Las palabras y las cosas

Publicado el Diego Aretz

«El Festival Internacional de cine de Cali puede convertirse en el festival más importante del país» una conversación con Diana Cadavid

El Festival Internacional de Cine de Cali propone un diálogo entre el cine, las comunidades y la industria del cine en Colombia. Su directora ha apostado por el posicionamiento de Cali en la escena nacional, la ciudad históricamente más importante para el cine en el país. Esta conversación transcurre en medio del Festival.

Diego Aretz: La pandemia, el estallido social, gran parte de lo que podríamos decir la morfología de lo que es Colombia hoy políticamente y también culturalmente pasa por lo que pasó en Cali. ¿Cómo responde un festival a eso? ¿Cómo respondes tú ahí en ese reto? un poco de lo que venía antes, de lo que has venido haciendo y tu trayectoria pero llevándolo a esa pregunta ¿Cómo responder ahora?

Diana Cadavid: Oye, pues primero muchas gracias porque estar aquí charlando me encanta poder tener este espacio.  Los festivales de cine, son muy importantes dentro del ecosistema de la industria cinematográfica en general, pero en realidad son mediadores de la manera en la que el cine llega a la gente. Los festivales de cine definitivamente son mediadores de cómo llegan las películas a la gente y sobre todo el cine independiente. Dentro de mi idea de lo que significa curar o programar un festival de cine o una muestra de cine, siempre está un tema muy íntimamente relacionado con cuál es el público, cuál es la audiencia, hacia dónde va a llegar, a quién le van a llegar estas películas. Además, entendiendo al cine como una herramienta súper poderosa de transformación y de cambio, una herramienta para evaluar, para evaluarnos y para reflexionar sobre quiénes somos nosotros como especie. Entonces, en el contexto de Cali, en el tipo de ciudad que Cali es, el festival tiene que reflejar esa multiculturalidad, la pluralidad racial, étnica, de lenguas, de costumbres y de maneras de pensar. Entonces, a mí me parece que el Festival de Cine de Cali, es intrínseco a la ciudad ¿No? Osea, existe por las dinámicas mismas de la industria dentro de la ciudad y al mismo tiempo toda su programación responde justo a eso, a quienes somos como ciudad. Es esto que somos como ciudad lo que tenemos en mente todo el tiempo mientras vamos planeando el festival, decidiendo qué películas van a venir y cómo estas películas dialogan entre ellas y pueden luego dialogar con el público. También, se tienen en cuenta esto, en todas las otras decisiones que se toman respecto a las charlas conversatorios, quiénes son las personas invitadas, quiénes son los jurados para la competencia, qué tipo de premios y qué tipo de competencias. Todos esos detalles de la visión del festival, están muy interrelacionados con la manera como nosotros entendemos también el tipo de ciudad en el que estamos viviendo, sus complicaciones, su belleza y su riqueza.

Diego Aretz: Uno piensa el Festival de Cine de Cali como un festival de cine de autor, un festival con la impronta de Luis Ospina, un festival con lógicas que él también llevó su propio cine. ¿Cómo te relacionas con ese legado? Porque lo que hizo Ospina aparece mucho en el Festival, así como evidentemente no sólo el legado de él, por un lado, pero también que el Festival se relaciona mucho con lo que él logró con su cine, ¿Pero cómo es recibir un legado tan claro y al mismo tiempo tener un reto de transformarlo y de ponerle tu propia impronta?

Diana Cadavid: Gracias por esa pregunta. Es súper interesante y honestamente no sé si tengo una sola respuesta muy clara, pero sí te puedo ir contando. Osea, si tengo muchas ideas al respecto, porque por supuesto, pienso en esto constantemente y no solamente yo, sino que en el equipo también lo pensamos. Hay algo que es muy importante y muy claro, y es que la historia del cine en Cali es completamente diferente a la historia del cine en ciudades en la mayor cantidad de lugares del mundo. En realidad es muy loco entender que el cine en Cali parte de la cinefilia ¿Sí me entiendes? En vez de arrancar, digamos, con las películas más tradicionales y más para públicos generales,  el cine en Cali nace de la cinefilia y de toda una generación de académicos y de gente que estaba pensando mucho en el cine, y eso definitivamente marca una pauta y una tendencia. En Cali el nivel del discurso alrededor del cine está supremamente elaborado y es muy inteligente, y es reconocido de esta manera a nivel internacional. Tanto el trabajo de Luis Ospina como de todos estos cineastas y la manera tan radical en la que se pensaban el tipo de espacio que el festival es, es muy importante sobre todo para marcar una tendencia y para tener una posición muy fuerte ¿No? Al final es una posición política, es una posición social, tomar la decisión de hacer un festival en el que se muestra un cierto tipo de cine. Sin embargo, la industria del cine ha evolucionado y ha cambiado muchísimo, el cine independiente ha evolucionado al punto en el que el cine independiente no necesariamente tiene que ser cine de autor y seguir los códigos del cine autor, porque nosotros como especie hemos evolucionado y también nuestra manera de conectarnos con las historias. Es diferente nuestra manera de ver las historias y eso se refleja en el cine independiente. Entonces, yo creo que en este momento histórico en el que nos encontramos existe la posibilidad de mostrar cine independiente que, sin embargo, le llegue a audiencias súper diversas, con diferentes niveles de escolaridad, con diferentes acercamientos al arte y con diferentes sensibilidades. Hay cine independiente de terror, hay cine independiente que es comedia, y cine independiente que es drama, y vienen con unas miradas supremamente frescas y muy fluidas. Yo creo que eso marca, digamos, una pauta muy clara. Para mí, el Festival de Cine de Cali tiene que ser un festival que no es Eurocentrista, que es de color, que tiene un discurso descolonizador en el que nos preocupamos por mostrar las historias y por traer cine que habla del sur global. Yo siento que hay una diferenciación muy clara entre lo que era la tendencia del Festival hasta 2019 a 2020, digamos, en el año que yo lo cojo, y no creo realmente que esto sea como una idea completamente transformadora.  Ahora, yo honestamente creo que es algo que hace parte de la evolución natural de este tipo de eventos que está tan conectado con la manera misma en como lo que es cultura y lo que es arte se entiende en el contexto de cada espacio. 

Pero hablemos un poco del inicio de tu relación con el festival. Entonces estabas viviendo fuera de Colombia, una caleña construyendo una trayectoria muy bonita, una trayectoria muy fuerte en otros lados. Si no es porque el festival te llama quizás no estarías aquí en Colombia, quizás de visita, pero no era un camino que tenias claro. De alguna manera Cali te descubre a ti también, Cali dice “uy, hay una chica que está en este cuento, está en otros lados, es la precisa, pero además porque puede ver desde fuera, pero también viene desde acá”. Entonces esas dos miradas de acá y allá, un poco que implica tu trabajo también ¿Cómo se ha reflejado eso en lo que has venido a aportar? Reflejando eso de la experiencia de Miami, la experiencia en Toronto, el vivir en Los Ángeles, ¿Cómo se ha reflejado eso también? ¿Cómo ves tú a Cali?

Sí, mira que es súper interesante porque yo siento que varias veces en la vida para mí ha sido muy claro que el asunto de salir de donde estás, sea del país, sea la ciudad, sea el trabajo, te permite un poco como volver con una mirada diferente y con una mirada que se ha transformado, que ha evolucionado y que viene cargada de cosas muy ricas. Entonces mi experiencia primero que todo en este asunto de programar para festivales de cine era algo que cuando yo empecé a hacerlo no tenía idea que era una profesión ¿No? Entonces mi primer festival de cine, que en realidad fue lo primero que encontré durante mi proceso de inmigración a Canadá, fue un festival de cine latino de cortos organizado por un caleño. Posiblemente fue el primer caleño que llegó a vivir en Toronto en los setentas, es un artista maravilloso y en realidad se convirtió en mi mentor y en uno de mis mejores amigos, se llama Jorge Lozano. Entonces, cuando llegué a Toronto, estaba más perdida que ocho, recién llegada a mitad del invierno, migrando, conocí a Jorge. Él me invita a hacer voluntariado en el festival, ahí y nos entendimos bien. La dinámica fue tan chévere que al final, ese mismo año, me terminaron contratando para hacer todo el manejo de las copias de proyección, y esto literalmente abrió todo un universo paralelo que no tenía ni idea que existía. Entonces toda mi carrera alrededor del cine y alrededor de los festivales de cine nace ahí, en Toronto, y evoluciona muy rápidamente. Una persona me recomienda a otra y luego me recomiendan aquí y allá y comencé a trabajar en el Festival de Cine de Toronto como programador asociada. Trabajé con otra persona, una mujer fantástica que también es una de esas personas que uno dice esta es mi mentora total ¿No? Y que también marcó muchísimo mi camino de vida, se llama Diana Sánchez. Ella era la programadora de cine Iberoamericano para Toronto y yo empecé a trabajar con ella como su programador asociada. Fueron 8 años en los que todos los años teníamos unas conversaciones muy profundas sobre qué es programar un festival de cine. Porque, qué es lo que uno está buscando, cómo puedo interpretar a la audiencia y asegurarse de que esto no se trata de tu gusto personal únicamente. Y, para hacer esto, se trata en realidad de pensar como el cine conecta con las dinámicas sociales y culturales del lugar en el que estás, y cómo esas películas también fomentan el crecimiento de la industria. ¿Cómo se logra esto? Entonces tuve una escuela muy bacana que de ahí me llevó a trabajar en un festival de cine en Panamá y ser parte del equipo que hizo el festival.

 Fue como una escuela de cine caleña en Toronto, eso pasa en un país con 10 millones de expatriados. Un tema que también se refleja en esta versión del festival, es el tema de la inmigración. Cali también ha venido, como todas las ciudades de Colombia, recibiendo toda esta ola de inmigración, y me permite preguntar sobre la identidad. Seguramente tú también crees esto, y es que lo personal es político y por eso te lo pregunto. La identidad para una persona como tú, que ha vivido en otros lugares, que se ha encontrado siendo y no siendo, y volviendo y no siendo la misma, que ha tenido una historia de migración también, y en ese sentido ¿cómo enfrentas esa singularidad con la identidad de dónde eres, la identidad de artista o de programadora? Por ejemplo, cuando programas, te sientas a ver una película y dices, esto es una caleña viendo una película sobre Cali, por ejemplo, esta película que inauguró Rebelión, es una película del Caribe pero la veo en el Pacífico. Además, la estoy viendo en un teatro de la tradición republicana y representante del arribismo de la sociedad colombiana, pero al mismo tiempo es un teatro donde todos entran gratis ¿Esos cambios estructurales, que también deben configurar tu identidad, cómo los reflexionas? Mejor dicho, para decirlo fácil ¿Quién eres tú?

Bueno, yo primero quiero decir, que para mí, hay algo que sigue siendo muy importante y es la conexión emocional con las películas. Por supuesto, yo veo una película de Cali, y veo una película colombiana y las fibras que se mueven son otras completamente diferentes de las fibras que se mueven cuando veo películas de otras partes del mundo. Hay una vaina que son los códigos que uno entiende cómo ciertos. Hay ciertos guiños, ciertos códigos que sólo cuando sos de ese lugar se entienden, y eso es algo que me encanta, me parece fascinante, aparte que esa sea la manera cómo somos como seres humanos, que a pesar de vivir 20 años por fuera de todas maneras tienes una conexión que se siente de la panza ¿No? O sea, es muy visceral. Entonces, por supuesto, con el cine colombiano tengo eso. Yo me acuerdo de la primera vez que, por ejemplo, vi Los Hongos, yo me quería morir. Era como esa es mi Universidad, esta es la gente, ahí está Pardei, era como Pardei está en ésta película ¿No? Y te lo juro que me sentía como una niña chiquita de la emoción que me daba toda la conexión con esa peli. Entonces eso claramente para mí está ahí, ahora eso no significa que todas las pelis que veo, y la manera cómo me conecto con ellas, van a funcionar dentro del contexto de este festival. En este momento, estoy trabajando en tres festivales diferentes, y la verdad, si siento que hay unos momentos un poco esquizofrénicos entre las identidades de estos tres festivales, que son completamente diferentes, y mi identidad.

En este momento, yo soy la programadora de cine iberoamericano para Toronto. Es un puesto que apenas conseguí, apenas fue oficial y  muchas puertas se empezaron a abrir, yo nunca había tenido la experiencia de programar para un festival tan grande. Entonces ese es un trabajo y soy directora artística de un Festival de cine latino en Los Ángeles, del cual el foco está más bien en latinos en Estados Unidos, y que aparte se complementa muy chévere  con lo que siento que es FICCALI, aunque son festivales muy diferentes pero abren la puerta para pensar en posibilidades de coproducción. Por ejemplo, entre latinos en Estados Unidos y cineastas en Latinoamérica, por supuesto pensando en Colombia  ¿No? Entonces, esos son los tres trabajos, son festivales completamente diferentes, con visiones muy diferentes, y yo siento que cuando estoy viendo películas estoy pensando mucho en “en este festival podría funcionar” ¿Si me entiendes? Entonces, con respecto a quién soy yo, creo que en este momento me defino como una persona colombo-canadiense, porque mi experiencia en Canadá fue muy importante. Llegué a Canadá a los 24 años y pasé el resto de los veintes y los treintas, y principios de los 40 viviendo en Canadá.

Diego Aretz: Ya nos estás revelando tu edad ¡ja,ja,ja!

Daniela Cadavid: Si ¡ja,ja,ja! Ya les estoy sacando el pasaporte.

El pasaporte del cine. Bueno, el Festival de Cine Cali tiene un potencial increíble, no sólo en términos de cine sino además la ciudad tiene un paisaje social y político espectacular para hacer un festival. Hay lugares que uno identifica que ya no tienen para donde coger, que ya tocaron techo, pero creo que el Festival de Cali no tiene un techo en este momento, al menos no uno claro, es un festival que puede seguir creciendo. Pero ¿Qué se necesita para eso? ¿Cuál es el proyecto? ¿Cuál es el proyecto de aquí a 5 años ? ¿Para dónde va este festival? ¿Hacia dónde te gustaría que fuera esto?

» A mí me parece que el festival tiene un potencial, así como tú dices, tiene un potencial enorme de convertirse en el festival más importante del país. Y para eso, tiene que tener una repercusión nacional. «

Dentro de mi visión, lo que tengo muy claro es que hay tres avenidas en las que hay que trabajar. Por un lado, está la creación de público, y es un poco como lo que mencionaba antes, lograr llegar a una ciudad tan compleja como Cali, que tiene culturas tan diferentes y con gente tan diferente, poder llegar a todos lados y decir como la propuesta de Ficali es incluyente, y estoy hablando de personas con diferentes habilidades. Estoy hablando de cómo ser realmente un festival incluyente, eso requiere un esfuerzo muy grande, de difusión, de recursos y de pensar muy claramente cada espacio, cada decisión tiene que ser tomada con eso en mente.  Entonces, la creación de públicos y asegurarse de llegar a todas las ciudades es una avenida.

Luego, la otra avenida es el tipo de negocio que están haciendo las películas que vienen a presentarse a Cali. Yo quiero que una película colombiana decida que quiere tener su estreno mundial en Cali, porque saben que en Cali la van a ver las personas que pueden eventualmente comprar los derechos de las de la película para llevarlos a otros lados ¿No? Quiero que en el contexto de Ficali una persona que viene con una película pueda salir de aquí  con una negociación para su siguiente película. Yo quiero que se haga negocio, que haya un mercado y que Cali sea un lugar en el que las películas, una vez participen acá, se les abran puertas muy grandes. Eso me parece que es fundamental, como decía antes, hacer cine es difícil, comercializar cine requiere ser supremamente creativo y el festival tiene que ser una plataforma para que se den esas conversaciones y para que los negocios sucedan.

La tercera avenida es continuar con los procesos de formación y que le lleguen a más personas alrededor del país. A mí, por ejemplo, me parece que un aprendizaje de la pandemia es lo útiles que pueden llegar a ser los eventos académicos virtuales. Yo quiero que los cineastas en el Casanare, que si no tenemos el presupuesto para traerlos, o no tienen el presupuesto para venir a Cali, pues que de todas maneras se puedan conectar y hacer parte ¿Sí me entiendes? Lograr tener una repercusión nacional. Eso me parece que es fundamental para Ficcali y que tiene todo el potencial. Se necesita una estrategia de comunicación muy fuerte y se necesita una estrategia de búsqueda de recursos muy fuerte.

A veces cuando suceden crisis la gente sale buscando al culpable, y dicen: “El culpable fue él, la culpable fue ella, el culpable por un lado”. A mí me interesa más la pregunta por lo aprendido. Hay algo que no se dice mucho de Cali hoy en día, y es los cambios radicales que ha visto la ciudad en un año. Hace un año en el Paro de 2021 cuando vine a cubrir las protestas, llegué y vi que no se podía cruzar del aeropuerto, vi que se estaba quemando la Quinta, la descomposición social era muy dura en los barrios, la gente estaba muy emputad@, hay que decirlo, y hubo muchos muertos. Algunas ONGs hablan de 120, son cifras gruesas y crueles, especialmente con un festival, que además, tiene un enfoque humanitario, un enfoque humano muy fuerte como el tuyo. Pero hay algo mágico en Cali y es que no sé cómo logró salir de eso, era un momento muy crítico, y yo no me imaginé, te lo juro que no me imaginé un año después estar viendo el teatro metropolitano lleno de gente. Viendo una película sobre los afrodescendientes en Colombia, sobre las minorías, pero además con esta belleza de versión hecha por Chocquibtown de la canción Rebelión de Joe Arroyo. Bueno, es impresionante. Es algo que uno no se imagina, y yo quiero preguntarte como gestora y como persona que ha estado metida en todo este cuento por el secreto ¿Qué hicieron ustedes para lograr esto en un momento tan crítico para esta ciudad? ¿Qué pasó? Creo que nadie habla de eso.

Si. Me parece una pregunta súper difícil, y mira que yo, por ejemplo, en este momento siento que me encantaría saber, por ejemplo, cuál es la apreciación de otras personas que han hecho parte de la curaduría y el proceso de hacer el festival. A mí me parece personalmente que es una labor de mucho trabajo, es muchísimo trabajo y siento que aparte es algo que no ha parado y que sigue sucediendo. Yo creo que parte de la decisión muy consciente y de un esfuerzo muy claro de trabajar en pro de la restauración del tejido social, y que hay gente detrás de estos procesos culturales, sociales y políticos que está de verdad metiéndole mucho la ficha a eso. Pero es complejo, está en proceso y se siente ¿No? A mí me parece que se siente, yo creo que se han abierto espacios de discusión, creo que la gente ha hablado mucho, digamos, como de la represión, del nivel de violencia tan absurdo y tan insensato que se ha vivido, el simple hecho de tener estas conversaciones, de hablar abiertamente de ellas, es parte fundamental del trabajo. Esa es mi manera de verlo, yo también siento que no soy la persona más indicada para hablar de estas cosas, porque yo estuve en una parte del estallido acá, pero después estuve por fuera, y de nuevo, yo como que entro y salgo, entro y salgo. Y es por eso, por ejemplo, para mí era muy importante asegurarse de traer a un equipo de programación que vive acá, que está teniendo estas experiencias, porque yo no puedo pretender entenderlas, conocerlas para saber qué es lo que Cali necesita como ciudad en términos del cine que traemos. Pero yo sí creo que la final ha sido eso, a la fecha no es una vaina gratuita, y no es una vaina que sale como de “ah, porque es que los caleños son tan alegres”, “porque es que la salsa y no sé qué”. Es un trabajo muy consciente, muy, muy consciente.

Porque la paz siempre es más difícil hacerla que la guerra. Siempre construir va a ser más difícil que destruir. En tu discurso inaugural, el discurso fue emotivo, pero un momento especialmente que te pusiste feliz, creo que hasta saltaste, cuando contaste que el 50% de las películas estaban en el festival, dirigidos por mujeres, la presencia femenina, el tema de género, que se ha discutido mucho en el cine. Ya hablando en concreto en la comunidad de cine en Colombia, esto ha sido un tema que ha pegado mucho en los últimos años, por distintas crisis que ha habido. Pero. ¿Cómo lo sientes tú hoy? Poder ejercer ese poder, ese poder de ser una mujer joven, dirigiendo un festival, ver que tu propia ciudad te pide, es una sociedad patriarcal, una sociedad machista, pero que hay unos cambios muy concretos y que, además, eres un ejemplo al igual que lo son muchas mujeres hoy en día, eres otro ejemplo, otro ejemplo de que es posible. Pero además de que la sociedad ha cambiado mucho ¿Cómo es eso?¿ Cómo es eso como reto y como reflexión?

Pues a mí me parece que, y es una discusión que he tenido que me parece una discusión muy importante. A mí me parece que de nuevo todo a la final termina partiendo de decisiones muy conscientes. Mejor dicho, la falta de cine dirigido por mujeres en la historia del cine alrededor del mundo no es por falta de talento, es por falta de oportunidades y de recursos, lo mismo que la falta de cine de gente de color, la falta de cine de gente negra. Todo parte no por la falta de talento, ni por la falta de genialidad o creatividad para contar historias sino es por falta de oportunidades y de recursos. Entonces a mí sí me parece que uno tiene que tomar decisiones muy claras sobre eso. Ahora yo no quiero decir que mi visión al respecto es “hay que cumplir cuotas”, y entonces si no tengo la cuota de cine afro, si no tengo la cuota de cine de mujeres entonces no voy a cumplir la cuota. No se trata de eso. Pero si se trata de ser muy conscientes de que somos un espacio para abrir nuevas oportunidades y para traer nuevas miradas. Entonces, ese es para mí el trabajo constante. Yo siento que he sido una mujer supremamente afortunada, porque he tenido otras mujeres y otras personas como referentes muy fuertes. Yo vengo de una familia en la que mi mamá es una mujer súper poderosa, tengo dos hermanas, y siempre he estado súper conectada con otras mujeres y, por ejemplo, en el proceso de la curaduría de este año a la final termina siendo algo también muy natural y muy genuino. No es algo tampoco forzado el traer estas miradas, como la mirada ¿Femenina? Yo no estoy tan segura, digamos, de esa palabra. Pero sí asegurarse de que hay igual oportunidad para cineastas que tradicionalmente no han tenido representación en el cine. Entonces, sí.

De nuevo, decisiones supremamente conscientes, de nuevo nada sucede si no hay una mano, o no hay mentes, o no hay corazones que están empujando las cosas. Bueno, ya siguen las preguntas menos difíciles. ¿A qué película vuelves siempre? Fíjate que no te pregunto cuál es tu favorita. No ¿A qué película vuelves siempre?

¿Guau! Esta es una pregunta chévere, es una pregunta difícil. Estoy pensando en cuál es. Pues mira, honestamente, yo siempre de alguna manera vuelvo a la Estrategia Del Caracol. Creo que esa fue la primera película colombiana que yo vi y que me quedé así como ¡Guau! ¿No? Y hace poquito me invitaron a dar mi opinión de las 10 películas más importantes para una lista, de estas listas como de una revista de cine importante, y por supuesto, que mi posición inmediatamente fue: Si yo tengo que escoger 10 películas, voy a escoger 10 películas latinas. Y volví a historias que han sido tan fundamentales, que yo me acuerdo viéndolas así, era como: ¿Estos somos nosotros? Osea, me acuerdo mucho de la Teta Asustada, De la Estrategia Del Caracol, La Ciudad De Dios, por ejemplo. También siempre trato de volver a estos referentes del cine latinoamericano, porque me parecen muy importantes. El sentido del humor de La Estrategia Del Caracol es algo que de verdad siempre se ha quedado conmigo.

Diego Aretz:¿Hay una escena que recuerde?

Al final. Al final cuando sale el letrero “Aquí les dejamos su hijueputa casa pintada”. En realidad era muy inteligente a pesar de ser una película con unos tonos muy idiosincráticos. Una vaina muy inteligente y muy local, y muy orgullosa también de ser colombiano de alguna manera dentro de toda la complejidad que trae. Entonces, si. Mira que, de hecho yo pienso en esa película, por ahí cada tanto vuelvo a esa peli.

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Diego Aretz es un periodista y activista Colombiano, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, colaborador de El Espectador. Así mismo es jefe de comunicaciones del Consejo Nacional de Bioética y consultor de Terre Des Hommes Alemania. Director de la ONG Por la Frontiere.

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