Desde hace más de un año, la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD) ha trabajado junto al Instituto de Paz del Congreso de los Estados Unidos (USIP) en una importante muestra fotográfica y en la presentación de su documental oficial “Por cielo y tierra”. Este esfuerzo se enmarca en una exposición titulada “Aún desaparecidos: la búsqueda de los desaparecidos en Colombia tras seis décadas de conflicto en curso”, que se ha mostrado en la sede central del Instituto en Washington, un lugar simbólico que, al ser el epicentro de la diplomacia y la política global, amplifica la resonancia de este doloroso fenómeno y sus implicaciones internacionales.

En palabras del Instituto de paz del Congreso de los Estados Unidos“El contexto de la desaparición forzada en Colombia es un reflejo de un conflicto armado que, desde 1948, ha dejado cicatrices profundas en la sociedad colombiana. Más de 100,000 personas han sido víctimas de desaparición forzada, un crimen de lesa humanidad cuyo impacto trasciende lo meramente cuantitativo. Cada desaparecido representa una historia truncada, una familia desgarrada, una comunidad desmembrada. La desaparición forzada ha sido utilizada como una herramienta de terror y control por distintos actores armados, tanto ilegales como el paramilitarismo, como por las fuerzas del Estado en el contexto de la guerra contrainsurgente. Este fenómeno no solo afecta a las víctimas directas, sino que se extiende a toda la sociedad, generando un ciclo de violencia, desconfianza y fragmentación social que sigue marcando a Colombia.”

La exposición y el documental presentados en Washington no solo visibilizan esta tragedia, sino que ponen en evidencia los esfuerzos por parte de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas para romper el silencio y ofrecer respuestas. La UBPD, como entidad creada por el Estado colombiano en el marco del Acuerdo de Paz de 2016, tiene el mandato de esclarecer la suerte de las víctimas de desaparición en el marco del conflicto armado y devolver los restos de los desaparecidos a sus familias, con el fin de ofrecerles dignidad y un cierre para su duelo. Este esfuerzo no es solo una búsqueda material de restos humanos, sino una lucha por la memoria histórica y por la justicia, elementos fundamentales en el proceso de paz y reconciliación en Colombia.

Sin embargo, la tarea de encontrar a los desaparecidos no es sencilla, no solo por las condiciones difíciles del terreno, las heridas abiertas del conflicto y la resistencia de los responsables, sino porque la desaparición forzada forma parte de una lógica de violencia estructural que aún perdura en el país. Las tensiones políticas y sociales, la persistencia de grupos armados ilegales, y la impunidad histórica continúan siendo obstáculos en la plena materialización de la justicia para las víctimas. La unidad de búsqueda se enfrenta a un reto ético, social y político monumental, pues más que un simple acto de identificación de personas, se trata de una confrontación con la memoria colectiva del país y un desafío a la narrativa oficial del conflicto, que ha minimizado o incluso negado las dimensiones humanitarias de esta tragedia.

Este tipo de exposiciones también tiene un impacto político a nivel internacional. Presentar este trabajo en Washington, un centro político clave y símbolo de los intereses y las dinámicas internacionales, tiene una relevancia crucial para fortalecer la visibilidad del conflicto colombiano y para generar sensibilidad en los gobiernos y actores internacionales a fin de exigir justicia para las víctimas. Al presentar este doloroso capítulo de la historia colombiana en un espacio global, se busca abrir un espacio de reflexión sobre la responsabilidad internacional ante las violaciones de derechos humanos y el papel de los países en la promoción de la paz, la justicia y la reparación.

El Instituto de Paz del Congreso de los EE. UU. (USIP), una organización reconocida mundialmente por su trabajo en la construcción de paz, ha sido un aliado estratégico en la tarea de acompañar a Colombia en sus esfuerzos de consolidación de la paz. Desde su fundación por el Congreso de los Estados Unidos, el USIP ha trabajado en diferentes proyectos de acompañamiento a los diálogos de paz y en la promoción de los derechos humanos en Colombia. Su apoyo a la UBPD es una muestra clara de cómo las instituciones internacionales pueden contribuir al fortalecimiento de la paz en países postconflicto, siempre en el respeto de la soberanía de los pueblos y en el marco del respeto a los derechos fundamentales.

La Unidad de Búsqueda, como institución del Estado colombiano, se presenta así como un actor de vanguardia en la construcción de paz y justicia transicional en Colombia. Su trabajo no solo se circunscribe al territorio nacional, sino que también se extiende a los colombianos exiliados por el conflicto. Con una visión integral de justicia y memoria histórica, la UBPD está llamada a ser un puente entre las víctimas y la sociedad colombiana en su conjunto, y a involucrar al Estado y a los actores privados en el proceso de reparación integral. En este contexto, la colaboración internacional es clave, ya que la solidaridad global con las víctimas de la desaparición forzada se convierte en un imperativo ético y político.

La visita de la exposición en Washington subraya el carácter global de la tragedia de la desaparición forzada en Colombia, pues lo que sucede en Colombia no es solo un asunto interno, sino una crisis que afecta a la humanidad en su conjunto. Las historias de los desaparecidos son un recordatorio de que la justicia, la memoria y la paz son procesos que deben ser colectivos y que deben involucrar a toda la comunidad internacional en la lucha contra la impunidad.

Es fundamental reconocer que la tarea de encontrar a los desaparecidos y devolverles a sus familias es un proceso que requiere compromiso y valentía, pero también solidaridad política y apoyo internacional. El trabajo de la UBPD es un esfuerzo continuo por sanar las heridas abiertas del conflicto y por promover un futuro en el que Colombia pueda finalmente superar las secuelas de la violencia que ha marcado su historia reciente. En este sentido, la comunidad internacional tiene un papel indispensable, no solo en la denuncia de las violaciones de derechos humanos, sino también en la construcción de soluciones verdaderamente transformadoras que promuevan un país más justo, equitativo y en paz.


El trabajo de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas es un faro de esperanza en un contexto doloroso y difícil. Sin embargo, más allá de la reparación individual de las víctimas, es fundamental reconocer que la sanación colectiva solo será posible cuando se logre una verdad completa y una justicia restaurativa que permita a toda la sociedad colombiana reconciliarse con su pasado y construir un futuro en el que nunca más se repita la tragedia de la desaparición forzada.

El olvido no puede ser una opción, la búsqueda debe ser una tarea de todos y todas.

En la conversación en Washington participaron:

Luz Janeth Forero, Directora de la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas

Mayor (retirado) César Maldonado aportante a la verdad como ex oficial del ejército colombiano,

Daniela Mostacilla Familiar de víctima de desaparición forzada

Leyner Palacios experto Principal en Justicia Restaurativa, Colombia, Instituto de Paz de Estados Unidos

Dra. Beth Van Schaack.

Embajador especial para la Justicia Penal Global, Departamento de Estado de EE. UU.

Steve Hege,

Director de País para Colombia, Instituto de Paz de Estados Unidos

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