El Estéreo Picnic, ese caleidoscopio sonoro donde el indie, el rock, el pop y la electrónica han sido los protagonistas de la fiesta durante años, abre un espacio inesperado este 2025. Entre sintetizadores, guitarras distorsionadas y beats hipnóticos, un sonido nacido en el Pacífico colombiano se hará oír con la fuerza de la marea: la Agrupación De Mar y Río, recientes ganadores del Festival Petronio Álvarez, pisará el escenario Johnnie Walker el 29 de marzo a las 3:00 p.m.

No es la primera vez que los aires del litoral sur rompen la frontera de los festivales urbanos y masivos en Colombia. Canalón de Timbiquí, Bejuco de Tumaco, Semblanzas del Río Guapi y Afrolegends de Cali han pasado por esta misma prueba de fuego. Pero esta vez hay un matiz distinto: De Mar y Río no solo es la única representación del folclor en la edición de este año, sino que es también el único acto de música tradicional colombiana en el cartel. Un privilegio y una responsabilidad.

El grupo, liderado por Felipe Amú, está integrado por músicos provenientes de Guapi, Timbiquí, López de Micay, Iscuandé, El Charco, Cali y Buenaventura. Su sonido es un archipiélago de tradiciones que confluyen en una misma corriente: marimbas que evocan los susurros de los manglares, tamboras que laten como el corazón de una fiesta en el Pacífico y un ensamble vocal en el que cinco jóvenes cantadoras transforman el dolor, la alegría y la resistencia en pura vibración.

Pero esta no es una presentación cualquiera. Es un salto al vacío, un momento bisagra en la historia del grupo. Con un show titulado Cantaré, que toma el nombre de su próximo sencillo y de su nuevo disco (grabado en Cali con el productor Iván Benavides), De Mar y Río ha diseñado un espectáculo que trasciende lo musical. No se trata solo de un concierto, sino de un performance de gran formato con 24 artistas en escena: músicos, cantadoras y bailarines de la Compañía Artística Caña Flecha.

Sobre el repertorio, lo que se sabe es que no van a escatimar en ritmos: juga, bunde, bambuco viejo, rumbas 6/8 y salves, un carrusel de sonoridades que, en vivo, promete ser un estallido de color y cadencia. Con la marea a favor y el escenario listo, De Mar y Río se dispone a lanzar su canto sobre un mar de asistentes que, quizá sin saberlo, están a punto de escuchar algo que no se parece a nada de lo que imaginaban.

El Estéreo Picnic, ese universo de experiencias electrificadas, recibirá la brisa de un sonido que no suele estar en su radar. Y si la historia sirve de referencia, podemos estar seguros de que cuando la marimba empiece a sonar, nadie podrá quedarse quieto.

Más allá del impacto inmediato, la presencia de De Mar y Río en el festival es una señal de algo más profundo. La industria de la música en Colombia ha mirado por décadas hacia el Caribe y hacia las urbes, mientras el Pacífico ha permanecido como una cantera de talento inagotable, pero insuficientemente representada en los grandes escenarios. Que un festival como el Estéreo Picnic le abra espacio a estos sonidos es una afirmación poderosa: la escena alternativa también necesita de la música de raíz, y tal vez sea el momento de mirar con más atención hacia una región que, sin duda, es una de las más ricas y vibrantes del país en términos musicales.

ANA CASTILLO JORDAN
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