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Posibilitar las cumbres ambientales de niños y niñas como espacio para el talento de la niñez y la adolescencia

Posibilitar las cumbres ambientales de niños y niñas como espacio para el talento de la niñez y la adolescencia

 

Por: Alejandro Martínez  A. *

Esta mañana Carlos Fonseca pregunto, en la Cumbre del Macizo Colombiano, a una niña asistente: ¿Hay una ciudad en la naturaleza o una naturaleza en la ciudad?, la niña de alrededor de los 8 o 9 años reflexionó y respondió con firmeza: “Una ciudad en la naturaleza porque ella llegó primero”. Su respuesta causó una reacción de admiración e inspiración entre los asistentes que además habíamos acabado de recibir la mirada de un grupo de niños y niñas sobre Pitalito Verde. En ese marco de reconocimiento y asombro que provocan los niños y niñas se lanzó la propuesta de acompañar la realización de una cumbre de los niños y niñas sobre el macizo colombiano, la que que recibió una tremenda acogida por la parte de los sectores ambientales cívicos y sociales públicos y ciudadanos, que se reúnen en la cumbre como expresión de un camino de reconocimiento y protección de la “cara huilense” del Macizo Colombiano. 

Como introducción a la Cumbre y previo al lanzamiento de la propuesta de cumbre de los niños y niñas; presentamos algunas anotaciones breves desde el talento de la niñez sobre el que semanas atrás tuvimos la oportunidad de conversar y discutir profundamente en el Congreso Mundial para el Talento de la Niñez que organizaron la Fundación Elic y las Universidades Nacional y Externado; allí se tuvo la oportunidad de presentar una ponencia que denomine: Violencias socio ecológicas y talento de la niñez.

En esa momento se afirmó sin mucho adorno, que “el talento de la niñez es lo humano”, por lo tanto inmediatamente se recibieron demandas a responder entonces: ¿qué es lo humano? ante lo que se dijo lapidariamente que “lo humano es la fragilidad, lo colectivo y la comunicabilidad” y entonces que el talento fundamental de la niñez y la adolescencia es el cuidado y la inspiración del cuidado de lo humano y del entorno donde eso humano emerge y se mantiene a pesar de los procesos de deshumanización que se expresan en las violencias, la individuación y la mediatización. 

Este talento como todos los talentos requiere espacios para desarrollarse crecer y entregarse como valor a sus congéneres. Mucho de ese talento está enterrado y cubierto lo que no le permite emerger consolidarse expresarse y darse.

Estos espacios desde los niños y niñas tienen tres sentidos fundamentales. Por una parte, el encuadre del bloque de constitucionalidad en Colombia que señala la participación de los NNAs como indispensable para la consolidación de sus derechos y los de todos los ciudadanos y ciudadanas. Por otra, la construcción de escenarios para que los NNAs puedan participar en la elaboración de la mirada escrutadora sobre el momento y sobre la destrucción que estamos viviendo y que los afecta, pero que además empeña su porvenir. Y, finalmente un lugar en la construcción y diseño de alternativas a la violencia socio ecológica que la crisis de civilización provoca y que destruye y precariza la vida de los humanos y de otros vivientes. 

Esa invitación a sembrar y cuidar la germinación de la cumbre de los niños y niñas sobre el Macizo Colombiano se constituye en un susurro que desde Pitalito nos invita construir escenarios donde ellos y ellas puedan ver, analizar comprender lo que está pasando con los biomas más importantes de nuestro país y para preguntarse con ellos y ellas por posibilidades de cambio y transformación posibles que puedan redireccionar la indefectible catástrofe que conlleva la deforestación, la potrerización, la minería contaminante, el cambio climático y en general la muerte de ecosistemas en los que se ha generado esta vida que somos.

No se trata de encumbrar artificialmente a los niños y niñas sino de reconocerlos como un otro necesario, imprescindible y fundamental en la comprensión, la gestión y el mejoramiento de nuestra relación con los sistemas de la vida. Hoy necesitamos más interlocutores, más lugares mas miradas para ver el mundo y la crisis. Su voz, su mirada, su inteligencia son urgentes además de inspiradoras y enternecedoras en el sentido de la profunda ternura humana que nos permite entendernos como una sola especie, como congéneres y como habitantes de una tierra que no soporta más la expoliación y el maltrato. Esta especie que se generó alrededor de la protección colectiva de sus crías y que hoy puede volverse alrededor de lo que que vive para reaprender esa condición humana, que es la del cuidado de lo que crece sin evitar que crezca. 

La deshumanización es la destrucción fruto del descuido de la persona humana y de su entorno; las cumbres de los niños y niñas pueden ser un espacio para explorar con ellos ese cuidado que nos hizo gentes, cuidado necesario para ellos y ellas y para nosotros que ya nunca estaremos en ese lugar desde el que los niños y niñas nos ven y ven el mundo en el que están viviendo. 

Facilitar y acompañar estos espacios ofrece múltiples dificultades y desafíos para el ámbito académico, para la comunidad, para las organizaciones sociales y para los servidores públicos que quieren apoyarlos. Se requiere además de voluntad, disposición, humildad y alegría herramientas teóricas, metodológicas y didácticas, las organizaciones sociales ciudadanas y públicas en la cara huilense del macizo han desarrollado una riquísima experiencia y un cúmulo de aprendizajes y conocimientos que es importante reconocer y difundir.

Entre estas pedagogías necesarias para implementar las cumbres, una será la Pedagogía de la Ternura como aprendizaje de la condición humana. Esa ternura que fácilmente desaprendemos y olvidamos o deformamos y que requerimos para continuar la humanización. 

Esperamos e invitamos que esta cumbre de los niños y niñas del Macizo Colombiano se realice con el concurso de múltiples sectores y sea la inspiración de otras en otros lugares del país y que se pueda abrir con ellos una ventanita para permitir que el asombro y el talento de los niños y niñas pueda asomarse y ayudarnos a ver lo que está pasando con la vida que somos y nos envuelve y las posibilidades de transformación, protección y regeneración. 

Ashoka Fellow. Aprendiz de Pedagogía de la Ternura y de producción agroecológica. Director de la Maestría Transdisciplinaria en Sistemas de Vida Sostenible de la Universidad Externado de Colombia

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