamos tener esta entrevista. Quisiera que la terminemos con un poema suyo que usted escoja.
-El que ha estado andando por las redes a propósito de mi muerte y resurrección mediáticas, haciendo honor a mi persistente libido. Se llama “Metemsicosis”:
Cuando la vida humana
desaparezca del planeta
y yo resida en una piedra
y tú en los nervios de una hoja
recordarás que te lo dije
cuando jugábamos al cuerpo
déjame amarte que más tarde
tiempo tendremos para el resto.♦
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Diego Aretz es un periodista y activista Colombiano, candidato a master en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, colaborador de El Espectador. Director de la ONG Por la Frontiere.
Diego Aretz
Diego Aretz es un periodista, investigador y documentalista colombiano, máster en reconciliación y estudios de paz de la Universidad de Winchester, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal y colaborador de El Espectador. Ha trabajado con la Unidad de Búsqueda y con numerosas organizaciones defensoras de DDHH.
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