De la rendición de memoria y cuenta del año, la religión fue protagonista. Basta ver unos pocos años atrás en los que los gobernantes también se aferraron a ella para justificar sus acciones .
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, durante una rueda de prensa en el Palacio de Miraflores. / EFE
Por Rubén Machaen*, México D.F. / @remachaen
Después de una extensa gira en Argelia, Angola, Ecuador, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, países todos miembros de la Organización de Países Exportados de Petróleo (OPEP), Venezuela esperó expectante el anuncio de nuevas medidas económicas que frenen la recesión y casi híper inflación que sacuden al país.
La única frase que se rescató de la alocución de Nicolás Maduro es que ‘Dios proveerá’. El descontento y las críticas de sectores de oposición no se hicieron esperar y en redes sociales el tema de la frase ha sido tan controvertido como banalizado. Sin embargo, a nadie sorprende.
No es la primera vez que el gobierno chavista invoca a Dios a la hora de la chiquita. En los últimos tiempos de Chávez, el entonces presidente y padre de la mentada revolución bolivariana, se aferró a la Divinidad cuando se hizo pública la noticia de que tenía cáncer y fotografías del enfermo presidente aferrado a una cruz se hicieron bandera de sus seguidores.
En 2010, también en nombre de Dios, maldijo al Estado de Israel, “desde el fondo de mi alma: maldito seas, Estado de Israel, terroristas y asesinos”.
El mismo año, y al mejor estilo de la serie Crime Scene Investigation (CSI) exhumó los restos de Simón Bolívar y dijo haber “recordado a Neruda” mientras miraba a los ojos del esqueleto del Libertador preguntándole “padre, ¿eres tú?” y el esqueleto de Bolívar le contestó “soy yo, que despierto cada 100 años cuando despierta el pueblo”.
De eso tan bueno, no dan tanto
Toda aquella perorata de ideologías mezcladas del Socialismo del Siglo XXI; incendiaras declaraciones contra el gobierno de Estados Unidos; alianzas estratégicas con países latinoamericanos y epítetos peyorativos hacia todo sector de oposición se dio durante la bonanza petrolera más alta que ha vivido Venezuela. Situación que permitió hacer de oídos sordos tanto a los gobiernos como a la opinión pública internacional.
Hoy corren otros tiempos en los que la verborrea es la misma y la economía es otra. El barril de petróleo cayó a 39,19 dólares y la gira de Nicolás Maduro en busca de nuevas alianzas fue cualquier cosa menos exitosa. No en vano arrojó la frase de que a Venezuela ‘nunca le faltará Dios. Dios proveerá’.
Este 2015 el chavismo cumple 17 años en el poder y se enfrenta, por primera vez, a la peor situación económica de su historia que está desde hace rato a la buena de Dios.
*Periodista venezolano. Bloguero invitado.