Las Ciencias Sociales Hoy

Publicado el Las Ciencias Sociales Hoy

Definiendo el límite colombo-nicaragüense en el Caribe

 

Por: Christian Chacón Herrera
Politólogo y candidato a magíster en Estudios Políticos – Universidad Nacional de Colombia – Miembro del Observatorio de Política y Relaciones Internacionales Colombianas

Colombia entregó a la Corte Internacional de Justicia la dúplica de la demanda realizada por Nicaragua para adquirir derechos en su plataforma continental, extendida más allá de las 200 millas náuticas, en el último round de la indeterminación limítrofe entre ambos estados que inició en 1980 y que además es complementaria con la demanda por incumplimiento que también está en curso ante ese organismo, a la que el Estado colombiano respondió con una contrademanda. Mucho se ha debatido sobre el carácter de “cosa juzgada” respecto al tema de la plataforma continental extendida, sin embargo, allí existe una cuestión de interpretación que vale la pena poner en relieve.

En 2012, la Corte desestimó los reclamos de Nicaragua por la inexistencia de estudios que mostraran dicha extensión, como lo exige la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, sin embargo no tomó una decisión sobre el tema. Es decir, sencillamente no abordó la cuestión ante falta de pruebas, las cuales deberían ser presentadas ahora por Nicaragua para justificar su reclamo sobre aguas colombianas.

La demanda nicaragüense se encuentra en el marco del derecho internacional y de sus derechos soberanos, aunque sea vista como desproporcionada por los comentaristas sobre derecho internacional, puesto que es una pretensión temeraria por las ganancias que le implicarían en términos del control sobre el Mar Caribe y la nueva reconfiguración de límites que se produciría respecto a terceros como Jamaica, Costa Rica, Honduras.

Colombia, por su parte, volverá a la Corte a evitar una pérdida territorial como la de 2012. Julio Londoño, quien lideraba el proceso ante La Haya en ese momento, declaró que existía un efecto “mediático” sobre la nueva delimitación y que Colombia ganó lo que no tenía: una frontera definida con Nicaragua. Sin embargo, sí esto era así y sí existía una percepción de que entre ambos Estados no existía una frontera y que el meridiano 82 no representaba ese papel, ¿por qué se tuvo que esperar a llegar a instancias como la Corte sí se hubiera podido negociar con Nicaragua desde el primer momento del diferendo estos límites indefinidos? Además, sobre este fallo, también se afirma que las pérdidas de Colombia fueron mínimas en relación con las que Nicaragua tuvo, pero se pierde de vista que último país dio un paso enorme en términos de reconocimiento de sus derechos marítimos y que Colombia (encarnados en la población étnica raizal del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina) sí perdió y lo hizo en términos de derechos de pesca, de su relación con el mar, de la conexión entre todos los islotes, bancos y cayos que componen el Departamento Archipiélago, además de la fragmentación de la reserva Seaflower que por solicitud de Julio Londoño, no terminó siendo declarada patrimonio natural de la Humanidad al no ser relevante para el proceso en 2012.

Para este caso, se espera que el Estado colombiano haya echado mano de herramientas de  defensa que no sólo estén sustentadas sobre las prácticas del derecho del mar, sino que asuntos medioambientales, culturales, históricos y de personas hayan hecho parte de los criterios de defensa para que la Corte no considere los argumentos de Nicaragua, de los cuales se desconoce su solidez, entendiendo que el estudio que debe presentarse para justificar la plataforma continental extendida debe tener unos altos estándares y rigurosidad para ser considerados.

Además, y basados en la apartados de la decisión que tomó la Corte en la demanda de Bolivia a Chile, se espera que haya un pronunciamiento de la misma invitando a los Estados a sentarse a negociar un tratado de límites que ponga fin de manera definitiva al diferendo limítrofe entre los Estados. Colombia desde el Gobierno anterior empezó a dar algunos pasos en esa dirección, sin embargo, no se conoce la estrategia del Gobierno actual sobre este particular. Además, la situación de crisis y gobernabilidad en Nicaragua no facilita el diálogo bilateral, puesto que una posición más radical de Ortega sobre sus derechos marítimos le dará más réditos políticos que anunciar un diálogo bilateral con Colombia.

En medio, se encuentra la población del archipiélago que con su conocimiento del territorio, del mar, sus lazos históricos con la población de la costa nicaragüense y su deseo de defender su espacio ancestral, puede aportar muchísimo al acercamiento, al diálogo y a la consecución de un acuerdo bilateral que deje conforme a los Estados, pero, lo que es lo más importante, a sus pobladores, aquellos que conviven día a día con lo que está en juego, el Mar Caribe.

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