Ese extraño oficio llamado Diplomacia

Publicado el Asociación Diplomática y Consular de Colombia

EL PACÍFICO, UN OCCIDENTE PARA MIRAR*

En agosto pasado, un grupo de diplomáticos colombianos estuvo en el Valle del Cauca en un seminario de capacitación y atendieron con interés conferencias por parte de funcionarios gubernamentales y representantes del sector académico sobre la visión de Colombia frente al Pacífico, las ventajas económicas y el rédito político que el acercamiento a las potencias del Sudeste Asiático puede brindarnos. Al día siguiente, en Buenaventura, muchos de quienes participamos entendimos que la teoría anterior no nos había dado la foto completa y aterrizamos en la insoslayable realidad de apreciar por nuestros propios ojos el descuido, el abandono y la desidia con que se mantiene y utiliza al puerto más importante de Colombia sobre el Pacífico, ese de las supuestas grandes ventajas económicas.

Buenaventura representa nuestro débil cordón umbilical con países del sudeste asiático que han entendido que el Pacífico es un inmenso corredor marítimo que les brinda la facilidad de entrar a Suramérica sus productos comerciales, potenciar sus capacidades de cooperación y buscar en ella socios para elevar su relacionamiento político. Los dos lados del Pacífico no siempre han estado distantes y no tendrían porque estarlo. Existen mecanismos de integración geográfica y de concertación política que le permiten a nuestro país interactuar en escenarios de cooperación que han probado ser relevantes a la hora de evaluar nuestro lugar en esta relación con países del Sudeste Asiático.

Actualmente Colombia pertenece, como socio de pleno derecho, al Foro de Cooperación América Latina-Asia del Este (FOCALAE) y al Consejo de Cooperación Económica del Pacífico (PECC). El primero se constituye en el único foro de concertación política que abarca a países del Sudeste Asiático y de América Latina, sin que algunos de ellos necesariamente tengan costas sobre el Pacífico. El segundo está plenamente consolidado como un organismo no gubernamental de carácter tripartito (gobierno, academia, sector privado) dedicado a promover la cooperación económica en la Cuenca del Pacífico.

Pacífico colombiano. Fotografía: M. Manjarrez

La presencia de Colombia en ambos foros ha sido discreta, aunque participativa. En FOCALAE, creado en 1999 por iniciativa de Chile y de Singapur, Colombia ha participado con dos proyectos nacionales de cooperación con alcance birregional, uno de ellos -ELE-Focalae- desde 2012 ha propiciado la enseñanza del idioma español a funcionarios estatales de los países del Sudeste Asiático como un compromiso de nuestro país en el fortalecimiento de la integración y el turismo hispano parlante en dichos países. Con un presupuesto enteramente del Estado colombiano de USD 1,7 millones, entre 2012 y 2018 ELE-Focalae capacitó 342 participantes de Indonesia, China, Vietnam, Filipinas, Tailandia, Myanmar, Camboya, Malasia, Singapur, Mongolia, Laos, Corea, Japón, Australia y Nueva Zelanda y dio visibilidad a nuestro país en la zona. FOCALAE cumple este año 20 años de existencia y en su reciente Reunión de Ministros de Santo Domingo buscó afanosamente su reingeniería para hacer de sí un foro que enriqueciera el diálogo birregional, que potenciara la cooperación en diferentes campos y ampliara la percepción común sobre la problemáticas económicas y políticas que afronta la vecindad del gran océano.

En cuanto a PECC -creado en 1980 y génesis del poderoso foro APEC del cual a su vez es una de sus tres organizaciones observadoras- Colombia participa de sus trabajos y proyectos a través del Comité Nacional de Cooperación en el Pacífico, COLPECC, creado en 1987. Su finalidad es orientar la capacidad nacional hacia el conocimiento de los recursos de los países de la Cuenca del Pacífico en el plano académico, económico, empresarial, técnico, científico y gubernamental para promover el intercambio e integrarlo al desarrollo armónico del país. Actualmente, PECC trabaja de la mano con APEC participando en sendos Task Force investigativos sobre la proyección de la realidad sobre el Pacífico más allá del 2020, proyectos en los cuales están involucrados dos catedráticos investigadores colombianos.

Hace falta una tercera palanca que consolide la vinculación de nuestro país con el horizonte político y de intercambio económico que representa el grupo de países del sudeste asiático, y esa debe ser APEC. Colombia ha buscado en reiteradas ocasiones, pero sin mucho esfuerzo aparente y hasta con desidia, ser miembro de APEC desde 1995. APEC congrega a 21 de las economías más fuertes del mundo, entre ellas Estados Unidos, China, Japón, Rusia, Canadá, Singapur, Corea, entre otros; por Latinoamérica están México, Perú y Chile. APEC se basa en tres pilares fundamentales: la liberalización del comercio y la Inversión, la facilitación del comercio y la cooperación económica y técnica. APEC ha crecido hasta convertirse en un motor dinámico del crecimiento económico al representar actualmente el 38% de la población mundial y un 60% del producto interno bruto mundial así como un 47% del comercio. Sus economías abarcan una población de 2.885 millones de potenciales consumidores, con un PIB nominal de USD 47 billones, una baja tasa de inflación de 2,3%, una perspectiva de crecimiento del PIB de 3,6% según el FMI y un PIB per cápita de USD 25.318,6, en cifras de 2018.

Una sociedad de Colombia con APEC se antoja necesaria como complemento de su participación en la Alianza Pacífico, de la cual ya sus otros tres miembros: México, Perú y Chile, hacen parte de ese Foro. Igualmente, fortalecería el interesante esquema de cooperación que tiene la Alianza Pacífico con otro grupo de países asiáticos como lo es la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, ASEAN. Sin embargo, factores como la moratoria para el ingreso de nuevos socios, el hecho que no se privilegien países fuera de la zona de Asia Pacífico y la consideración misma de algunos de las economías APEC de no querer expandir su membresía, sumado a una tradición gubernamental colombiana de mirar más hacia el norte que hacia el occidente, ha hecho que un posible ingreso a APEC se considere todavía lejano e improbable.

Mientras tanto, en el panorama local, seguimos observando el olvido en que sucesivos gobiernos han sumido al Pacífico. Existe un nudo gordiano que la dirigencia colombiana no ha sabido desatar y que debe centrarse en una inversión constante y decidida en el mejoramiento de las vías de comunicación hacia Buenaventura, el rescate y proyección de Tumaco y Guapi como polos exportadores hacia el gran océano, el reflote del otrora útil Ferrocarril del Pacífico, el mejoramiento de la infraestructura y operatividad de una base militar como la de Bahía Málaga que resulta insuficiente para el control del narcotráfico en los atractivos corredores para la mercancía ilegal entre las cordilleras y el mar, o la construcción de rutas decentes hacia los puertos sobre el Pacífico. Todo esto sumado se antoja un trabajo duro y un reto grande, pero es lo que sucede cuando un país como Colombia por años ha mirado apenas de reojo al Pacífico sin entender el potencial de desarrollo que este representa.

Puerto de Buenaventura Foto: M. Manjarrez

Dándole una ojeada al Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 se pueden ver contadas acciones del gobierno central como la herramienta “Todos Somos PAZcífico” que busca promover el desarrollo sostenible para el Chocó, o el traspaso gratuito de las zonas francas en frontera por parte del MINCIT a los entes territoriales, o la creación de una empresa industrial y comercial del estado, de tipo naviera, para facilitar la interconexión fluvial hacia el océano Pacífico. Pero indudablemente hace falta mucha gestión para cumplir con al menos uno de los pactos transversales que trae aparejado el Plan: “el Pacto por el transporte y la logística para la competitividad y la integración regional”.

Se notan, sí, programas juiciosos pero insuficientes como los desarrollados por las gobernaciones de los cuatro departamentos costeros, o los trabajos a que se aboca la Región Administrativa y de Planificación del Pacífico (RAP Pacífico) que trabaja en consonancia con lo que desarrollan in situ entidades de la sociedad civil como la entidad Propacífico, o las Cámaras de Comercio de Cali, el Cauca, Pasto o el Chocó. Estas instituciones entienden que desarrollar el Pacífico es abrirle la puerta al Siglo XXI a nuevos socios transoceánicos altamente recomendables. Las Rutas 4g, la amplitud de las vías terciarias, los corredores viales del mar hacia la zona cafetera o hacia la frontera con Ecuador, la conexión Pacífico-Orinoquía, el fortalecimiento de la vía Pereira-Nuquí la adecuación de muelles, la ampliación de los servicios del primer aeropuerto de la región en Cali, la lucha contra los esquemas de corrupción que no dejan progresar a un puerto como Buenaventura que flota sobre ricas e inalcanzables regalías, la modernización de la flota de cabotaje y terminales o programa de pago por servicios ambientales, y el desarrollo de otros servicios ecosistémicos que provee la rica región pacífica son ejemplos de acciones concretas que harán que el Océano Pacífico nos sea de real utilidad para proyectar el crecimiento económico y el intercambio comercial de Colombia en el Siglo XXI, algo más útil que seguir observando con nostalgia sus 83.170 km2, que son el 7% del territorio nacional colombiano. Colombia ha establecido relaciones diplomáticas con los tres grandes gigantes asiáticos -China, Japón y Corea- desde 1980, 1908 y 1962, respectivamente, pero estamos aún lejos de consolidar una relación de vieja data como por ejemplo la de nuestro vecino Perú, que ya desde agosto de 1873 había firmado un tratado de amistad y cooperación con Japón, o México que tres años antes de que terminara el siglo XIX ya había establecido relaciones diplomáticas con la hoy República Popular China.

No es el ingreso a APEC el único e irremplazable reto del Estado colombiano como tampoco lo fue en su momento el ingreso a la OCDE, pero su membresía puede llegar a ser muy beneficiosa pues daría a Colombia un orden comercial y un salto de tecnología que bien merece tener.

*Ignacio Ruíz Perea: Embajador de Carrera Diplomática, actualmente trabaja en la Dirección de Asia, África y Oceanía en la oficina de foros del sudeste asiático de la cancillería. Abogado de la Universidad del Cauca. Ha prestado servicios en el Consulado de Colombia en Puerto Rico y en las Embajadas de Colombia en Argentina, Israel y Paraguay.

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