LA CASA ENCENDIDA

Publicado el Marco Antonio Valencia

LA PROFESORA QUE DECOMISÓ UN SMARTPHONE

Twitter: @valenciacalle

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La profe A1,  soltó la bomba: -Acabo de decomisar tres celulares en décimo. Se estaban burlando de mí con mensajes de texto ¿pueden creerlo? ¿Para eso es que la Personera Estudiantil pide que se les permita usar el teléfono en las clases?

El recreo, es la hora del café entré los profesores. Un espacio perfecto para intercambiar saludos, afectos, reclamos, chismecitos, inquietudes… y de vez en cuando para conversar sobre las ideas que nos cruzan la vida. Esta semana nos permitimos un agradable conversatorio sobre “las nuevas competencias” que debemos impulsar y tener los profesores para la educación del siglo XXI.

-Al  profesor Jiménez, -intervino el profe B2-, una estudiante de once lo hizo quedar en ridículo ayer, y quedó tan traumatizado que hoy no vino a trabajar. Jiménez (que orienta filosofía, y los estudiantes le dicen el gordito Jiménez), expresó: “y como dijo Aristóteles en el siglo IV…” pero no había terminado la cita, cuando Valeria Urbano, con smartphone en mano le corrige: -Profe: Aristóteles es del siglo IV, pero antes de Cristo, y de otro lado, dicen en Wiki pedía, que él no dijo nada, que lo único que hizo fue recapitular y criticar a los pensadores anteriores a él y nada más.

-! Imaginen!, corregirle en público a Jiménez con esa sabiduría andante de 25 años. Se puso lívido, recogió sus cosas, y les dijo que “como parece que la señorita Valeria está en mejor capacidad de dar la clase que yo, es mejor que sigan con ella”.  Y según la secretaria, le dio un pre-infarto, y por eso no vino.

-Yo creo que Jiménez esta es muerto del oso. –Apuntó la profe C3, que dicta Artes Plásticas. Y todos rieron, pero a ninguno le hubiera gustado estar en su lugar.

-Lo que pasa colegas, -le dije-, es que tenemos que aprender a reírnos de nosotros mismos, y a reírnos con los muchachos. Además, ¿cómo les vamos a quitar los celulares y las tabletas a los muchachos si allí está la vida de ellos? Esos aparatos son su presente y su futuro. Un colegio que no les permita usarlos, que no intervenga para enseñarles a usarlos bien, es obsoleto. Es como si hace diez años se les hubiera quitado los diccionarios y las calculadoras.

Y allí comenzó la charla de siete profesores tomando tinto.

-Esos aparatos no los dejan estudiar. Muchos los usan para jugar, y para el matoneo virtual.

-Al contrario, con esos aparatos es que estudian. Y nuestro trabajo es enseñarles a usarlos para el bien.

– ¡Ah, tan moderno el profesor! Entonces que se sienten a leer sus tabletas y no vengan al colegio.

-No, no se trata de eso. Una cosa es la información que ellos pueden acceder en celulares y aparatos digitales, y otra cosa es la educación que nosotros como profesores les podemos ofrecer.

-Nuestro trabajo es enseñar qué hacer con la información que “San Google y Míster Wikipedía” les brindan. Allí está el valor de la educación. En el caso de Valeria, por ejemplo, ella usó bien el aparato, pero no estaba preparada humanamente para usar esa información sin ofender ni molestar al profesor.

-Cada experiencia de aula forma la mente y el corazón del ciudadano del mañana. Entonces, cada profesor tiene el privilegio de tener en su salón de clases el espíritu y la inteligencia de un niño o niña para moldear su futuro.

-Estamos los educadores de hoy en un momento crucial para la humanidad, la transición a una realidad distinta. La civilización se transformó, y se está transformando de manera constante y acelerada.  Pasamos de una economía agrícola a una economía del conocimiento, de la realidad al mundo virtual.

-Y eso  desencadenó una crisis en la educación porque muchos maestros no estábamos, ni estamos preparados para ello. Y lo que es peor, o más triste, muchos ni siquiera quieren actualizarse.

-En las escuelas nuestros muchachos pasaron de consumir información, a construir conocimiento. Los profesores pasamos de dar información, a enseñar qué hacer con esa información. Y es fácil decirlo, pero complejo asumirlo.

-No podemos seguir creyendo que dar clases es dar una charla expositiva, que el muchacho repita lo que dice el profesor para el examen de manera exacta. Tal vez, los conocimientos sigan siendo igual, pero la forma de enseñarlos y evaluarlos no. Allí están los cambios.

-La vida de ahora es la velocidad. Un tema se aprende hoy con un video de media hora, mientras que antes un profesor se gastaba dos meses tratando de enseñarlo con la fuerza de su palabra.

-Los profesores enseñamos a pescar, no regalamos pescados. Y lo que hacemos genera inclusión y la llave para salir de la pobreza. Por eso, tenemos que enseñar con las herramientas que la tecnología,  la informática y las comunicaciones nos brindan. Allí es el reto.

-La sociedad del conocimiento, nos pone en el reto de formar gente de alto desempeño para una economía global basada en el conocimiento. ¡Qué gran reto, que maravilla, y que responsabilidad tenemos como profesores!

-Entonces, ¿al quitar los celulares me convertí en profesora retrógrada? Nooo, pido respeto.

-¿Qué habilidades tenemos que formar y desarrollar en nuestros estudiantes? Mire, según he leído las tecnologías que más impacto tendrán en la educación mundial son la representación tridimensional, la realidad aumentada, la negociación semántica…  No tenemos por qué temerle a las nuevas realidades.

-Pero cuándo ha dicho el gobierno a los profesores de educación pública “vengan señores profesores los prepara o actualizo en estos temas”. Nunca. Y el salario es tan escaso, que por ejemplo a mí no me sobra para pagar cursos adicionales. Yo sé en qué anda la educación hoy, pero solo puedo dar de lo que tengo.

 

-Estoy de acuerdo: una cosa es dar información, otra es dar conocimiento. Nosotros enseñamos algo en el aula, pero apenas salen de la escuela, van y se conectan a sus propias realidades.

-¿Hay que reinventar la escuela, o hay que reinventar a los profesores?

-Tal vez no. Tal vez tan solo sea una crisis que nos remite a cualificarnos como docentes, a programar cursos adecuados a lo que vivimos y necesitan los jóvenes, con flexibilidad de currículos.

– Las nuevas tecnologías nos remiten a un ejercicio docente con incertidumbre y complejidad; algo con lo que ya viven nuestros estudiantes frente a sus aparatos conectados a internet.

-Éramos estáticos, pero lo que está pasando en la escuela con los jóvenes nos hizo despertar, capacitarnos, investigar, ponernos acorde con la educación de nuestro tiempo. Yo por ejemplo, ya tengo mi blog, y subo mis clases allí para que los alumnos, pero también los padres, miren lo que hacemos.

-Mucho de lo que estamos haciendo está bien, ¿pero no estamos haciendo lo que se hace a nivel internacional, estamos acorde con la globalización del mundo?

-Pregúntale a San Google. Ese lo sabe todo. Y reímos.

-Y tu ¿qué vas a hacer con los celulares decomisados?

-Pregúntale a Wikipedia, a tienen la respuesta de todo.

Suena el timbre.  Y de nuevo a las aulas. A seguir moldeando el futuro de la nación.

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