Dejando a un lado mis tres pasarelas preferidas en Colombiamoda mencionadas en mi post anterior –la tripleta perfecta-, comenzamos la segunda parte de lo mejor de la feria de moda de Colombia con Isabel Henao y Adriana Santacruz. La primera, tomó como punto de partida el trabajo del escultor Uruguayo Pablo Atchugarri y recreando la materia prima y elementos como piedra, agua, polvo y asfalto, presentó las delicadas y empoderadas prendas que conforman “Pietra”, su nueva colección. La segunda por su parte, enfocada en resaltar el arduo trabajo artesanal y estándares de calidad de los pueblos indígenas nos presentó su colección «Relámpago».
A pesar de la suavidad que profesa cada una de las siluetas de las prendas, la antioqueña Isabel Henao incurrió a la fuerza por medio del estampado digital de elementos rocosos, granito y mármol. Estatuas y columnas fueron factores de identificación en cada diseño. Vestidos, pantalones y faldas, en tonos bronce,azules y grises , que se adornaron con texturas y detalles; una propuesta etérea que mezcló lentejuelas, escamas, transparencias, y una innegable referencia oriental. Mi preferido: un traje Con Adriana Santacruz fue ambiguo. Amé la manera en que esta diseñadora exploró el tema artesanal: la textura, el tratado y teñimiento de las telas y los delicados hilados;no soy muy amante del poncho ni de la globalización de los trajes típicos colombianos, sin embargo el contraste que creó entre los colores del cosmos y las prendas en filigrana negro lograron opacar un poco ese particular sentimiento que brota en mí con respecto a ese tipo de prendas.
La innovación llegó con Camilo Álvarez. “Botanicracia”, fue la propuesta urbana del diseñador bogotano, quien presentó al denim como su principal aliado. En la pasarela vimos variedad de prendas asimétricas, cut outs, piezas y accesorios en 3D, un desfile que nos enseñó que lo comercial no tiene por qué ser aburrido. No amé cada puntada del desfile, sin embargo, propició un avance notable en las prendas de las heroínas del día a día.
El tema de Beachwear y Underwear en las pasarelas dejó mucho que desear. A excepción de Wishper & Loud , las propuestas de estos dos universos fueron monótonas. Prendas arriesgadas y refrescantes fue lo que nos propusieron Juanita Arcila y Lina Echeverri, las diseñadoras de la firma, en la cual mezclaron a la perfección el erotismo y romanticismo que envuelve la esencia de la mujer. Encajes, chifón y seda, se tiñeron con tonos perla, rosados, negro, blanco y gris de los looks que presentaron las paisas.
Otro de los universos que se hicieron campo en la semana de la moda del país fue el diseño para el mercado masivo. Soy consciente que en Colombia la mayoría de la población no puede vestir ropa de lujo, que la ropa es vista como una necesidad más no apreciada como un arte, y que no todos tenemos los mismos cánones, ni referentes de estilo. Como lo dije al comienzo de este recuento de Colombiamoda, las vitrinas y las presentadoras de televisión se convierten en el fashion icon de la mayoría de la población femenina del país. Ahí es donde entra a jugar el papel del diseño democrático.
Siendo consecuentes con lo anterior podemos afirmar que la moda colombiana no es un fenómeno de élites, sino de masas. Los diseñadores de ropa para las grandes cadenas tienen la obligación de educar a la población por medio de sus prendas , algo que por lo general queda en una buena teoría, pero poca práctica. Algunos cimientos de esta ardua labor que tienen las marcas de fast fashion llegó con Arkitect y Pink Filosofy. Más allá de la presencia de una top model internacional, Alessandra Ambrossio, Adriana Arboleda y Johana Ortiz, directoras creativas de la marca, se propusieron mezclar las tendencias globales con las necesidades de la mayoría de las mujeres del país. A pesar que algunas piezas no estaban incluidas en la colección –las faldas de tul- y del hecho de que la mayoría de las prendas fueron fabricadas en franela, hubo looks que me gustaron. La combinación black & white se proclamó protagonista en la pasarela, junto al romanticismo del rosa blush y el ocre que tiñeron vestidos, pantalones, faldas y enterizos.
Apegándonos a la demanda del mercado actual, y al hecho de que la reinterpretación es la nueva etapa del diseño mundial, Colombia está sumándole una mirada especial. No digo que somos eminencia en el tema, ni pilares de estilo para la industria, pero no considero factible mencionar el país y resaltar solo el trabajo de dos o tres diseñadores, cuando con el cierre de la feria vimos un avance en el tema. El país esta intentando evolucionar. No es que tengamos modistos cargados de ideas revolucionarias como Hussein Chalayan en sus inicios, o eminencias en bordados como Elie Saab , ni que el desconstructivimo de Martin Margiela va a denotar los próximos vestidos en los eventos de alfombra roja en el país, pero si es cierto que las perspectivas están comenzando a cargarse de sensibilidad hacia la moda y que las miradas de distintos ángulos se están moviendo en pro de uno solo: avanzar con la industria en el país.