La realidad para dummies

Publicado el Nicolás Acosta

LOS VERDADEROS PROBLEMAS DE LA CUÑA DE SANTOS

A muchos les quedó, y con razón, un sinsabor después de escuchar la última cuña radial de Juan Manuel Santos. En esta se imita la voz del presidente Uribe afirmando que él confía en el candidato y que, palabras más, palabras menos, deberíamos votar por éste. Importantes figuras como Darío Arizmendi se han referido a la cuña como “de pésimo gusto” y otros tantos la han calificado de “engañosa”, mientras Santos la defiende arguyendo que a la mayoría le ha gustado y que su única intención era ponerle “picardía” y “humor” a la campaña. El problema, en mi opinión, no está en si a algunos nos gustó o no nos gustó. Tanto la cuña como la forma como Santos reaccionó a las críticas fueron una salida en falso y dejan muy mal parado al candidato de la U.

http://www.youtube.com/watch?v=-GBR5Yfmqlc&feature=player_embedded La cuña, que salió del aire hace unos días, imita la voz del Presidente Uribe diciendo que él confía en Juan Manuel.

 

Problema #1: Santos miente. ¿Usted de verdad cree que lo que Santos quería con la cuña era simplemente ponerle picantico y humor a la contienda? ¡Por favor! Estamos a dos semanas de una de las elecciones más reñidas en la historia de Colombia. Lo que no solamente Santos sino todos los candidatos quieren son votos, no gastarse gigantescas sumas de dinero en volver el debate público un show de humor. Pretender que los electores se coman cualquier cosa que se diga no solamente raya en el descaro sino que también habla muy mal de una persona que pretende dirigir el país.

Problema #2: La herramienta que se utilizó para conseguir votos fue el engaño. Que un candidato presidencial quiera ganar votos no está mal, es más: de eso se trata la política. El problema está en la forma como se quieren conseguir esos votos. Poner una cuña imitando a un presidente con el 70% de popularidad con la clara intención de que la gente no sólo relacione a Santos con una serie de políticas y personas, sino también logrando que muchos se confundan creyendo que la voz sí era la de Uribe se llama engaño y querer engañar a los ciudadanos de los que yo pretendo ser líder es, a lo menos, inquietante.

Problema #3: Las razones por las cuales esa cuña nos dice que debemos votar por Santos son pobres en argumentos. Las propagandas de los candidatos deben dejarnos una idea más o menos clara de por qué deberíamos votar por ellos. En esta oportunidad lo que Santos nos dice es lo siguiente: “Voten por mi porque, según mi campaña, si Uribe pudiera hablar diría que deben votar por mi”. Aún si eso es cierto, como muy seguramente lo es, deja mucho que desear que una de las razones por las cuales un candidato quiera el apoyo de la gente sea porque le simpatiza al presidente de turno. Colombia no necesita un presidente que le simpatice a Uribe, Colombia necesita un presidente que le quepa el país en la cabeza y que sea capaz de transmitir con su discurso cuáles son las mejores soluciones para los problemas del país.

Problema #4: El Consejo Nacional Electoral (CNE) ya había dicho en todos los tonos que la imagen del presidente no podía ser utilizada en las campañas. Y cuando se habla del concepto de “imagen” se debe entender en sentido amplio: desde la prohibición de mencionar su nombre o posición en el slogan de campaña (a Andrés Felipe Arias lo obligaron a cambiar su slogan “el del presidente”) hasta utilizar una fotografía de él. Esto responde a una lógica muy sencilla: el presidente representa la unidad o, en otras palabras, es el presidente de todos los colombianos y no sólo de aquellos que lo apoyan o de aquellos que simpatizan con un candidato en particular. En esta medida sacar una propaganda que utilice la imagen del presidente como forma de ganar adeptos no sólo desconoce lo dicho por el CNE, y por ende desconoce un límite a su poder como candidato, sino que también se olvida de la responsabilidad que tiene todo funcionario público de entender y respetar ese mensaje de unidad que debe rodear al Presidente de la República y que consagra la Constitución Política.

Las campañas, dicen muchos, son la mejor muestra de la forma como el candidato manejaría la gran empresa que es un país. Verdad o mentira lo cierto es que episodios como este deben, por lo menos, constituirse en elementos de juicio a la hora de decidir por quién votar.

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