Hace dos años, en esta fecha, dirigí unas palabras en el marco de un evento organizado en la Cancillería colombiana con ocasión del Día Internacional de la Mujer. En ese momento recordé que la fecha se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911[1] y no obstante haber transcurrido 110 años, falta mucho para lograr la plena equidad de género.
Ahora, el Año de la Pandemia, como algunos llamamos al 2020, parece haber golpeado en forma especialmente fuerte a las mujeres. Conmemorar el día internacional de la mujer no basta para lograr la equidad de género; son necesarias políticas públicas reales y efectivas adaptadas al contexto posCovid-19, tanto por parte de los Estados, como de las organizaciones, las empresas y los grupos económicos. Estas políticas deben tener en cuenta realidades y algunos aspectos fundamentales, dado el evidente efecto negativo de la pandemia sobre los avances en derechos y equidad de género logrados con tanto esfuerzo y a paso lento, para las mujeres. Me atrevo a señalar tres de estas realidades:
- Aumento de la violencia contra las mujeres:
Las recientes estadísticas en Colombia y en el mundo nos han mostrado el aumento de los casos de violencia y violencia intrafamiliar, en muchas ocasiones con el desenlace fatal de la muerte de mujeres y niñas que se vieron atrapadas en sus hogares con sus agresores por cuenta del confinamiento.

Pero no solo el confinamiento, también las restricciones de movilidad, el aislamiento, el cierre de colegios y universidades, y la escasa capacidad de respuesta del sector público y privado durante la emergencia aumentaron, y con ello, las fatales estadísticas.
Las mujeres pobres, inmigrantes y pertenecientes a minorías fueron aún más vulnerables. Para millones, las condiciones de hacinamiento y espacios inadecuados exacerbaron la violencia y el efecto en su salud e integridad física y mental.
ONU mujeres ha señalado que «Desde que se desató el brote de COVID-19, los nuevos datos e informes que presentan quienes están en primera línea revelan que se ha intensificado todo tipo de violencia contra las mujeres y las niñas, sobre todo, la violencia en el hogar”.[2]
Durante la pandemia, mujeres y niñas han sufrido algún tipo de violencia que ha afectado su bienestar, su salud sexual y reproductiva, su salud mental y su capacidad de actuar y cumplir el papel que ellas deben jugar en un mundo en recuperación. Todos hemos visto a diario en las noticias, los medios de comunicación, y las redes sociales el crecimiento alarmante de las cifras de feminicidios y violencia de género durante la pandemia.
Para citar solo algunos ejemplos en Latinoamérica, en Chile, las llamadas a la línea telefónica de orientación sobre violencia intrafamiliar aumentaron un 70% en el primer fin de semana de cuarentena. En México, las denuncias de violencia sexual basada en género durante la pandemia aumentaron 60%. En Colombia, la línea de apoyo a las víctimas recibió 91% más llamadas que en 2019.[3]
- Disminución de ingresos y menor participación en el mercado laboral
En materia laboral las mujeres ya teníamos desventajas y sufríamos un trato desigual al recibir salarios menores por el mismo trabajo, por el acceso limitado a ascensos (sobre todo cuando las mujeres eligen trabajar menos horas o requieren horarios flexibles para atender sus responsabilidades familiares), por la discriminación y el acoso laboral, etc. Con la crisis generada por el Coronavirus, la situación empeoró.
Las mujeres sufrieron más despidos en los comienzos de la crisis. En los Estados Unidos, el informe de McKinsey Global indica que las mujeres representaron el 56% de quienes perdieron su empleo por cuenta de la pandemia [4] y, con datos de las encuestas de desempleo en los Estados Unidos y la India, estimaron que las tasas de pérdida de empleo de mujeres debido a COVID-19 fueron aproximadamente 1.8 veces más altas que las tasas de pérdida de empleo de hombres a nivel mundial, con un 5,7 por ciento en comparación con 3,1 por ciento respectivamente.
Ante la situación ocasionada por el Covid-19, muchas mujeres se vieron en el dilema de quedarse en casa y ser despedidas o ver sus salarios reducidos. Un factor que agravó la desigualdad fue precisamente el cierre de escuelas y guarderías por lo que muchas mujeres tuvieron que asumir la responsabilidad principal para la atención de los hijos en el hogar.
En muchos países la licencia de maternidad sigue siendo inexistente, insuficiente o no remunerada y el cuidado infantil no es siempre asequible. Está demostrado que contar con apoyo para el cuidado de los niños es indispensable para que las mujeres aumenten su participación en el mercado laboral y mejoren sus ingresos y salarios. No contar con ese apoyo puede ser determinante y tiene mayor impacto negativo sobre madres solteras o cabeza de hogar.
En países como Israel, en donde el gobierno ofrece educación infantil gratuita a partir de los 3 años, y guarderías según ingresos, la participación de las mujeres en la fuerza laboral general alcanzó el 74% antes de la pandemia[5] y estaba reduciendo la brecha salarial, de acuerdo con el informe del Centro Taub de Estudios de Política Social. Aún así, las mujeres se vieron seriamente afectadas por la pandemia. ¿Qué podemos encontrar en aquellos lugares en donde estos servicios no son provistos?
En las familias pobres generalmente la supervivencia depende de los ingresos de todos los miembros. Cuando estos ingresos son proporcionados principalmente por mujeres cabeza de familia, la situación se torna crítica. Muchas de estas mujeres trabajan en empleos que no pueden realizarse en forma remota y ello aumenta su vulnerabilidad. Las cifras indican que millones de mujeres se emplean en sectores de servicios y actividades que no permiten trabajo remoto y esos sectores fueron especialmente golpeados por la pandemia. Ejemplos tuvimos de primera mano, hemos sido testigos del despido de personal de aseo y cafetería en hogares y empresas, así como el cierre de ventas ambulantes que pululan en economías informales y a las que se dedican muchas mujeres, etc.
¿Cuánto habremos retrocedido durante la pandemia en lo que las mujeres habíamos ganado en el mercado laboral?
El rápido desarrollo tecnológico encontró a muchas mujeres rezagadas en cuanto a la formación y capacitación para participar en estos sectores. La presencia de las mujeres en industrias como la financiera, digital, etc., sigue siendo inferior a la de los hombres, es decir que persiste la brecha de género y ello seguramente aleja de oportunidades laborales a millones de mujeres que no tienen la formación ¿Cuántas niñas y mujeres además, habrán abandonado los estudios, aumentando la desigualdad y cerrado oportunidades futuras?
- Afectación de la salud física y mental:
La pandemia nos ha hecho conscientes más que nunca de la importancia de la salud tanto como un estado personal, como en sus efectos para la sociedad y la economía. Con buena salud, hay productividad y por ende mejor calidad de vida y desarrollo económico. Si bien los avances en la medicina y los cuidados hacen que hoy las tasas de muerte por ejemplo relacionadas con el parto o cáncer de mama y cervical se hayan reducido, vale preguntarse ¿Qué ocurrió en la pandemia que afectó negativamente la salud de las mujeres? No tengo una respuesta precisa a esta pregunta, pero soy consciente de que los confinamientos y el limitado acceso a hospitales y clínicas impidieron que muchas mujeres acudieran a sus exámenes rutinarios, como citologías y mamografías, por poner solo un ejemplo. ¿Qué mostrarán los estudios e investigaciones que entren en estas materias? No encontré fuentes, pero es posible que en muchos casos no se hayan detectado a tiempo enfermedades graves, se hayan interrumpido tratamientos, se hayan retrasado cirugías.
La pandemia expuso las debilidades de muchos sistemas de salud especialmente en el mundo en desarrollo, y se hizo evidente que no se brindó la atención médica más efectiva, mucho menos en aspectos como medicina preventiva. Las consecuencias están por verse.
Por otro lado, las preocupaciones por el futuro incierto, por la pérdida de empleo e ingresos, la violencia intrafamiliar, la sobrecarga por el cuidado de los niños dado el cierre de escuelas y las guarderías, el miedo, la soledad, etc., han tenido un impacto en la salud mental. Para las mujeres se estima un daño mayor y en este, como en todos los casos, las que pertenecen a grupos vulnerables, son cabezas de hogar, pobres, migrantes, pertenecientes minorías, etc., llevan la peor parte; muchas de ellas, con tres o más hijos, viven en espacios inadecuados y a veces con otros miembros de la familia extensa, su carga emocional es muy pesada.

Al estrés, la ansiedad y el miedo generados por la incertidumbre que se ha experimentado en la pandemia, se suman los efectos de las medidas tomadas para contenerla como las cuarentenas, el distanciamiento social, la prohibición de los viajes, etc., que aumentaron la soledad, la depresión, promovieron el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, en fin. Estamos lejos de evaluar con certeza los efectos de esta crisis en nuestra salud mental.
Lo que si se ha evidenciado, no podemos dejar de decirlo, es que son las mujeres las más afectadas. El estudio PSY-Covid-19, para conocer los efectos psicológicos de la pandemia, mostró ya algunos resultados. En el primer informe sobre Colombia “Efectos en la salud mental de la población colombiana durante la pandemia del COVID-19 “(…) se muestra que el 31% de las mujeres manifestaron tener ansiedad y un 36% depresión. También los adultos jóvenes, de los cuales el 37% aseguró sentirse depresivo». Este estudio se hizo a través de encuestas anónimas en línea con el trabajo de 80 investigadores de 40 universidades[6].
En conclusión, la pandemia ha resultado especialmente negativa para las mujeres en los aspectos señalados y estos aspectos están estrechamente relacionados. ¿Cuáles serán los efectos a largo plazo? Esto es algo que aún no podemos saber.
Definitivamente, se ha retrocedido en el corto plazo y se ha acentuado la desigualdad de género ya existente. Las mujeres somos más vulnerables a los efectos, inlcuyendo los económicos, relacionados con la pandemia. De todas formas, en el aspecto laboral también es necesario advertir que la crisis trajo algunas ventajas, especialmente cuando las mujeres tuvieron posibilidad de adaptarse al teletrabajo, ya que obtuvieron flexibilidad en los horarios y mayor tiempo dedicado a los hijos. Si la adaptación no se logró a costa de una reducción del salario, la ventaja podría ser mayor. Pero ¿Cuántas mujeres se beneficiaron de esta manera?
Otro efecto positivo pudo darse con el avance y la adaptación tecnológica, en cuanto haya servido para promover el acceso de las mujeres a la industria tecnológica, las finanzas y en general a sectores especializados de la economía.
Incluso, efectos positivos menos evidentes podrían observarse si es que las responsabilidades de cuidado de los hijos y del hogar se balancean, así es posible augurar un camino de corresponsabilidad con cargas mejor distribuidas y mayor igualdad y equilibrio en los roles de género en los hogares.
En todo caso, dado que pesan y son más los efectos negativos que los positivos por causa de la crisis del Coronavirus, para lograr la equidad de género los Estados no deben circunscribirse únicamente a favorecer la participación económica, sino que deben igualmente atender los aspectos sociales y de toda índole que provocan la desigualdad. La educación de las niñas y las mujeres es fundamental, así como luchar contra la violencia y proteger su salud.
En las medidas que se diseñen e implementen no deben olvidarse elementos cruciales, por ejemplo:
- El cuidado y la educación infantil temprana con financiamiento público, el equilibrio de género en las responsabilidades del hogar, el posible reconocimiento económico del trabajo no remunerado de las mujeres en el hogar, la implementación de horarios flexibles de trabajo para mujeres que tienen la responsabilidad del cuidado infantil, etc.
- Cerrar la brecha de género en la inclusión digital, mejorar la infraestructura digital y promover el acceso a dispositivos digitales, especialmente en zonas y grupos en los cuales las niñas y mujeres no tienen educación ni acceso a dispositivos. Con el aumento de los servicios digitales y el cambio en el mercado y en la industria, las mujeres deben capacitarse y se les deben ofrecer esas oportunidades de capacitación.
- En el apoyo a las pequeñas y medianas industrias, se debe promover y estimular especialmente la financiación a mujeres emprendedoras.
- Los servicios de salud y sociales deben responder a las necesidades actuales de mujeres y niñas, especialmente cuando son víctimas de violencia. Las respuestas requieren que los Estados pongan en marcha métodos y soluciones innovadoras, al alcance de las mujeres, no solo con las líneas telefónicas de emergencia sino con la prevención y la respuesta inmediata, así como con la atención adecuada de las víctimas para su recuperación, protección y acceso a la justicia.
- La violencia de género, problema complejo y multifacético, requiere una respuesta inmediata. Víctimas aisladas, en cuarentena con sus agresores, requieren ayuda y para ello los Estados y la sociedad en general deben movilizarse y ser innovadores.
El camino es largo y la pandemia ha presentado obstáculos al avance de la equidad de género para las mujeres y la plena garantía de sus derechos. Mejorar la vida y oportunidades de mujeres y niñas, garantizar que la perspectiva de género se aplique en las políticas públicas y servicios, disminuir la discriminación y la desigualdad, mejorar las oportunidades y aumentar la seguridad económica de las mujeres en un mundo posCovid-19 es una tarea urgente.
*Margarita E. Manjarrez. Abogada de la Universidad de los Andes en Bogotá., con maestría en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos de la Universidad Externado de Colombia. Embajadora de Colombia en Israel.
[1] https://blogs.elespectador.com/actualidad/ese-extrano-oficio-llamado-diplomacia/reflexiones-dia-recordar
[2] https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/in-focus-gender-equality-in-covid-19-response/violence-against-women-during-covid-19
[3] https://www.iadb.org/es/mejorandovidas/combatir-la-violencia-de-genero-durante-la-pandemia
[4] https://www.mckinsey.com/featured-insights/future-of-work/covid-19-and-gender-equality-countering-the-regressive-effects#
[5] http://taubcenter.org.il/wp-content/files_mf/coronaviruscrisisanditsimpactonwomeninthelabormarketeng.pdf
[6] https://www.france24.com/es/20200911-impacto-pandemia-salud-mental