La droga, ¿y Colombia?

Publicado el Jorge Colombo*

¿Qué es un verdadero problema de consumo de drogas?

El consumo de drogas es una actividad llena de riesgos y, en ocasiones, de perjuicios palpables. Aún así, la gente no esta enterada de las especificidades de estos. Tal vez es por tanta mentira oficial y por tanta satanización dogmática que solo se oyen unas ideas vagas sobre la amenaza que las drogas en verdad significan. Entre toda esta desinformación, no es de sorprenderse que no se divulguen mucho los métodos que ya existen para reducir casi por completo esos riesgos.

La situación ha sido siempre la misma: preocupados por un mensaje y no por la gente, muchos creen que mitigar los daños y los riesgos de una actividad significa endosarla.  Como cuando el Vaticano habla sobre el uso del condón: endosa la promiscuidad. Para el Vaticano, únicamente el amor y el celibato son armas efectivas contra la epidemia del VIH. Pero ese mensaje, aunque es bonito y hasta algo de cierto tiene, no es lo que ha mantenido los indices de contagio en Sudáfrica a raya.

Ahora bien, no en todas partes el VIH se trasmite fundamentalmente por relaciones sexuales . Las condiciones en las cuales se encuentran sumergidos los adictos a la heroína son, en algunos paises, las que le permiten al virus ganar terreno. Me explico.

Probablemente sabrá el lector que la heroína se consume, generalmente, por vía intravenosa: el usuario se inyecta la droga con una jeringa.  Así que no solamente esta el riesgo de una sobredosis, pues con la heroína, como con la mayoría de opiáceos, el umbral entre la cantidad necesaria para sentir el efecto y la cantidad suficiente para que la dosis sea fatal es estrecho; sino que también están todos los riesgos del uso de agujas, en particular cuando estas están contaminadas.

Por otro lado, si hay un tipo de drogas cuya adicción es verdaderamente esclavizante son los opiáceos: su síndrome de abstinencia, el efecto que se siente al privarse de su consumo, es un combinación de síntomas y malestares tan intensos que hasta pueden, en raras ocasiones, resultar letales. Es de la necesidad de aplacar inmediatamente este dolor con otra dósis de donde surgen las complicaciones. Como por ejemplo, buscar compulsivamente como adquirir la droga o actuar con ansiedad al momento de usarla.

Voy a describir brevemente cuatro lugares, Vancouver, Portugal, Iran y Rusia, que se han visto enfrentados a un aumento en el número de adictos a la heroína y explicaré como cada uno ha tratado el problema.

El caso de Portugal es famoso por su descriminalización del consumo de todas las drogas. Allí, a las personas que son sorprendidas consumiendo se les cita a un comité especializado que debe evaluar la situación del consumidor. Cumplir con la cita no es obligatorio, pero los consumidores con problemas asisten pues ellos mismos conocen su situación y no temen sanciones penales. ¿Los resultados? El número de adictos que buscan ayuda ha incrementado, al mismos tiempo menos adolescentes consumen y hoy hay menores indices de contagio del VIH. Todos ganan.

El caso de Vancouver es más idiosincrático. Allí se estableció una especie de Iglesia del siglo XXI: un lugar donde las leyes anti-narcóticos del Canada no aplican, una embajada de la razón, la compasión y la medicina. Se trata de Insite, un lugar donde los usuarios pueden ir a inyectarse lo que consiguen en la calle. ¿Que ofrece este lugar? Empezando por agujas esterilizadas y asistencia en caso de sobredosis, también le ofrece asistencia médica a los usuarios pobres y les entrega antiretrovirales a los portadores del VIH. ¿Los resultados? Menores indices de contagio, menos muertes por sobredosis además de gente que supera su adicción. La ciudad, al invertir en prevención, gasta menos de lo que le costaba tratar daños irreversibles. Todos ganan.

El caso de Irán es sorprendente pues es el gobierno de un estado fundamentalista el que decidió cambiar de parecer y escuchar a su comunidad médica. No es difícil imaginarse la posición del gobierno en 1979, al principio de la revolución islámica: persecución de los usuarios, trabajos forzados a los adictos, pena de muerte para los traficantes. Nada de esto sirvió, en el 2000 Irán tenía uno de los peores problemas de drogadicción y de VIH en el mundo. Ahora ofrecen gratis agujas esterilizadas en albergues y en cárceles, tratamiento de metadona, descriminalización del consumo para adictos bajo tratamiento. ¿Los resultados? reducción del crimen, los indices de contagio del VIH han bajado drásticamente, ya no hay mujeres embarazadas portadoras del virus. Todos ganan.

Rusia es la otra cara de la moneda. En casi todo el mundo los indices de contagio del VIH están bajo control, pero allá no. Allí, los programas para distribuir agujas limpias son casi inexistentes, hay escasez de antiretrovirales, los tratamientos con metadona son ilegales, los usuarios son arrestados y forzados a seguir tratamientos inefectivos. ¿Los resultados? La situación es tan crítica que en la última Conferencia Internacional sobre el SIDA, se redactó una declaración dirigida a Rusia para que reconsidere su política anti-drogas. Los del ministerio de la salud y los del gobierno ruso prefieren culpar a Afganistán y a Estados Unidos: según ellos, la causa es el incremento de la producción de heroína que se ha visto desde que se inicio la campaña contra los talibanes. Puras mentiras: Irán es vecino de Afganistan, tenía más usuarios de heroína y peores problemas  con el VIH y, aún así, logró controlar el problema.

El compromiso de la ONU y de los Estados Unidos con el problema de drogas es una farsa. ¡El nuevo director de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen es un ruso! La administración Obama dice que ve el problema de drogas como un problema de salud pública, pero los consumidores siguen siendo criminalizados. Ya en los setentas se sabía que los problemas que más aquejan a los usuarios de heroína se deben a las leyes anti-narcóticos; con la aparición del VIH esto se ha vuelto aún más evidente. Nuestros gobiernos dicen que se preocupan por el problema de las drogas, repiten al unisono «estamos comprometidos con nuestra lucha contra el narcotráfico». Pero lo único que hacen es tomar medidas que correón las democracias en América Latina, minan el imperio de la ley. Y no hacen nada por el verdadero problema.

Al que le interese el tema lo remito a los siguientes artículos:

An Enlightened Exchange in Iran y How Iran Derailed a Health Crisis por Tina Rosenberg del New York Times.

Inadequate Fight Against Drugs Hampers Russia’s Ability to Curb H.I.V. por Michael Schwirtz del New York Times.

Kidnappings, incarceration and the world’s worst heroin habit por Shaun Walker del The Independent.

An H.I.V. Strategy Invites Addicts In y An Addict Crosses a Line, and Is Pulled Back por Donald G. McNeil Jr. del New York Times.

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La evolución, país por país, de las cifras de contagiados por el VIH se pueden consultar en este vínculo. Lo invito a que compare los casos de Rusia e Indonesia con los de Irán y Portugal.

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