Ese extraño oficio llamado Diplomacia

Publicado el Asociación Diplomática y Consular de Colombia

LA DIPLOMACIA DEL CINE*

El cine se convirtió en el siglo XX no solo en el séptimo arte, sino en el principal vehículo de transmisión cultural en el mundo. No resulta extraño que las primeras manifestaciones cinematográficas, fueran sobre el tema de los viajes. Para quienes no podían pagar cruceros, hoteles y demás gastos accesorios que implica conocer otros sitios, el cine se convirtió en el mejor vehículo para asomarse, por la ventana proyectada en el telón, a diversos sitios, algunos lejanos y exóticos, y a culturas y gentes diferentes. El cine, por esencia, tiene un sentido diplomático al estrechar los vínculos entre naciones e individuos, también para influenciar e imponer valores e ideas. De esa relación tratará el presente artículo.

El cine es muchas cosas, un compendio de artes y literatura, una industria, una actividad de entretenimiento y ocio, que además genera empleo y ocupación. Sin duda la meca occidental del cine es Hollywood, y Estados Unidos se ha convertido en una referencia cultural gracias a su presencia en las pantallas del mundo entero. En los inicios de Hollywood, su esfera de influencia fue local mientras se daban los cambios tecnológicos que permitieron el cine sonoro, el color, así como las mejoras en imagen y sonido. También se presentaron otros cambios sociales y en el sistema axiológico (valores) que dieron pie a comités de los dueños de los estudios o del gobierno, que decidían al final lo que el público estadounidense podía ver.

El fenómeno se extendió a nivel mundial. Al principio, el público de América Latina no fue tan influenciado por la producción hollywoodense. Se fueron creando otras industrias como la mexicana, la argentina y la brasilera. Las dos primeras tuvieron un efecto significativo en los demás países latinoamericanos. Los primeros ídolos del cine extranjero en nuestros países fueron cantantes como el argentino Carlos Gardel o el mexicano Pedro Infante, sin olvidar al genio cómico Mario Moreno “Cantinflas”. El idioma fue determinante, facilitó el acceso del cine a personas que no gustaban de leer los subtítulos de las películas estadounidenses o simplemente no sabían leer. Sin embargo, el cine español no fue tan influyente como el mexicano en América Latina, quizás por las limitaciones que imponía el régimen político tras la guerra civil en España.

Todo cambiaría con la Segunda Guerra Mundial y los estudios de Estados Unidos. Frente a la imposibilidad de vender sus películas en buena parte de Europa, voltearon sus ojos al vecindario sur, con el fin de consolidar este mercado. No es coincidencia que Disney realizara un par de películas enfocadas en América Latina como fueron “Saludos Amigos” y  “Los Tres Caballeros”, por petición directa del gobierno de Estados Unidos, que incluso patrocinó un viaje de Walt Disney a varios países de América Latina, incluyendo Colombia.

En el caso del cine, su influencia ha resultado mucho más fuerte que lo que suele denominarse el “poder suave”. Durante la segunda guerra mundial, el cine fue arma desde las dos orillas del conflicto. Tanto para los países del eje como para los países aliados, se utilizó con fines propagandísticos. Pasado el conflicto bélico, durante la llamada guerra fría, el cine hecho en Estados Unidos fue determinante para la exaltación de los valores capitalistas, en detrimento de lo que significaba la Unión Soviética. La imagen de Estados Unidos como tierra de libertad, democracia y oportunidades se expandió por todo occidente. De igual manera el cine soviético intentó lo mismo en su área de influencia. En los dos casos, el cine se convirtió en el mejor embajador que podían tener las potencias en disputa, llevando los mensajes que deseaban difundir más allá de sus fronteras.

El cine es uno de los pilares de la llamada diplomacia cultural y no solo por parte de la potencia norteamericana. Diferentes países han creado toda una identidad alrededor de su producción cinematográfica. Los movimientos artísticos del cine terminan siendo otra forma de patrimonio nacional cuando se habla del “existencialismo alemán”, el “neorrealismo italiano”, la “nueva ola francesa” o el “cinema novo brasileño”.

Los grandes eventos como los premios Óscar, los Globos de Oro o los festivales internacionales de cine, revelan la importancia que el mundo le otorga al cine. Podemos hacer una lista de varios festivales que han ubicado a las ciudades que lo organizan en el mapa mundial. Es posible que si uno menciona los premios que entregan esos festivales, no haya necesidad de identificar las ciudades. Seguro los cinéfilos acertarán la Palma de Oro, el Oso de Oro, el León de Oro, la Concha de Oro, la India Catalina. Este último corresponde al legendario Festival de Cartagena de Indias, el más antiguo de América Latina, que sin duda le ha conferido al puerto colombiano un sitial en el mundo del cine.

Así mismo funciona en Asia, concretamente en la India con las producciones de Bollywood. Cuando uno ha tenido la experiencia de vivir en alguno de los países asiáticos o del Medio Oriente puede comprobar la impresionante acogida de las producciones cinematográficas indias. Hay nombres como el del actor y productor Sha Rukh Khan, que equivale a Brad Pitt o Tom Cruise y es seguramente mucho más influyente que los dos juntos en esa parte del mundo. Khan, más conocido como SRK, el gobierno de su país lo ha condecorado, y el gobierno de Francia le ha conferido la Legión de Honor, por su contribución a la difusión de la cultura de la India y a su trabajo filantrópico.

En el mismo sentido, existe una iniciativa en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, desde la Dirección de Asuntos Culturales, que envía a las diferentes misiones diplomáticas y consulares de Colombia en el exterior la “maleta de cine” desde hace ya varios años. Esta comprende una serie de títulos de películas y documentales sobre las cuales, luego de una destacada figuración, se negocian los derechos de distribución para ser exhibidas durante un periodo de tiempo definido en diferentes escenarios del mundo; aprovechando, además, que durante los últimos años se ha incrementado la cantidad y calidad del cine colombiano, aunque muchos títulos son desconocidos en el exterior.

Recuerdo los ciclos que suele programar la Unión Europea con una selección de filmes de los países miembros de ese bloque integrado. Estos se suelen proyectar en diversos sitios a través de las embajadas europeas y misiones de la UE en terceros países. Los recuerdo en dos de los destinos que me han correspondido, tanto en Managua, Nicaragua como en Abu Dhabi, EAU. Para muchos, estos eventos se convierten en cita obligada cada año. En Chicago, he encontrado el Latino Film Festival, que celebró este año su edición No. 33. Este festival cuenta con una impresionante exposición no solo ante la comunidad hispana, sino para todos los amantes del cine, especialmente quienes desean conocer la producción cinematográfica de nuestros países. Su director es el colombiano Pepe Vargas, quien por su labor difusora ha recibido diversos reconocimientos.

En los casos mencionados, las películas se convierten en embajadoras de los sitios de producción. Aparte de las historias ficticias o reales, los espectadores pueden contemplar los lugares, paisajes, personas y costumbres de una localidad determinada. De esta forma las películas ayudan a acercar a la realidad. No siempre ocurre así. En el caso colombiano, muchas producciones de Hollywood realizadas en los años 80 y 90 supuestamente transcurrían en Colombia, pero eran filmadas en otros países o en estudios, tergiversando la identidad geográfica, cultural y humana del país. Es emblemática en este sentido la versión de Mr. & Ms. Smith que retrata una desconocida y destruida Bogotá, de clima caliente y bombardeada por helicópteros además. Cintas de ese tipo cumplían un propósito opuesto al de la diplomacia, pues exageraban y caricaturizaban la situación del país, espantando cualquier intento de potenciales turistas por conocerlo.

Otro aspecto interesante de la relación entre diplomacia y cine son los casos de aquellas figuras destacadas de la pantalla que luego han sido diplomáticas. Los casos más emblemáticos quizás sean los del Shirley Temple, John Gavin, Sidney Poitier. Luego de sus destacadas trayectorias, hicieron parte del cuerpo diplomático. La Sra. Temple, todo un símbolo como actriz infantil, fue embajadora de Estados Unidos en Ghana y la antigua Checoeslovaquia. Por su parte, Gavin, quien alternaba la actuación con los negocios, fue nombrado embajador en México durante la administración de su amigo Ronald Reagan. El gran Sidney Poitier fue embajador de Bahamas en Japón y ante la UNESCO. Solo imagino a los colegas diplomáticos que alternaron con Poitier, posando para la foto con el embajador bahameño.

Los Embajadores de buena voluntad pertenecen a una modalidad diferente. En esta, reconocidas figuras del celuloide se han vinculado a organismos internacionales que llevan temas como la cultura, refugiados o infancia, y lo hacen de manera voluntaria, sin recibir ningún tipo de pago o solo una remuneración simbólica (un dólar), pero participan activamente en estos temas. Algunos se han involucrado de manera total como el caso del fallecido Sir Roger Moore, quien prácticamente renunció a su carrera artística para dedicarse a la defensa de los niños por solicitud de su amiga Audrey Hepburn. Los dos se convirtieron en embajadores emblemáticos de UNICEF, entre otros destacados, en una lista que inició el actor estadounidense Danny Kaye en 1954.

Hoy por hoy, son muchos los actores y actrices vinculados a diferentes causas que defiende la Organización de las Naciones Unidas. Aparte de la mencionada UNICEF, debe destacarse la defensa de los derechos de las mujeres que cuenta con varias reconocidas actrices como embajadoras. Este es el caso de Nicole Kidman, Emma Watson, Anne Hathaway. En el campo del cambio climático, Leonardo Di Caprio ha tenido una activa participación. Por otra parte, Angelina Jolie ha estado muy vinculada con la causa de los refugiados como vocera de ACNUR.

La estrella internacional, Jackie Chan ha sido nombrado como embajador del Oso Panda de Chengdu, ciudad de la China en donde hay una reserva de estos animales en peligro de extinción. El reconocido actor, quien ha estado muy activo en materia diplomática entre China y Estados Unidos, estuvo presente en la recepción que brindó el presidente Obama a su homólogo Hu Jintao en 2011.

En este caso, vemos como los organismos internacionales y gobiernos aprovechan la popularidad de las celebridades para ayudar a sus propósitos. Lógicamente se trata de personas que no van a reemplazar el trabajo de los diplomáticos profesionales, pero que resultan muy útiles en el objetivo de mejorar las relaciones bilaterales o promover causas específicas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que Naciones Unidas ha establecido.

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Otro capítulo es el de las películas dedicadas a la diplomacia. Hay una lista muy interesante de filmes que se han dedicado a destacar directa o indirectamente al servicio exterior, pero esto será motivo de otro artículo futuro, secuela le llamarían los cinéfilos, como quien esto escribe, que al término de la jornada en el servicio diplomático siempre busca alguna buena película para disfrutar.

Y para terminar, vale la pena resaltar la iniciativa que desarrolla la Asociación Diplomática y Consular de Colombia con el programa “Cine al mediodía”, que precisamente como lo expresara su Presidente, Embajadora Margarita Manjarrez, el 3 de agosto pasado durante la inauguración, con la proyección de cortos y películas los primeros jueves de cada mes “se ofrece al funcionario diplomático una ventana al cine colombiano emergente, producido en el contexto universitario, especialmente del programa de cine de la Universidad Nacional de Colombia. De esta manera, se pretende que los miembros de la Carrera Diplomática y Consular estén al tanto de nuevos productos y talentos en materia cinematográfica, mediante la selección de cortometrajes contemporáneos que incluyen: tesis de grado laureadas en festivales, trabajos de egresados destacados y trabajos destacados de estudiantes activos. Se programa una terna de cortos por sesión (Ficción, animación y/o documental), con charla introductoria, foro de cierre e intercambio con los realizadores. Así, el diplomático reconocerá al cine como alternativa de socialización y diálogo con otros países, como espacio de intercambio cultural y como herramienta de la diplomacia cultural”.

 

Dixon Moya. Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Ministro Plenipotenciario de la Carrera Diplomática y Consular, ha prestado servicios en Venezuela, Nicaragua y Emiratos Árabes Unidos. Actualmente Cónsul de Colombia en Chicago.

 

 

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