Escribo estas líneas un lunes 20 de febrero, cuando se celebra en Estados Unidos, el festivo federal conocido como el “Día de los presidentes, en el cual se honra a quienes han estado al frente del ejecutivo del país. Usualmente al jefe de Estado se le conoce como “Commander in Chief”, pero también debemos recordar que es el “Chief Diplomat”, es decir que aparte de ser el comandante en jefe es el primer diplomático de la nación. El festivo inicialmente se creó para conmemorar el cumpleaños de George Washington, quien nació un 22 de febrero, al que luego se unió la conmemoración del natalicio de Abraham Lincoln (12 de febrero) y terminó por ser la fecha para homenajear a todos los que han sido presidentes, celebrándose el tercer lunes de febrero.

Sea el momento propicio, para recordar a un presidente que no nació en febrero sino el 1 de octubre de 1924, siendo el más longevo en la historia de nación norteamericana: 98 años de una fructífera vida, dedicada en buena parte al servicio de los demás. Jimmy Carter, como es conocido, bautizado James Earl Carter Jr., presidente número 39 de los Estados Unidos, un demócrata que había sido gobernador del estado de Georgia, conocido por el cultivo de algodón y cacahuetes en su familia. Buen estudiante, a quien gustaba leer, Carter entró a la Academia Naval y apenas se graduó, se casó con su novia Rosalynn Smith en 1946; Carter llegó a ser oficial de la Armada, pero a la muerte de su padre, se dedicó a los negocios agrícolas de la familia.

Georgia, es un Estado al sur del país que cuenta con una historia compleja en materia de segregación y Carter partidario de la integración racial, decidió ingresar a la política; aspirando al Senado del Estado, apoyó en su momento al presidente John F. Kennedy y fue elegido Gobernador de Georgia de 1971 a 1975, declarando que el tiempo de la discriminación racial había terminado, lo que no lo hizo muy popular en su momento entre algunos blancos que le votaron por su antecedente en el sector agrícola. Carter realizó reformas en materia de inversión en obras, educación y salud en zonas y sectores pobres del Estado, que lo proyectaron a nivel nacional, favoreciendo su aspiración presidencial. Elegido presidente para el periodo 1977 a 1981, le fue adverso el momento económico del país con una alta inflación, la recesión y la crisis energética, que marcaron toda su administración.

Sin embargo, era evidente el interés de Carter en los temas globales y su administración se recuerda por los acuerdos de Camp David, que pusieron fin a la guerra permanente entre Israel y Egipto, la devolución del Canal de Panamá al país centroamericano y la firma del tratado de reducción de armas nucleares con la Unión Soviética. Durante su administración, hubo un acercamiento al África y reforzó las relaciones con China. Fue posiblemente el primer presidente consciente del tema ambiental y la energía, instalando paneles solares en la Casa Blanca. Paradójicamente, un tema externo fue el que más le costó para no ser reelegido, la toma de rehenes estadounidenses por parte de estudiantes revolucionarios en la embajada de Estados Unidos en Teherán, en el marco de la revolución islámica.

El caso de Carter es muy interesante, un presidente que tuvo una administración muy cuestionada, porque se le consideraba débil dentro de un ambiente muy polarizado, con una Unión Soviética que se percibía fuerte en múltiples frentes, sin embargo, convirtió la diplomacia en su razón de ser como expresidente. Desde esfuerzos en el Medio Oriente, aprovechando sus buenas relaciones tanto con líderes israelíes como árabes, enviado especial de sucesores suyos como Bill Clinton, como cuando se entrevistó en Corea del Norte con Kim Il-sung, e integrante de centros de pensamiento de alto nivel con personalidades como Nelson Mandela. En 1982 fundó el Centro Carter, una de las organizaciones de defensa de derechos humanos y protección de la democracia más reconocidas de la actualidad por adelantar además campañas de ayuda humanitaria. Con su esposa Rosalynn han sido voluntarios de Hábitat para la Humanidad, organización que ayuda a las familias a construir y mejorar su vivienda.

En Colombia se le recuerda, cuando visitó al país en 2013, para dos objetivos concretos, reconocer, en su calidad de Enviado de la Organización Mundial de la Salud, a nuestra nación como el primer país en el mundo en ser certificado como libre de oncocercosis (La oncocercosis es una enfermedad transmitida por moscas que puede afectar la piel y los ojos, llevando incluso a la ceguera a los pacientes, se le conoce como “ceguera de los ojos”).

Otro asunto que vincula a Carter con Colombia fue apoyar el proceso de paz, emprendido por el entonces presidente Juan Manuel Santos en su negociación con la guerrilla de las FARC, que fue la ocasión cuando Carter, ganador del premio Nobel de Paz, se entrevistó con quien luego lo obtendría. En efecto, ya en 2002 le había sido concedido el premio Nobel de Paz a Carter, “por sus décadas de esfuerzo incansable para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, y promover la democracia y los derechos humanos, así como promover el desarrollo económico y social”, mientras que a Juan Manuel Santos “por sus esfuerzos para finalizar la guerra civil de más de 50 años en su país”, conforme los textos del Comité Nobel Noruego se le concedió en 2016.

Un detalle de la vida de Carter es definitivo: su matrimonio con el amor de su vida. Cuando algún periodista le preguntó cuál era el secreto de su longevidad, el presidente no dudo en decir que el secreto de una larga vida era un buen matrimonio. Jimmy y Rosalynn han estado casados por 75 años y la manera de celebrar esas bodas de brillantes, fue al servicio de los demás, pues recordamos cuando el ex presidente sufrió un accidente, mientras ayudaba a construir una vivienda con la organización de Hábitat para la Humanidad.

Es posible que el interés de Jimmy Carter, antiguo submarinista de la Armada, por la diplomacia y la paz, se haya dado precisamente por su conocimiento en el riesgo atómico, pues tenía estudios de física nuclear y tecnología en reactores. Ser consciente del poder destructivo de esta energía y de la volatilidad de los seres humanos, que resulta una combinación peligrosa, pudo condicionar a quien podemos considerar el diplomático por excelencia entre los presidentes que ha tenido Estados Unidos. Un hombre que ha sido autor de más de treinta libros, sobre variados temas, desde sus memorias de gobernante, manuales de negociación, ensayos sobre el Medio Oriente, reflexiones políticas, análisis bíblicos e incluso poemas.

El presidente Carter y el Centro que lleva su apellido, han sido mediadores en multitud de conflictos en todo el mundo y una de sus actividades más reconocidas es la observación de procesos electorales, con el fin de apoyar la democracia a nivel global. Es cierto que un día de estos, se irá el presidente Carter, pero dejará un legado importante para la humanidad, en Colombia seguramente seguirá la presencia del Centro que lleva su nombre y su recuerdo imperecedero.

*Dixon Moya Acosta, embajador de carrera, actual Cónsul General de Colombia en Chicago, autor del libro “Relatos Diplomáticos. Apuntes Imaginarios desde San Carlos” (2019), entre otras publicaciones. En Twitter @dixonmedellin

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