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La nueva propuesta para mejorar la gestión del agua en Colombia

Hace unos días el Ministerio de Ambiente anunció que había firmado un «Memorando de Entendimiento» con el Instituto de Ambiente de Estocolmo con el objetivo de trabajar conjuntamente en el manejo integral del recurso hídrico en Colombia. ¿En qué consiste la propuesta? ¿Qué se busca con esta? Le explicamos. 

Desde hace tres años el Instituto de Ambiente de Estocolmo (SEI) ha adelantado investigaciones en la macrocuenca Magdalena – Cauca que servirán de base para la nueva política de gestión del recurso hídrico en el país. / El Espectador.

Por: Daniela Quintero Díaz (@DanielaQuinterd / @BlogElRío)

En las últimas semanas hemos sido testigos, una vez más, de numerosas inundaciones a lo largo del país. Los desbordamientos en La Mojana han dejado a casi 45.000 personas damnificadas; en Bolívar a 16.000 y en Atlántico el Canal del Dique amenaza a otros cientos de familias. En mayo pasado vimos cómo una creciente del río Putumayo dejó sin planta de tratamiento de aguas residuales al municipio de Puerto Asís, y también vimos al río Medellín inundando la avenida Regional y otras vías principales. Con cada temporada de lluvias que llega, varios municipios empiezan a ponerse en aprietos. (Le recomendamos: Colombia tendrá una Comisión Accidental del Agua. ¿Por qué es un paso muy importante?)

También sucede en las épocas de sequía, cuando territorios como Valledupar o Santa Marta temen a la escasez de agua. De hecho, según el último Estudio Nacional del Agua, cerca de 391 municipios en Colombia están expuestos al desabastecimiento de este recurso. Aunque las inundaciones y sequías son solo la cara visible de algunos de los problemas que tiene el país frente a la gestión del agua, son también una muestra de que en Colombia es urgente empezar a preocuparse por cómo manejamos, ordenamos y conservamos este recurso. (Puede leer: No es solo Santa Marta: estos son los municipios con alerta roja por riesgo de inundación)

El miércoles pasado, 14 de septiembre, el Ministerio de Ambiente anunció que había firmado un “Memorando de Entendimiento” con el Instituto de Ambiente de Estocolmo (SEI, por sus siglas en inglés). El objetivo era unir formalmente esfuerzos para evaluar y actualizar la Política Nacional para la Gestión Integral de Recursos Hídricos de Colombia, ideada hace casi 12 años tras las graves inundaciones que vivió el país entre 2010 y 2011, y que está proyectada hasta el 2022. El Memorando de Entendimiento, en pocas palabras, es un reflejo de que hay unos temas que se quieren trabajar conjuntamente y acuerda que, cada una de las partes, pone recursos, personal y la disposición para hacer las cosas de la mano. “No es una consultoría, ni se recibe algún pago, sino que es un trabajo conjunto que permite unir la ciencia, las investigaciones que hemos hecho en Colombia y las herramientas que hemos desarrollado, con la toma de decisiones a cargo del Ministerio”, explica Tania Santos, investigadora líder de la línea de agua del SEI en Latinoamérica. El Instituto, que ha trabajado desde el 2018 con investigaciones en la macrocuenca Magdalena-Cauca y tiene proyectos con diferentes Corporaciones Autónomas Regionales espera compartir sus herramientas científicas para tomar mejores decisiones.

“Estamos seguros de que esta alianza contribuirá a mejorar la gestión del agua en nuestro país, ayudándonos a analizar las conexiones entre la sociedad, las actividades económicas y nuestros ecosistemas”, aseguró tras la firma el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa. “El apoyo que se espera recibir del SEI es muy importante en el marco de la planificación ambiental del país, con base en nuestra Política Nacional que se ha venido implementando, y con el apoyo en la evaluación y en las herramientas que ellos tienen”, explicó por su parte Fabián Caicedo, encargado de la Dirección de Gestión Integral del Recurso Hídrico del Minambiente.

Un nuevo enfoque

Hasta el momento, la Política Nacional de Recurso Hídrico en el país estaba centrada en una propuesta llamada “Gestión Integral de los Recursos Hídricos” (GIRH). En pocas palabras, y saltándonos los detalles técnicos, esa propuesta se enfocaba en estudiar las conexiones y los intereses de diversos actores en un límite geográfico definido: la cuenca. Sus pilares eran la oferta, la demanda, el riesgo y la calidad del recurso hídrico.

Aunque este enfoque tiene muchos puntos a favor, y suele ser implementado en gran parte del mundo, “nos dimos cuenta de que hay que seguir avanzando y dar el siguiente paso de la gestión integrada, que tiene que ver con asegurar hídricamente el desarrollo de las regiones, con territorios sostenibles, porque sin agua no hay nada más”, explica Caicedo. Uno de los reveses de la GIRH es que ha impulsado la idea y la visión de las cuencas como espacios “cerrados” de planificación, dejando de lado los efectos que pueden presentarse más allá de esa cuenca. (Puede ver: “Este libro es una carta de amor a Colombia”: Wade Davis)

Actualmente el Departamento Nacional de Planeación se encuentra evaluando la política y la idea es que, tras la entrega de los resultados, se involucren los ejercicios que se vienen adelantando con el SEI para actualizarla con base en lo que se ha construido en los últimos años.

La nueva apuesta, de “Seguridad Hídrica”, espera tomar varios de los recursos de la iniciativa Agua sin Límites, propuesta por el SEI, con la que se busca explorar nuevas soluciones a partir de tres pilares. Sus nombres técnicos: tele-conexiones del agua, consideración temprana del ecosistema y enfoques de participación e interés múltiple. El primero se refiere a incluir en las decisiones lo que sucede más allá del límite de la cuenca. “Si tú haces un vertimiento sobre aguas con mala calidad, no solamente estás afectando esa cuenca, sino todas las cuencas que están ubicadas aguas abajo” explica la investigadora. “Entonces, el análisis de tema de calidad debería incluir el efecto que estás haciendo sobre todos los habitantes que están aguas abajo sin importar el límite de la cuenca, revisando esas otras relaciones que existen y están mediadas por el agua”.

El segundo busca incluir a los ecosistemas desde el principio del análisis de la cuenca y en la planificación. “Es decir, que los ecosistemas tengan derecho a garantizar la salud de ellos mismos para que después nos puedan brindar los servicios ecosistémicos de los que nos beneficiamos”, señala. Por último está también la participación. “Proponemos que la aproximación sea multiescalar, y que se tenga en cuenta lo que pasa localmente, con el fin de que las instancias de participación tengan en cuenta a los habitantes del territorio en la planificación de las cuencas”.

Los retos pendientes

En Colombia el manejo de las cuencas hidrográficas ha estado tan sectorizado que hacer que la “Gestión Integral” del recurso pase del papel a la práctica ha sido uno de los principales retos. “En el país hemos fallado en la implementación. Porque ya se han adelantado estudios y se tienen las directrices y distribuciones, pero las decisiones que se toman a nivel territorial o desde los diferentes ministerios están desarticuladas”, asegura Caicedo. Se espera que con esta colaboración, y bajo metodologías que el SEI ha desarrollado e implementado, se facilite la articulación de los diferentes actores.

Otro de los retos, afirma Santos, es adaptar la Política a las condiciones propias del país. “Creo que este primer ciclo que llevamos de la política se ha basado mucho en conocer en realidad nuestro territorio y la diversidad de nuestro territorio. En la primera fase de la política tratamos de generalizar muchas cosas, pero resulta que tenemos unas características muy  diferentes en la Amazonía, en los Andes, en la Orinoquía, en el Caribe y en el Pacífico, que no nos permiten generalizar de una forma tan amplia todos los conceptos. Ese tipo de cosas hay que ajustarlas mejor al conocimiento que hemos adquirido de nuestro territorio en los últimos 10 años”, insiste.

Otro tema fundamental para este nuevo ciclo de la política es el tema de articulación entre las normas y la política ambiental con la política territorial, los POT, que se hacen desde las gobernaciones. “Se ve, y está escrito, que tienen estar articulados. Pero en la práctica no se lleva eso a la realidad”, asegura la experta. “Hay que mejorar la manera en la que los municipios toman decisiones respecto al desarrollo para la adaptación al riesgo, o cómo se toman decisiones para la mitigación, y como incorporamos todo el tema del cambio climático en esos ordenamientos territoriales”.

Una cuenca clave, y en la que empezarán a centrarse en los esfuerzos, es en la del río Magdalena, que cubre casi una cuarta parte del territorio del país y de la que dependen directamente casi 26 millones de personas (es decir, el 75% de la población de Colombia). Allí se encuentran recursos básicos como agua para consumo, alimentos, biocombustibles y electricidad, y tres cuartas partes de la producción agrícola del país se encuentran dentro de esta cuenca. La compleja relación entre las actividades que dependen del uso del agua, y los procesos ecosistémicos y de gobernanza hacen necesario que se sumen esfuerzos para conservarla y, con ella, el recurso hídrico de millones de colombianos. La idea es que con el conocimiento que se aporte, la propuesta sea extendida a las otras macrocuencas: Amazonía, Orinoquía, Caribe y Pacífico, teniendo en cuenta cada una de las particularidades. “Nuestras cinco macrocuencas son el eje de desarrollo a futuro del país”, concluye Caicedo.

 

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