Ese extraño oficio llamado Diplomacia

Publicado el Asociación Diplomática y Consular de Colombia

ESOS DESCONOCIDOS EMBAJADORES: LOS ESTUDIANTES COLOMBIANOS EN EL EXTERIOR

Como lo anunciamos a nuestros lectores al iniciar este blog, cada tanto tendremos entre blogueros invitados, a expertos y conocedores de temas internacionales que enriquezcan con sus textos las entradas. Hoy, el Doctor Santiago García, experto español en educación, escribe sobre el papel y la actividad de los estudiantes colombianos en diversos países.

Comité Editorial.

ESOS DESCONOCIDOS EMBAJADORES: LOS ESTUDIANTES COLOMBIANOS EN EL EXTERIOR

Siguiendo la muy ilustrativa serie de publicaciones en este blog, la presente entrada pretende poner en valor un arma diplomática de Colombia que uno no llega a rescatar automáticamente de la mente cuando piensa en asuntos diplomáticos. Me refiero a los colombianos en el exterior, y particularmente al colectivo de estudiantes, formado acorde a recientes datos de la UNESCO por 25,509 estudiantes colombianos cursando estudios en el extranjero en el año 2014.

Escojo este colectivo debido a que es un grupo al que debido a mi labor en Francia como decano de una escuela de negocios internacional conozco de primera mano. También es importante destacar la importancia de este grupo debido a que son una colectividad de personas que cuentan o bien con unos estudios de base avanzados que les permiten integrar programas educativos de posgrado, maestría o doctorado, o bien están realizando pregrados. En cualquiera de los casos se trata de personas con preparación, ambiciones, potencial, y ganas de ir más allá del status quo.

Los estudiantes colombianos en el extranjero son, en definitiva, un club de embajadores que tiene el potencial de crear alianzas, afianzar contactos, desarrollar ideas, y funcionar como puente natural conducente a establecer proyectos de todo tipo entre Colombia y aquellos países donde se encuentren. Esta presencia es de un valor incalculable por varias razones:

Para comenzar, muchos de estos jóvenes se encuentran en lugares donde la red diplomática oficial colombiana no alcanza abrir embajadas o consulados. Se podrían citar casos como Botswana, Armenia, Estonia, y muchos otros lugares donde, paradójicamente, sí que puede contar Colombia con esos embajadores no oficiales. Imagínense la fuerza diplomática colombiana, compuesta como fue descrito en una entrada previa por la Embajadora Margarita E. Manjarrez, por esos más de 340 funcionarios de carrera diplomática, si fuera enriquecida con colaboraciones eficaces, regulares y planeadas por los propios servicios diplomáticos haciendo uso de estos colaboradores que hacen patria allá donde se encuentran. ¡Estamos hablando de multiplicar por 70 el trabajo diplomático actual! O al menos en la práctica hacer más eficiente la diplomacia.

Por supuesto, tal colaboración de los citados estudiantes (que entonces podrían considerarse pseudo-diplomáticos)debe ser ejercida de forma responsable y coordinada por los órganos existentes.  Pero incluso limitándose tal representación a hacer un uso responsable de la ciudadanía Colombiana, siendo consciente de la nacionalidad de uno y actuando de forma que cada interacción con la población local permite dejar a Colombia en buen lugar, constituye en sí mismo un ejercicio de relaciones públicas tan poderoso para el país como económico para las arcas del estado.

Considero de importancia vital el que el ciudadano colombiano en el extranjero sea consciente de que todos sus actos y todo lo que de ellos emane será interpretado bajo el prisma de la nacionalidad. Uno no será juzgado simplemente como, Santiago,  Pedro, Eliana, uno será juzgado como “el colombiano o colombiana” que ha dejado impresa en la consciencia del país anfitrión una imagen de lo que es Colombia. Es por ello que cada año, en el discurso de entrada a los varios cientos de estudiantes extranjeros que integran la escuela que dirijo, hago mención específica a este punto, y enfatizo en la necesidad de crear una imagen positiva de nuestras diferentes nacionalidades a través de los actos que día a día ejercemos como ciudadanos del mundo.

Tal ejercicio de hacer conciencia de la nacionalidad que uno representa y del potencial de mejorar nuestro propio país a través de nuestra imagen personal y actos individuales en otros países, es algo que debería ser inculcado en las mentes de todos esos jóvenes que año tras año parten allende nuestras fronteras y se convierten en abanderados patrios con un poder y una eficacia que muchas veces no sabemos apreciar.

De la misma forma que en la mayoría de los casos uno necesita visitar la representación diplomática extranjera para tramitar un visado, no sería descabellado pensar que junto con ese trámite, el estudiante podría recibir en ese misma instancia unas palabras formativas destinadas a concienciar del hecho de que, una vez fuera de nuestras fronteras, todos somos embajadores de nuestra tierra.

Ayudar a nuestras poblaciones en el extranjero a esparcir el amor patrio allá donde se encuentren es un ejercicio de ciudadanía que debería ser valorizado y promovido por nuestras instituciones. No nos olvidemos: todos somos embajadores de nuestra patria a través de nuestros actos.

Saludos cordiales de un ciudadano español en el mundo que se siente enriquecido por haber tenido la oportunidad trabajar mano a mano diariamente con los muchos embajadores no oficiales de varios países, entre los cuales se destacan, sin lugar a duda, esos ciudadanos Colombianos que hacen una marca positiva donde se encuentran.

Dr. SANTIAGO GARCÍA

Sicólogo de la Universidad de Oregón y PhD en Administración de Negocios, Leeds University.

Decano y Director de Grenoble Graduate School of Business, Grenoble Ecole de Management

 

 

 

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