La droga, ¿y Colombia?

Publicado el Jorge Colombo*

The Colombian Connection

En la última semana de Enero de 1979, en su portada [1], la revista TIME alerta a la población estadounidense sobre una nueva amenaza foránea: “The Colombian Connection”. La joven y valiente nación se enfrenta a una ola más de enemigos que intentan doblegarla minando su moral. Antes de esta última encarnación del Mal, los norteamericanos ya se han enfrentado a “The Pizza Connection”, que llegó después de haber derrotado a “The French Connection”, que a su vez apareció poco después de haberse acabado la segunda guerra mundial. Ellos, los gringos, saben que su libertad no es un derecho, sino un lujo que se pueden dar gracias a su tenacidad, una tenacidad que emana de sus valores.

En el marco de esta lucha interminable contra el Mal (el Mal es siempre foráneo), diez años antes, el entonces Presidente Nixon lanzó la guerra contra las drogas. Esta visión tan heroica y romántica de la vida, esta visión que tanto gusta a las masas, vende periódicos y le asegura votos a los políticos que la predican. Pero no convence a todos, no convence justamente porque su heroísmo y su romanticismo no es sino simplismo y candidez.

No pasó mas de una semana después de este articulo de portada, para que nuestro ex-Presidente Alberto Lleras Camargo publicase en el editorial de El Tiempo [2] una valiente respuesta. Nuestro ex-Presidente se mofa de la posición de la “civilización cándida y adicta a la leche” y concluye diciendo “algo anda mal, pero no por la Colombian Connection, que sería otro caso de un país pervertido por la mafia de las drogas, y no, súbitamente, un maestro de corrupción internacional. La coca, que solía masticar una minoría indígena en nuestras montañas aisladas, se convirtió en un artículo de lujo gracias a la política del Gobierno norteamericano. Poco tuvimos que ver con ella, ni en sus orígenes, ni en sus fatales resultados. Pero ahora somos “The Colombian Connection”.” La posición del estadista colombiano es clara, la política anti-droga norteamericana es una política fallida, y ante todo una política que no nos conviene.

Lo atractivo de esta respuesta no es exactamente el hecho que nuestro ex-Presidente criticara ya en ese entonces la guerra contra las drogas. Como él mismo lo indica, muchos intelectuales, entre ellos intelectuales gringos, se sumaban a esta denuncia. Lo que vale la pena resaltar de la respuesta es su predicción “el dudoso honor de estar narcotizando, envenenando y corrompiendo a millones de norteamericanos […] se seguirá usando por los próximos diez años, o más, en las universidades, en las escuelas, en los colegios de segunda enseñanza y donde quiera que alguien quiera saber qué pasa con Colombia […]. La guerra y la droga teñirán la reputación de nuestros compatriotas en ese tiempo futuro.” Treinta años después de constante sacrificio de nuestra nación las cosas no cambian [3].

¿Pero si proteger a nuestros hijos de la amenaza de la droga es nuestro deber moral, que mas podemos hacer que combatirla? La respuesta no es simple, y por eso tal vez no genera eco en las masas. Pero sobre todo lo que hay que entender es que sí existe una alternativa que no requiere, ni un nuevo orden mundial, ni un cambio de valores morales. Los que alegan que esta guerra es necesaria aunque sea inútil [4] [5], no solamente son irresponsables sino que sufren de pereza mental. En una serie de entradas en este blog, espero poder arrojar luz sobre la crítica y la alternativa al modelo actual.

Referencias

[1]: The Colombian Connection, articulo de portada, TIME magazine, 29 de Enero de 1979.

[2]: A. Lleras Camargo, En portada de Time, El Tiempo, 28 de Enero de 1979.

[3]: S. Romero, Colombian Paramilitaries’ Successors Called a Threat, The New York Times,  3 de Febrero de 2010.

[4]: ¿Audacia o Ingenuidad?, Debate, Semana, Edición 1448, 30 de Enero de 2010.

[5]: Sangre en el río Bravo, Mundo, Semana, Edición 1455, 20 de Marzo de 2010.

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