A simple vista, el camu-camu pareciera ser solo una cereza grande que crece a orillas de lagos y ríos en el sur del país pero, más allá de eso, este fruto amazónico logró darle independencia laboral a decenas de mujeres en Tarapacá (Amazonas) que desde hace mucho tiempo querían hacer algo más que las labores del hogar.
El Camu-camu crece a las orillas de los ríos /Foto: Wikipedia
Por: Tatiana Pardo
Periodista del Blog El Río
Las directamente beneficiadas son la Asociación de Mujeres de Tarapacá (ASMUCOTAR) quienes, desde el año 2010, vienen utilizando la fruta para producir algunos productos acordes a su medio ecológico y cultural como mermeladas, helados, salsas, pulpas para jugos, tés, chocolates y deshidratados que luego son distribuidos a restaurantes como Wok, Crepes & Wafles y Minimal, en Bogotá.
Todas las mujeres que conforman esta organización están impulsadas por un mismo deseo: trabajar en otras actividades diferentes a las de lavar la loza, cuidar a los hijos, cocinar y limpiar la casa. Esa condición de contraer otras responsabilidades en reuniones, capacitaciones y jornadas de trabajo que las hacen ausentar en ciertas ocasiones, hicieron que la aceptación de sus esposos sea mínima y dificulte el proceso en algunos casos.
“Ellos no estaban de acuerdo porque querían que estuviéramos en la casa todo el día, prácticamente aferradas a la cocina y esas cosas tienen que cambiar. Algunas se divorciaron porque no encontraron el apoyo que esperaban pero, con la fuerza de voluntad, logramos salir adelante y demostrarle a las niñas que es posible hacer otras cosas”, dice Trinidad Polanía, indígena y directora de Asmucotar.
Sin embargo, ese no fue el caso de todas las 18 mujeres y 35 asociadas que conforman el grupo desde el año 2004. María Silva, por ejemplo, tiene 55 años y asegura que su marido siempre la apoyó porque “sabía lo importante que era la agricultura para mi vida y lo mucho que necesitaba ocuparme en otras cosas al igual que él lo hacía”.
El camu-camu es la fruta con mayor vitamina C del mundo (contiene un 60% más que el limón) y crece en Colombia sobre los ríos Putumayo, Vaupés e Inírida, aunque también se encuentra en Bolivia, Brasil, Ecuador, Guayana, Perú y Venezuela. Su cosecha es entre febrero y abril por lo que en estos meses, las mujeres de Tarapacá recorren en canoas las aguas de los lagos Pechiboy, Santa Clara, Juro de Brasil, Sacambú, Quinina y Ventura para extraer el fruto manualmente, guardarlo en canastas plásticas, lavarlo, almacenarlo y luego distribuirlo.
El Plan de Manejo para el aprovechamiento sostenible del Camu camu se logró gracias a la participación del Instituto Amazónico de investigación científica SINCHI quien ha venido adelantando distintas actividades entorno al conocimiento, uso y aprovechamiento de los recursos naturales que ofrece la Amazonía a las comunidades indígenas de la zona. En ese sentido, se involucró a la comunidad de Puerto Huila y Puerto Nuevo del Resguardo Cotuhé para empezar a transformar la fruta en néctares.
“El programa busca rescatar alternativas productivas que sean sostenibles y respetuosas con las dinámicas culturales de los indígenas. Básicamente nuestra función ha sido la de asesorarlas y brindarles la tecnología necesaria para empezar a utilizar recursos diferentes al maderero”, dice María Soledad Hernández, investigadora del Sinchi. “Pero lo más importante de todo esto es que la mayoría son mujeres cabeza de familia por lo que tienen la posibilidad de tener autonomía, identidad, capacidad de gestión y visibilidad en su comunidad. Además de ganancias económicas que ellas pueden utilizar”, concluye Hernández.
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Texto recomendado: Investigación del Instituto Sichi sobre el Camu camu