“Y si tuvieras una amiga imaginaria?” O ¿Cómo se construye una “nueva vida” cuando se nace en la pobreza” ? A través de un acto creativo, ocho adolescentes que han vivido en las calles de Bogotá dan vida a una compañera de clase ficticia llamada Alis.
Los directores de Alis, Clare Weiskopf y Nicolas van Hemelryck, querían explorar el papel de las mujeres en el mundo. Basándose en un proceso que habían puesto en marcha en un taller que dirigían desde 2016, instalaron su cámara en un internado público para niñas en Colombia, en Bogotá. Gracias a este dispositivo creativo, cinematográfico y lúdico, Arcadia durante estos 5 años de talleres se transformó en un nuevo espacio teatral donde dos directoras ofrecen momentos de creación artística catártica. Alis cuenta la historia de la posible alquimia entre la experiencia cinematográfica y la educación especializada, pintando los retratos de estas jóvenes adolescentes cuyas vidas han sido molestadas por culpa de las desigualdades.
A este propósito hemos preguntado a los directores como están los vínculos con Arcadia y las chicas.
Durante estos talleres, ustedes deben haber establecido vínculos a largo plazo con las adolescentes, que también deben haberse reforzado con el estreno del documental ¿Qué ha sido de estas jóvenes, ya están establecidas en la vida activa? ¿Siguen en contacto con ellas?
“Nosotros tenemos relación con la mayoría de las jóvenes y tenemos una gran campaña de impacto que estamos trabajando junto a Tiempo de Juego. Hay unas de las jóvenes que están por fuera de la institución, otras están ya vinculadas, y otras están por vincularse a esta fundación (Tiempo de Juego), y también, se está trabajando dentro de la Arcadia con las jóvenes que todavía están dentro de la institución.”
“¿Cómo es la relación? […] Nuestras relaciones son cercanas, y sentimos que la película nos ha unido muchísimo, pues no fue sólo la película, sino todo el proceso, porque nosotros llevamos desde el 2016 yendo a estas instituciones, […] hay unas jóvenes que las conocemos desde hace mucho tiempo y somos cercanos.
Ellas fueron las primeras que vieron la película antes de que se estrenará en Berlín, en ese momento nosotros estábamos muy nerviosos, porque realmente su aprobación era la más importante para nosotros.”
Después la directora nos explica que las chicas vieron el documental en el BIFF -Bogota International Film Festival- nos indica que fue por primera vez con público. “Fue muy emotivo, porque ellas dijeron “gracias por vernos”, eso le decían al público, y creo que es muy significativo porque es una población totalmente invisibilizada, y para ellas es muy importante eso, el hecho de que el público las vea, que la vea a los ojos; me pareció muy simbólico.”
En efecto, a través de la cámara durante estos talleres de cine, comprendemos, gracias a las preguntas dirigidas a las ocho jóvenes en situación de ruptura familiar, que sus vidas siguen marcadas por el abandono, la prostitución forzada, la violencia que han sufrido o que ha acabado con la vida de un ser querido, y por la pobreza. La directora del documental denuncia esta violencia desarrollada por culpa de las desigualdades como nos lo confía con sus palabras “básicamente es lo que hace falta desde mi punto de vista a estas jóvenes, esa falta de oportunidades, y que a raíz de eso, el círculo de violencia se repite y se repite, porque es muy difícil salir de ahí, salir de esa pobreza si no se tiene oportunidades” Así, Alis es el espejo de una juventud colombiana que sufre de la pobreza. Esta amiga “ficticia” se convierte en un lienzo en blanco en el que los adolescentes plasman sus propias experiencias.
Podemos preguntarnos si estos talleres han cambiado a las 8 adolescentes tan parece intenso a lo largo del documental. Por eso hemos preguntado a los directores.
¿Creen que este ejercicio cinematográfico, ciertamente pero sobre todo catártico y psicoanalítico, ha cambiado a estas adolescentes a lo largo de estas entrevistas a largo plazo? ¿Sintieron que este ejercicio psicológico liberó a las chicas, o simplemente les permitió abrirse?
Los directores responden :
“Para mí es muy difícil decir que les cambió la vida a partir de la película, creo que eso no lo puedo decir yo, lo tendrían que decir ellas; pero lo que sí hemos visto en las charlas cuando ellas han hablado, es que ALIS las liberó un poco, que ese personaje las liberó de cosas que tenía guardadas.” También Clare Weiskopf subraya que si las chicas se empoderan, nos cuenta “siento que viéndose en la pantalla, ellas se sienten empoderadas.”
A nivel de la psicología la directora clarifica :
“Por el lado de la psicología, nosotros no somos psicólogos, pero tuvimos muchas asesorías psicológicas precisamente para no revictimizar a estas jóvenes. Al principio a Lisímaco Henao, un psicólogo muy conocido acá en Colombia, primero le mandamos un primer ejercicio cuando estábamos en desarrollo, para ver si estamos haciendo las cosas bien, porque precisamente es un riesgo al nosotros no ser psicólogos, pero él nos dio luz verde, y nos dijo que estaba bien implementado el personaje de ALIS.
Luego, a lo largo del proceso tuvimos asesorías, no sólo de las psicólogas del lugar, sino que todo el equipo de trabajo tuvo asesoría con psicólogas expertas en trauma. Pasamos las preguntas por estos psicólogos para saber sí estaban apropiadas y hubo luz verde. […] Ellas se encontraban en este taller todas, y hablaban de esa ALIS en comunidad, y eso fue muy bonito porque salieron muchas cosas, y ellas pudieron unirse a partir de ALIS en ese taller terapéutico.”
Premio Teddy al Mejor Documental en el Berlinale Festival de Berlín 2021, y también el “Oso de Cristal” en la sección Generation 14Plus, “Alis” es un documental con lenguaje único, tan conmovedor como difícil de comprender en principio.
En el transcurso de estas entrevistas frente a los casilleros del internado, el espectador necesita tiempo para conocer a todas estas jóvenes adolescentes, cuyos padres no pueden hacerse cargo de ellas y que sólo ven a sus familias una vez al mes. Pasan por turnos delante de la cámara.
Al principio, nos regalan sus sueños esbozados, y después, tímidamente, reflexiones y verdades que son cada vez más suyas. Todas ellas, a través de este retrato imaginario -o no tanto- en el que revelan retazos de carácter o recuerdos, revelan en realidad algo de sí mismas, con gran modestia. A medida que la ficción va tomando forma, la realidad se va mezclando. Y la emoción nace en el curso de las confidencias, ante un súbito estrangulamiento de la voz, o una rara lágrima que brota. Clare Weiskopf nos aclara la relación que las chicas tienen con esta Alis llena de esperanza : “también dicen algunas de ellas, que esa ALIS quedó en el pasado, y que ahora hay una nueva ALIS que mira hacia el futuro.”
Hablando de escucha y de palabra, que es el corazón del enfoque de su documental, nos hemos preguntado si existe una voluntad de liberar la palabra de las jóvenes colombianas sobre la violencia banalizada que viven y que, gracias a este documental, puede por fin ser expresada y escuchada por todos?
Clare Weiskopf y Nicolas van Hemelryck nos responden :
“Un poco nuestro objetivo con la película es que estos temas se pongan a la luz, que se empiece a hablar más de niñez y juventud, porque siempre es un tema muy complicado en cuanto a financiación acá en Colombia, ya que siempre hay temas más urgentes, como la paz, el narcotráfico, etc. Pero sentimos que si no ponemos los ojos en nuestros niños y jóvenes, y creo que esto sí es importante que se sienta con la película, es que estos niños y jóvenes que vienen de familias rotas, van a terminar agrandando estos problemas, porque la mayoría de las personas que hacen parte del conflicto vienen de estas familias rotas; entonces sí es urgente poner la mirada y es un tema muy urgente. Y ojalá la película sirva para hablar de estos temas y poner esa mirada urgente. Además, es una preocupación que tuvimos mientras desarrollamos la película y que mantenemos ahora que está en las salas de cine.”
Durante estas intensas entrevistas, filmadas con cámara fija, los ojos de las adolescentes a veces se apartan de la cámara, como si sus confidencias se escribieran en una compleja relación con lo íntimo, lo imaginario y lo real. Esta experiencia les ofrece la posibilidad de tener un punto de vista externo y de ver sus propias experiencias a través de una perspectiva diferente. Catarsis, psicoanálisis, las jóvenes cuentan cada vez más sobre su infancia, las violaciones, el incesto, la infelicidad latente de su infancia en Bogotá. La creación de esta amiga imaginaria las enfrenta al ciclo de violencia. A este propósito las cifras ponen en evidencia las desigualdades con las cuales se enfrentan la juventud colombiana. Por ejemplo, entre 2019 y 2020 cerca de 3,5 millones de personas en Colombia cayeron en pobreza monetaria, 22,9 % de ellas estaban entre los 0 y 17 años. De esta manera, la cantidad de niños, niñas y adolescentes que estaban en situación de pobreza monetaria alcanzó los 8,3 millones a nivel nacional según datos de la DANE (DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO NACIONAL DE ESTADÍSTICA). Así el documental subraya cómo estas jóvenes han estado inmersas durante su vida en la pobreza. Pero gracias a estos talleres se les brinda una oportunidad única de soñar con un futuro mejor.
Intermitentemente, las confidencias se ven interrumpidas por una vista de los edificios, un paseo por el parque o simplemente gestos tímidos intercambiados entre las chicas. De hecho, entre las entrevistas con ellas, el director y la directora muestran detalles de su entorno o de su vida cotidiana, creando en el proceso algunas parábolas sobre sus situaciones. Ya no se trata de entrelazar verdades, sino de mostrar momentos de la vida. Los largos travelling sobre las literas nos muestran el lugar donde las jóvenes se construyen a pesar de las heridas del pasado. Un peluche reconfortante sobre una cama da vueltas en una enorme lavadora, como una alegoría de una inocencia perdida, de una infancia maltratada. Asimismo, la cámara que filma su baile frenético durante un momento festivo que tranquiliza, se centra en sus sombras proyectadas en la pared más que en sus cuerpos, como si esta alegría reencontrada no pudiera ser completa y pura.
Hablando de lo que han vivido las jóvenes mujeres hemos preguntado a los directores sus intenciones políticas con este documental.
¿Creen que es gracias al arte y a iniciativas al imagen del documental que podremos permitir que las mujeres colombianas se expresen sobre la violencia que viven a diario y desde muy pequeñas? ¿Qué políticas se deberían utilizar para sensibilizar sobre estos temas de desigualdades?
Los directores responden :
“Nuestra gran preocupación con la película y lo que hicimos con la campaña de impacto, el por qué nos unimos a Tiempo de Juego, es esta gran preocupación por los jóvenes, no solo las mujeres, sino también los hombres que son institucionalizados, es decir, que están bajo protección, y que cuando salen otra vez al mundo, no están preparados para ese mundo que les toca enfrentar, creo que ahí hay que tener una reflexión porque no hay ningún tipo de seguimiento a estos jóvenes que salen de las instituciones y que terminan volviendo un poco a las dinámicas que ya conocían. Entonces toda nuestra campaña de impacto con Tiempo de Juegos es eso, apoyar a estos jóvenes cuando salen de la institución y no saben muy bien cómo desenvolverse en el mundo. Creo que ahí podría haber cosas interesantes para políticas públicas.”
Sin embargo, este distanciamiento que se les ofrece durante este ejercicio en el que se les pide que cierren los ojos para imaginar a su “amiga” Alis, les permite paradójicamente ver sus propias experiencias de otra manera, relativizar lo indecible y constatar que un futuro siempre es posible. Que la fuerza, la resistencia y el humor no las han abandonado, como en las tomas en las que escuchan música, hacen música y bailan a pesar de todo. Estas jóvenes brillantes y llenas de vida desafían las heridas, las cicatrices, el sufrimiento, las grietas y las trayectorias vitales interrumpidas. En este sentido la directora califica a las chicas con “mucho potencial, muy creativas, chistosas, poderosas que si la sociedad les da la oportunidad, es posible romper estos ciclos de violencia.” Las ocho adolescentes proyectan en Alis proyectos de vida y esperanzas. Por supuesto, descubrimos una faceta de la sociedad colombiana (su extrema violencia) que afecta a los niños de Bogotá, pero sobre todo, la determinación de estas jóvenes, su madurez, sus ganas de existir y de amar. Evocan un verdadero deseo de libertad, que cierra acertadamente la película.
Existe también la voluntad, a través de este documental comprometido, de denunciar la pobreza que conduce inexorablemente a la violencia, que afecta a todos los niños más desfavorecidos y especialmente a las mujeres jóvenes, como ustedes muestran en el documental. ¿Qué políticas económicas y sociales que luchen contra las desigualdades sociales y la pobreza podrían mejorar las condiciones de vida de estas jóvenes generaciones?
“Siento que debemos tener una reflexión como país, en cómo empezar a darles (los jóvenes) oportunidades, no sólo estudio y trabajo, sino también, por ejemplo, un apoyo psicosocial intenso y profundo, para que estos jóvenes puedan salir adelante. Es una gran pregunta sí es posible romper ese círculo de violencia que se repite de generación en generación.”
Al mismo tiempo, ante esta cruda sinceridad, el espectador no puede evitar preguntarse por el mundo en el que siente que vive, y sus límites. Sin duda, el espectador a lo largo del documental también está sometido al mismo ejercicio que las adolescentes. Al final, las chicas dan testimonio con una modestia y una espontaneidad estremecedoras de lo que han llegado a ser en este espacio de educación, y de lo que podrían haber llegado a ser sin el mismo. No obstante la directora nos asegura que gracias a este documental “Ellas se han sentido muy empoderadas a raíz de la película, se sienten muy orgullosas porque dicen que si la película está increíble, es porque ellas son increíbles, porque ellas la hicieron”. Y en efecto las chicas tienen razón porque en frente de estas adolescentes nos queda asombrado de la dignidad con la que estas jóvenes cuentan su historia. Sin lágrimas, o casi ninguna, sólo la brutalidad de una infancia sumida en las desigualdades.
*Tehani Cassagnade
*Diego Aretz