Durante esta semana, la principal noticia en el mundo tuvo que ver con el desastre aéreo del avión de la compañía alemana Germanwings. Con estos hechos además de los accidentes de los aviones de Malasia Airlines del año pasado, muchos empezamos a cuestionar la seguridad aérea y nuestro miedo a volar ha aumentado. Sin embargo, a pesar del panorama terrible que nos pinta los medios de comunicación, morir en un accidente aéreo es muy improbable.
La oficina de archivos de accidentes aéreos (Bureau of Aircraft Accidents Archives) ha realizado el registro de todos los accidentes aéreos en el mundo desde 1918. Para este organismo, un accidente aéreo es un evento donde la aeronave (capaz de llevar por lo menos 6 personas) sufre un daño de tal manera que no puede ser usada nuevamente. También se consideran accidentes de aviones militares si estos no se encuentran realizando labores bélicas.
Según esta oficina, el año pasado hubo 120 accidentes aéreos en el mundo, la cifra más baja de los últimos 60 años. Aunque hubo una cantidad importante de fallecidos (1328), aún no alcanza los promedios de, por ejemplo, los años 90, donde siempre se mantuvo encima de los 1500 y en los años 70, donde esta cantidad era superior a 2000.
Si tenemos en cuenta únicamente los vuelos comerciales, en 2014, la cantidad de accidentes resulta ser únicamente de 21 que saldaron la vida de 986 personas en todo el mundo. Aunque resulta un número importante, vemos que resulta muy pequeño frente a los 27 millones de vuelos que se registraron a lo largo del año y los 3.300 millones de pasajeros que movieron. Esto resulta en que la probabilidad de ser una víctima mortal de un accidente aéreo es aproximadamente de 1 en 3 millones. Esta cifra puede compararse con la probabilidad de ganarse el baloto que es de 1 en 8 millones aproximadamente. En últimas es casi tan probable ganarse el baloto que ser víctima mortal de un vuelo comercial.
Entonces, ¿por qué tenemos la impresión de que hay más accidentes?
Esta sensación de que se ha incrementado el número de accidentes viene dada sobre todo por lo dramático que resultan los accidentes aéreos. Y el año pasado hubo dos ocasiones en las que estas muertes acapararon aún más tiempo y espacio en informativos y periódicos: la desaparición del Boeing 777-200 de Malaysia Airlines, que volaba de Kuala Lumpur a Pekín, y el derribo por un misil del Boeing 777 también de Malaysia Airlines, que volaba de Ámsterdam a Kuala Lumpur.
Esta impresión viene dada por el sesgo de disponibilidad: valoramos más las posibilidades de que algo ocurra cuando es más fácil que nos vengan ejemplos a la memoria. Como explica Daniel Kahneman en Pensar rápido, pensar despacio, recordamos más fácilmente las noticias poco comunes, pero impactantes. Por ejemplo, un estudio mostró que los participantes creían tener más posibilidades de morir asesinados por un ladrón que de un cáncer de estómago, que en realidad es cinco veces más probable. Los eventos impactantes como tornados e inundaciones también se perciben como más comunes de lo que son en realidad, mientras que se subestiman causas de muerte más habituales como el asma y la diabetes.
Por otro lado, resulta escalofriante la idea de que el copiloto del avión accidentado este Martes, lo hizo estrellar de manera intencional debido a sus problemas psicológicos. Sin embargo, es necesario observar que los problemas psicológicos de los pilotos no corresponden únicamente a casos recientes sino que se han registrado desde los inicios mismos de la aviación y son recordados algunos casos. También hay que ver que el número de estos no es muy elevado y la probabilidad de encontrarnos con otro psicópata es poca.
Si crees que viajar por carretera resulta más seguro, nada más dista de la realidad. Mientras en Colombia, durante 2014 se registraron 39 víctimas mortales en accidentes aéreos principalmente de avionetas pequeñas y en 2012 y 2013 solo se registraron 4 víctimas cada año y en el 2011 ninguna, la cantidad de victimas mortales en accidentes de carretera promedia las 6.000 durante los últimos años siendo la segunda causa de homicidio en el país.
La atención mediática que reciben los accidentes aéreos cada vez es mayor y aunque ha sembrado cierto tipo de pánico en la población, ha contribuido también a la mejora de protocolos de seguridad y la consecuente disminución de víctimas fatales. El deseo de todos nosotros es que el número de accidentes sea cero y por eso cada vez contaremos con sistemas de seguridad más eficientes y un personal de tripulación mejor escogido y en últimas será el pasajero el principal beneficiado. ¡Que no cunda el pánico!