El texto que publicamos hoy en nuestro blog, es una traducción libre de Dixon Acosta Medellín, diplomático colombiano de Carrera que actualmente sirve como Cónsul de Colombia en Chicago, de un artículo de Abhay K., diplomático y escritor de la India, recientemente nombrado como embajador de su país ante el Gobierno de Madagascar. El artículo original se puede consultar en: https://www.dailyo.in/voices/ifs-indian-foreign-service-diplomats-diplomacy-united-nations/story/1/20024.html
Ellos han mantenido nuestro mundo en marcha a pesar de varias ocasiones en la historia cuando parecía que todo iba a terminar.
Por Abhay K (@theabhayk)
Recientemente, oficiales del Servicio Exterior de la India (IFS, por sus siglas en inglés), celebraron el 9 de octubre como el Día del Servicio Exterior del país, para marcar la creación de esta institución civil durante esta fecha en 1946. De manera similar, diplomáticos rusos celebraron el 10 de febrero para honrar ese servicio. Definido en 2001 por una orden presidencial, la fecha fue escogida recordando la primera oficina exterior de Rusia –Posolsky Prikaz- establecida el 10 de febrero de 1549. Se destaca el rol desempeñado por los diplomáticos para representar los intereses de su país y difundir la diplomacia como una noble profesión.
A través del mundo, los diplomáticos son estereotipados como “comedores de loto”[2] quienes viven una glamorosa vida de alta sociedad en las capitales del mundo, lejos de las realidades de los problemas cotidianos. Algo, de hecho, distante de la verdad. Muchos diplomáticos enfrentan conflictos desconocidos para sus compatriotas. La mayoría de ellos han sido incapaces de estar con sus familias durante la muerte de al menos uno de sus padres. Como funcionario del IFS, escuché la noticia de la muerte de mi padre al teléfono mientras servía en Moscú.
Cónyuges de muchos diplomáticos han renunciado a sus carreras profesionales por seguir a sus compañeros diplomáticos, quienes viajan a través del mundo. Hijos de diplomáticos frecuentemente se sienten desorientados como resultado de los frecuentes movimientos intercontinentales de sus padres. En muchos casos, ellos han tenido que ir a escuelas locales ya que sus países no proporcionan suficiente dinero para su educación en las escuelas internacionales de renombre.
Los diplomáticos tienen que conocer varios idiomas extranjeros para adaptarse a los países que los acreditan. Deben asistir a las recepciones de fechas nacionales casi todos los días y socializar con los anfitriones. Se cobra un peaje en su salud. A distancia se ve fascinante para quienes no tienen que hacerlo todos los días. Para un diplomático, comer y beber como una cuestión de cortesía y decoro son tareas tediosas, por las cuales a menudo se encuentran con las mismas personas una y otra vez, con muy poco de lo que hablar, excepto el clima o cuando alguien llega o abandona la reunión.
Los viajes de largas distancias, frecuentemente, también tiene efectos en la salud del diplomático. Hubo un tiempo cuando había una gran distancia –en términos de tiempo y espacio- entre los jefes en la Oficina de Exteriores y los diplomáticos sirviendo en el exterior, ahora ellos están separados solo a la distancia de un mensaje de WhatsApp. Esto ha quitado la libertad a los diplomáticos que alguna vez disfrutaron y que los hizo, más o menos, ser extensiones de la sede central.
Los diplomáticos, de donde sea que ellos vengan, tienen similares experiencias a través de décadas de estar sirviendo a sus países. A menudo se encuentran en diferentes ciudades capitales, bien sea sirviendo juntos o en cortas visitas. Algunos de ellos se convierten en amigos de toda la vida, otros incluso se casan con colegas diplomáticos y continúan sirviendo a sus respectivos gobiernos.
Los diplomáticos juegan un papel clave en el mantenimiento de un orden mundial pacífico mediante medios de comunicación efectivos entre los Estados, iniciando memorandos de entendimiento, acuerdos y tratados, implementándolos y asesorando a sus jefes políticos en materias críticas de política exterior.
Ellos están en el corazón del esfuerzo de mantener el mundo unido. De hecho, la guerra surge cuando la diplomacia falla, trayendo muerte y destrucción a sociedades y civilizaciones. Un país que tiene diplomáticos habilidosos no tiene que ir a la guerra.
Es por estas razones que la profesión debe ser sinceramente valorada y el día internacional del diplomático debería ser celebrado en todo el mundo. Podría ser la fecha en la que se fundaron las Naciones Unidas, trayendo a nuestro mundo la esperanza de un nuevo mañana.
Por supuesto, las Naciones Unidas necesitan reformas –adaptarse a las cambiantes realidades globales- pero el día que muchos países se unieron para fundar esta institución fue verdaderamente una gran ocasión. Fue el día en que la diplomacia ganó sobre la guerra como el primer instrumento para resolver conflictos.
Dediquemos ese día a nuestros excelentes diplomáticos quienes han mantenido nuestro mundo a pesar de las ocasiones en la historia cuando parecía que todo iba a terminar. Que el 24 de octubre -el día en que fue creada la ONU- sea el día internacional de los diplomáticos. Vamos a celebrarlo a partir de este año.
[2] Los comedores de loto, los lotófagos, según Homero en La Odisea, eran miembros de un pueblo acostumbrado a los placeres de la vida como los banquetes y que además perdían la memoria