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Recuperar el Lago de Tota, una misión en su recta final

Tras ocho años de colaboración entre el gobierno colombiano, Corpoboyaca y la Alianza Francesa para el Desarrollo, el proyecto para recuperar al Lago de Tota avanza. ¿En qué va, a dos años de su finalización?

Por: María Paula Rubiano
Periodista Blog El Río y El Espectador

El lago de Tota es uno de los cuerpos de agua más importantes del interior del país. Su cuenca abarca 22.700 hectáreas, de las cuales, 13.000 se ubican en áreas de páramo. Esta magnitud lo convierte en el segundo lago más grande de Suramérica, y unos de los más diversos: allí hay 12 especies de aves que no pueden verse en ningún otro lugar del mundo. Su belleza fue reconocida en marzo pasado, cuando la organización holandesa Green Destinations lo nombró el tercer destino natural más bello del mundo.

Y, por si fuera poco, el lago abastece el agua de cerca de 400.000 personas en Boyacá, Arauca, Meta y Casanare. 

No obstante, el lago está lejos de ser un paraíso prístino. A sus alrededores se produce el 60% de toda la cebolla del país, y los agroquímicos que requiere ese industria, así como los cultivos de truchas en sus aguas, han dejado una huella ambiental importante. Poco a poco, el lago se ha ido eutrofizando, es decir, llenando de residuos orgánicos que ocasionan la aparición de un tipo de algas, que impiden la llegada de luz al fondo del lago, lo que mata a cierto tipo de bacterias que oxigenan las aguas. A largo plazo, esa fala de luz y oxígeno convierte a los lagos en “desiertos de agua”.

En Tota, por ejemplo, Corpoboyacá calcula que de 1.948 metros cúbicos de agua de capacidad que tenía el lago, hoy se ha reducido a 1.650 según Corpoboyacá. El problema es tan grave que en 2012 la Red Mundial de Humedales lo metió en la lista de los ecosistemas hídricos mas contaminados sobre el globo.

La noticia alertó a todo el mundo. Por ello, la Agencia Francesa de Desarrollo decidió aportar 85,76 millones de euros para acompañar la Política de Gestión Integral de Los recursos Hídricos del país. De ese dinero, una tajada grande se destinó a la recuperación del lago más grande del país: 4,2 millones de euros, que se ejecutan desde hace ocho años.

Los planes a largo plazo: la prioridad

Laurent Pacoud, jefe de proyectos de la Agencia Francesa de Desarrollo para Colombia, le contó a El Río que la prioridad de los recursos está en actualizar el Pomca (como un Plan de ordenamiento Territorial, pero de cuencas hídricas), que ya tiene diez años y, a la fecha, no sirve para nada.

La otra meta, aun más ambiciosa, es la elaboración del PORH: Plan de Organización de los Recursos Hídricos, lo que implica hacer, entre otras, una cartografía de uso de suelo y una propuesta de desarrollo que será negociado con los municipios afectados.

Según Ricardo López, director general de Corpoboyacá, el PORH también permitirá el “acotamiento de rondas hídricas de cauces de fuentes tributarias al lago, el diseño de un esquema de Pago por Servicios Ambientales y algunas obras de adecuación hidráulica”.

Una solución para cada fuente de contaminación

Sin embargo, los fondos de la AFD también se están usando para resolver los tres problemas más apremiantes del lago: las actividades agrícolas, de acuicultura y de vertimientos.

Para resolver el problema de excesos de material orgánico, Corpoboyacá invirtió $400.000 dólares en una máquina cosechadora que no solo extrae las algas, sino que permite tratarlas para que sean usadas como fertilizantes en los cultivos aledaños.

Además, están trabajando con algunas ong en el territorio para que los productores locales entiendan la importancia de transformar las prácticas agrícolas que están ahogando a la laguna en  fertilizantes.

Una segunda fuente de contaminación es la acuicultura de trucha, que lleva una gran concentración de componentes químicos –la comida y las deposiciones finales de los peces– que se quedan flotando el lago. “Pero ha habido una gran movilización por parte de los ocho productores de trucha, quienes han desarrollado técnicas muy interesantes de la recuperación de los productos de la explotación. Son como camas, sistemas de filtración, que pueden recuperar todo lo que viene de los peces”, explica Pacoud.

Ángel Munar, piscicultor y miembro del consejo de cuenca de este sector, señaló que: “somos parte del problema, pero hemos venido corrigiendo y hemos logrado un nivel de sostenibilidad alto y la idea es aportar todo este tipo de organización para que la región y el lago y su cuenca se pueda desarrollar actividad económica próspera, sostenible y cuidando nuestro cuerpo de agua”.

Finalmente, si bien la AFD no está invirtiendo en el tratamiento de aguas residuales que se vierten a lago, Corpoboyacá, su socio estratégico, tiene la responsabilidad de incluir esas cuestiones en el Pomca y el Porach.

Tras una misión de evaluación del proyecto, que realizó en junio pasado al AFD junto al Ministerio de Ambiente, Pacoud dice que es muy probable que el proyecto termine de ejecutarse en dos años.p

Cuando el Lago de Tota recibió el premio Globo Gris de la Red Mundial de Humedales por su contaminación, Felipe Velasco, director de la Fundación Montecito –una de las ong que más ha trabajado or la recuperación del lago– dijo que  “el Lago de Tota debe convertirse en un orgullo nacional en manejo de humedales y recurso hídrico, no en motivo de vergüenza administrativa, que es lo que ha sido hasta ahora”. ¿Lo lograremos?

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