Chicago, es conocida como la ciudad de los hombros grandes (big shoulders), denominación acuñada por el poeta Carl Sandburg y ha sido en el plano político fortín demócrata, como el Estado de la cual es su ciudad más importante, Illinois. Esto a pesar de que corrientes conservadoras avanzan, especialmente por ser una de las urbes más golpeadas por la caótica oleada migratoria latinoamericana de los últimos años, que en el futuro puede dejar cambios insospechados.

Chicago es una ciudad fría, buena parte del año, con un invierno que en ocasiones puede ser muy duro, pero sus pobladores son de los más amables del país, eso lo destacaba en una charla informal, el gobernador J. B. Pritzker, una de las estrellas ascendentes del partido demócrata. Chicago ha sido decisiva en la historia de los Estados Unidos, cuna de la arquitectura, crisol de migraciones de diversas partes del mundo que le da a la ciudad su naturaleza cosmopolita, en donde millones de personas con raíces en todos los continentes, han encontrado su hogar definitivo. Ahora tiene otra oportunidad de demostrar su relevancia nacional y mundial.

La decisión del presidente Joe Biden de retirarse de la carrera a las próximas elecciones a celebrarse en los Estados Unidos en noviembre, le da un inusitado protagonismo a la Convención Demócrata que se celebrará en Chicago del 19 al 22 de agosto. Luego de recibir una gran presión interna desde su propio partido (seguramente fue definitiva la opinión del expresidente Barack Obama), Biden tomó una determinación que no era fácil en lo personal, pero que lo eleva en su categoría de gran mandatario, para sacrificar sus propios intereses en pro del bien de la nación y evitar la segura humillación que iba a sufrir en los comicios de noviembre.

El detonante fue el debate presidencial entre Joe Biden y el expresidente Donald Trump, transmitido el 27 de junio. Para quienes simpatizamos con los ideales y valores que representa un hombre de brillante carrera política como lo es Biden, sencillamente fue un calvario, pero al mismo tiempo, fue importante, porque despejó cualquier duda sobre el estado de salud y las condiciones del presidente Biden, que simplemente no lo hacen apto para repetir en un cargo de las dimensiones y responsabilidades como mandatario de la primera potencia del mundo, cuando justamente hay tantas crisis coincidiendo y que pueden acelerar el fin de la vida en el planeta, lo cual no es ser catastrofista sino realista.

Biden previamente había tomado la decisión de dar una amnistía migratoria a extranjeros que llevan al menos diez años viviendo en Estados Unidos, casados, pagando impuestos, para ganarse el voto latino, una medida importante pero algo tardía. La verdad es que los demócratas no han entendido el sentir de buena parte de la comunidad hispana, especialmente de quienes llevan años intentando regularizar su condición y de pronto ven que se les da mayores prerrogativas a los migrantes que vienen ingresando en los últimos años sin mayor control.

Las imágenes de algunos de estos migrantes, ufanándose de estar en los  Estados Unidos, sin trabajar, recibiendo ayudas gratuitas, al tiempo que aparecen noticias de delitos, por parte de algunos de quienes aspiran a un refugio o la presencia de redes criminales como el llamado Tren de Aragua, no sólo dan argumentos a Trump y al partido Republicano, sino que han provocado indignación entre la comunidad hispana, que de manera honesta y con gran esfuerzo, a punta de estudio y trabajo, intentan normalizar su vida en el país norteamericano.

Esa medida, pareció darle un respiro a Biden, al menos una opción de recuperar el terreno perdido contra su contrincante, Donald Trump, un hombre que genera serias dudas como posible presidente de su país, dados los antecedentes de su administración, los cuestionamientos éticos y con una condena impuesta recientemente y varios juicios pendientes. En una sola noche, la aspiración reeleccionista del presidente se desplomó de manera estrepitosa. Lo peor es que la administración Biden, ha sido buena y los números no mienten en materia de recuperación económica, pero también en cuanto a compromiso con el mundo, al menos en lo que representa su enfoque ambiental.

Todo eso, sin contar, con el atentado que sufrió el expresidente Donald Trump, que debe condenarse desde todo punto de vista, pues la violencia no puede reemplazar al ejercicio democrático. Aunque el discurso polarizado y de odio de algunos republicanos, es una de las causas de tan execrable intento de magnicidio. Otra de las razones es la facilidad con la cual, un joven puede comprar un arma de asalto en los Estados Unidos, casi como si fuera un producto de supermercado. Sin embargo, ese episodio impulsó a Trump en las encuestas, con miras a los comicios de noviembre.

La carta escrita por el presidente Biden, que se convierte en un documento histórico, por su significado y contenido, es la salida digna de un mandatario que es un hombre decente, de maneras nobles y amables, a quien el envejecimiento le dio un golpe irreversible a sus aspiraciones de reelección, algo que entendió su entorno de confianza, especialmente su esposa y allegados, reconociendo que Biden, no sólo el político, sino el hombre, ha pagado un precio muy alto, corriendo el riesgo de seguir sufriendo humillaciones públicas y parodiando el título de una novela de Gabriel García Márquez, la crónica de una pérdida anunciada.

Chicago, tiene una responsabilidad única al albergar la próxima Convención Demócrata y convertir lo que suele ser un evento rutilante y protocolario, en un momento trascendental y decisivo, para consagrar a la candidata del partido, la vicepresidenta Kamala Harris y dar un vuelco al complejo presente de la agrupación política y sobrepasar a los republicanos, en las encuestas y las urnas. La vicepresidenta Harris, aunque se mantuvo con un perfil bajo y poco sobresaliente durante los años de mandato de Biden, tiene la oportunidad para resurgir y traer frescura y osadía a un debate desgastado.

Kamala Harris ha escogido como fórmula vicepresidencial demócrata, al gobernador Tim Walz de Minnesota, un progresista que ha sido veterano de la guardia nacional del ejército y profesor de estudios sociales, un hombre de ideas de avanzada quien puede ayudar a Harris a evitar el desastre colosal, de tener de nuevo en la Casa Blanca, a un convicto condenado, que llegará con ansías de venganza, en contra de la institucionalidad estadounidense y abocar al mundo al colapso climático, entre otros temas neurálgicos.

Por todo lo anterior, Chicago tiene la oportunidad de revalidar que puede cargar de manera exitosa con un nuevo peso histórico, sobre sus grandes hombros.

*Dixon Moya

Embajador de carrera colombiano, ex cónsul general de Colombia en Chicago.

Escritor con su seudónimo literario de Dixon Acosta Medellín.

En lo que antes se llamaba Twitter, en horas no laborales aparece como @dixonmedellin

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