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Educación con ánimo de lucro, ¿ángel o demonio?

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El concepto de educación sin ánimo de lucro ha dado lugar a interminables discusiones, tal vez pocos temas agitan tanto los ánimos y despiertan tantas pasiones como si la educación debería generar retornos a inversionistas privados. En un extremo hay naciones como los Estados Unidos que cuentan con instituciones con y sin ánimo de lucro, y que abiertamente permiten que las universidades sean propiedad de privados, incluso se transen libremente en su bolsa de valores, y en el otro extremo países como Colombia y Argentina que, al menos en teoría, no permiten la que la actividad de educación superior sea generadora de rentas a inversionistas, son activos, se dice, que pertenecen a la sociedad, y cuyos excedentes deberían ser reinvertidos en su desarrollo, y jamás distribuidos como dividendos hacia particulares.

Si bien el debate puede abordar una cantidad de dimensiones como la calidad, cobertura, los costos, eficiencia (que abordaremos en entradas futuras); y ofreciendo disculpas adelanatadas a quienes noblemente asumen la labor de la docencia; nos vamos a centrar inicialmente en la realidad financiera de una institución de educación superior típica con un posicionamiento medio y algunos años de tradición. Desde el punto de vista financiero esa realidad es simple: una universidad tiene los ciclos de efectivo que soñaría cualquier director financiero en otra actividad económica, los estudiantes en su mayoría pagan los servicios por anticipado (hasta 6 meses), los márgenes son bastante amplios (en ocasiones 25% de margen de Ebitda(1) en educación presencial y más de 40% en virtual una vez diluidos los gastos fijos), esto lleva a que la mayoría de universidades, acumulen cantidades excesivas de efectivo en caja o inversiones de portafolio, en Colombia por ejemplo no es extraño encontrar universidades con más de 2 años de Ebitda atrapados en la caja, la actividad por sus fundamentales genera una cantidad de excedentes de efectivo que no alcanzan a ser reinvertidos en proyectos académicos, y permanecen en títulos de depósito a término en bancos, o en fondos de comisionistas y otros intermediarios financieros,  asimismo se corre el riesgo de generar en quienes controlan la institución el deseo de buscar mecanismos poco eficientes, y que bordean los limites de lo que resulta legal para extraer esos excedentes a la institución.

En el caso Colombiano los movimientos estudiantiles han sido supremamente activos en proteger el carácter no lucrativo de las universidades, en parte para proteger lo que entienden como educación de calidad (tema que trataremos más adelante), pero también llevados por un discurso populista que la verdad no crea mucho valor social.

¿A quién le sirve que una institución tenga 3 años de utilidad invertidos en Certificados de Deposito a Termino o fondos de inversión?, tal vez a los bancos y algunos afortunados comisionistas de bolsa que los operan ganando astronómicas comisiones de intermediación, ¿no veo mucho de socialista en eso?

Con los millones de dólares de caja que están atrapados en la actividad educativa, se podrían ejecutar cientos de proyectos productivos empleando miles de personas, eso si sería incluyente y de tinte social, dispararía cambios en calidad de vida, y con seguridad ofrecería más oportunidades a los mismos estudiantes que con información a medias critican de plano el ánimo de lucro en a educación.

Por que no permitir que los excedentes generados por las universidades sean utilizados en alternativas que generen valor a la sociedad, por ejemplo financiado proyectos productivos o emprendimientos de los mismos estudiantes o de terceros?, se podrìa dar a quienes aportaron los fondos para crear la instituciòn una vía de extracción de recursos condicionados a su inversión en este tipo de proyectos. Se podría generar una coincidencia virtuosa de intereses, despertando en fundadores de universidades un apetito bien sea por generar iniciativas, o por encontrar proyectos de emprendimiento entre sus estudiantes con potencial de monetización futura, en términos simples, buscarán invertir sus excedentes en proyectos que posteriormente resulten atractivos para inversionistas secundarios logrando su monetización.

Sería viable el lucro?

Uno de los riesgos de mayor dimensión asociado al modelo de educación con animo de lucro, dada la experiencia de los países que la permiten como los Estados Unidos, es cuando a la ecuación se añade el crédito estudiantil y los subsidios públicos, se corre el enorme peligro que la universidad se enfoque en reclutar cientos de alumnos que apliquen a subsidios y créditos, sin tener en cuenta su capacidad de repago, en Estados Unidos han salido a flote practicas como el incentivo a estudiantes a mentir en sus aplicaciones de crédito para terminar matriculados en programas con bajísima empleabilidad, que al final los dejan desempleados y sentados en una montaña de deuda al momento de titularse, económicamente la Universidad recibe los desembolsos de instituciones financieras o el gobierno, asumiendo estos últimos el riesgo de repago de la deuda.

Estas prácticas han despertado la ira de congresistas y otros oficiales públicos quienes ven como la deuda estudiantil creció por encima que las tarjetas de crédito, automóviles y comienza a perfilarse como la siguiente gran burbuja para la economía de EEUU, muy al estilo de la crisis de lo títulos inmobiliarios del 2008.

Estas lecciones, al igual de la de la crisis inmobiliaria, no deben generar pánico, sino aprendizaje, al igual que muchos países latinoamericanos, como Colombia, que tuvieron sus propias crisis inmobiliarias en los 90, tomaron las medidas necesarias para robustecer su sistema financiero y hacer entrar en cintura a sus banqueros, se puede aprender lecciones del caso Estadounidense, condicionar la entrega de créditos (de hecho cualquier operación crediticia la precede un análisis de riesgo), y controlar las prácticas por parte de las universidades de asesoría en la aplicaciones para financiación.

El objetivo de este artículo es simplemente resaltar una realidad, la actividad educativa acumula una cantidad enorme de recursos dado su impresionante ciclo de liquidez, por que no nos tomamos el tiempo de buscar una forma que esos fondos puedan ser inyectados a la economía productiva, convertirse en riqueza sostenible, y una fuente de inversión demandante de mano de obra?

(1) EBITDA: es una medida depurada de la utilidad de un negocio, Utilidad Operacional + depreciaciones + amortizaciones; por sus siglas en inglés Earning Before Income Taxes Depreciation and Amortization.

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