Gramófono cultural

Publicado el Fabián Paez Lopez

Letras y música. Historias con Banda Sonora

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Hace pocos días, en el marco del festival Medellín Vive la Música, se realizó el Seminario de Periodismo Musical. El tema central de este encuentro fue la cuestión de cómo es escribir sobre música, lo que, según Frank Zappa, “es como bailar sobre arquitectura”. Pero no es un problema tan divertido como suena. Llevar la música a palabras escritas y lograr transmitir una experiencia musical es una tarea que requiere reinventar un tipo de lenguaje para traducirlo a otro. Dicen en la Revista Arcadia que la síntesis de este evento se expresó en una de las primeras frases que lanzaron: ¿cómo diablos contarle a otro qué es la sensibilidad musical?

¿Por qué habrán invocado al diablo para referirse a una actividad que parece tan divertida y satisfactoria? Pues parece que a veces las palabras se quedan cortas para contar lo que sentimos con la música, pero para ponerle melodía a un texto no siempre hace falta hablar de música directamente. Si pensamos en la relación entre la música y la escritura u otras formas de expresión, siempre aparece una complicidad casi que inevitable. Así, una película sin banda sonora no se ve igual. Y lo mismo pasa con las novelas. Por lo menos a mi me pasa, cada vez que en medio de una historia cualquiera, aparece una mención musical es como si estuviera frente a una hierofanía, una aparición sagrada.

Por ejemplo. El dealer que recorre el mundo vendiendo y consumiendo química para borrar la memoria de la novela de Ray Loriga, Tokio Ya No Nos Quiere, dice esto de la música de los Dj´s de Londres:

“…ritmos mecánicos condenadamente lentos, condenadamente buenos. Le llaman música muerta porque engancha dulcemente con los derivados de la morfina”.

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Me gustaría hacer un compendio más largo de estas menciones, pero por ahora incluyo acá unos fragmentos del prologo que escribí (y, por supuesto, las canciones de las que hablo) para el libro La Espiral una historia que relata las vivencias y anécdotas de un joven que se va desvaneciendo, con la cabeza trastornada en una ciudad aún más trastornada y absurda. Un relato que, entre letra y letra, tiene como banda sonora a la misma mujer que inspiró la película La vie en rose, “La Môme Piaf”, Edith Piaf. Por cierto, si quieren comprar el libro, lo pueden encargar haciendo clic aquí.

Este prologo empecé a escribirlo por el final. Así, de cualquier forma, tenía que encontrar un camino, incluso a través de lugares comunes, para llegar a lo importante: mi amigo y su primera publicación. Una historia cargada con tintes de novela negra contemporánea y una pizca de prosa poética. Con seres desamparados que asumen, entre versos, la monotonía y complejidad íntima de la existencia. Ahora, ¿qué camino lo conduce a uno a los amigos o a un libro? En realidad, cualquiera. Pero mi camino favorito para ir a cualquier lado es la música…
…Los cuentos de Scott Fitzgerald, aunque no sean ensayos sobre musicología o sobre los orígenes del jazz, son los Cuentos de la Era del Jazz. Seguramente, mientras Fitzgerald escribía El Lomo del Camello en la ciudad de Nueva Orleáns, en algún lugar cercano sonaba una trompeta o un piano, tergiversando los sonidos del rag time y exorcizando las penas de la comunidad negra de la época. Ese sonido, el sonido de Nueva Orleáns, con toda seguridad, traería el cuento a la memoria de Fitzgerald.

La era del jazz inspiró también a mi director de cine favorito: Woody Allen. No podría escuchar la interpretación de Sing, sing, sing, la canción insignia de la era del swing, de Benny Goodman y su orquesta, sin recordar una de las escenas más grandiosas de la historia del cine. En la película Decostructing Harry, cuando el personaje de Woody Allen baja en un ascensor y se abren las puertas del infierno aparece esta canción. Es la banda sonora del infierno, un infierno con tequila y aire acondicionado. Un infierno muy cómodo…

…Hay sonidos con los que identificamos, de manera particular, algún momento de nuestras vidas. Mi última buena historia empezó con el video de una de esas canciones que se confabulan con el destino para hacer que, así sea solo por un momento, todo salga bien. La presentación en vivo de Double O Soul, de Ray Charles y Billy Preston….

…Aquí, en la historia que leerán a continuación, la música acompaña una voz narrativa que enmarca muchas de las situaciones ocurridas en un infierno perturbador, que más allá de la ficción, nos abre las puertas de un mundo interiorizado que intenta revelarse…

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