El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

Enfermero en el conflicto libio: “Mi paciente morirá, y todo lo que tengo para darle son mis lágrimas"

Zwara, Libya
Un médico atiende a una víctima de un accidente en el hospital de Zwara (Libia). / ©Samuel Gratacap-MSF

Colin Watson, un enfermero australiano que trabaja con Médicos Sin Fronteras (MSF), narra los estragos que ha dejado el conflicto libio en su sistema de atención médica y el trabajo para ofrecer una atención fiable de urgencia.

Mi trabajo como supervisor de Enfermería en las urgencias del hospital de Al Abyar, a 60 kilómetros al este de Bengasi, me ha permitido conocer el impacto que el conflicto ha tenido sobre el sistema sanitario libio, cuenta Colin Watson, quien acaba de concluir en Libia su séptima misión con Médicos Sin Fronteras (MSF).

Ha sido mi segunda misión con MSF en Libia. La primera vez que pisé este país fue en 2011, durante la revolución. Entonces estuve en Misurata, en un proyecto quirúrgico. Esta vez mi destino fue el servicio de urgencias del hospital de Al Abyar, una ciudad de 30.000 habitantes cercana a Bengasi.

MSF tiene en marcha varios proyectos en el este y el oeste del país. En Al Abyar, brindamos apoyo a un hospital en el que facilitamos formación a personal médico y de enfermería en el tratamiento de traumas y trabajamos en la modernización y mejora de la unidad de urgencias.

Antes de 2011, Libia podía presumir de contar con sistema sanitario moderno y funcional. Sin embargo, se trataba de un sistema de salud cuyo peso recaía enormemente sobre el personal extranjero, especialmente en materia de enfermería. Una de las consecuencias de esta dependencia ha sido la devaluación de los enfermeros locales que quedaron excluidos, en gran medida, de la atención directa al paciente. Con el estallido del conflicto en 2011, muchos trabajadores extranjeros abandonaron el país. Su salida se tradujo en una grave escasez de enfermos y en el consiguiente deterioro de un sistema sanitario que se encuentra, en estos momentos, en estado crítico.

Zwara, Libya
Jamila Al Harran, farmacista en un hospital de Zwara. Se esperan donaciones de medicinas. / ©Samuel Gratacap/MSF

El país ha pasado de la revolución a la guerra civil. Los enfermeros extranjeros no han regresado y la situación del sistema sanitario es caótica. Los años de conflicto han interrumpido la cadena de abastecimiento y en la actualidad los suministros médicos escasean. La falta de medicamentos, material quirúrgico y de laboratorio está limitando la prestación de asistencia sanitaria. Especialmente, la atención de personas con enfermedad crónica es cada vez más precaria.

Libia enfrenta problemas a la hora de formar a sus propios enfermeros. No existen en el país planes de estudios oficiales de enfermería reconocidos nacionalmente y la formación puede variar desde los tres meses a los cuatro años. En hospitales de referencia, como el de Al Abyar, se empleaban enfermeros que carecían de una formación adecuada para cubrir las necesidades de personal sin atender a la titulación académica o a las competencias clínicas.

Estos son solo algunos de los retos que enfrentamos a diario en las urgencias del hospital Al Abyar. Las urgencias registran un constante flujo de pacientes durante todo el día que presentan una serie de dolencias que van desde trastornos menores a traumatismos graves. Precisamente, una parte importante de mi trabajo consistía en formar al personal de enfermería en el triaje, es decir, en la selección y clasificación de los pacientes, y en el manejo de traumatismos.

Zwara, Libya
En la clínica Jedi Ibrahim, en la vieja ciudad. Elyas, de cinco meses y con diarrea, acompañado de su abuela. / ©Samuel Gratacap/MSF

A pesar de los problemas obvios relacionados con el idioma, forjé buenas relaciones con mis compañeros libios. Con paciencia, respeto y buen humor fue posible reducir la brecha cultural y lingüística y sentar las bases para una atención de urgencia fiable.

Pero sin un final a la vista para el conflicto en Libia y con una guerra civil en curso, las carencias en materia de atención sanitaria persistirán en un futuro inmediato. Recuerdo que un médico de Bengasi me confesó las trágicas consecuencias de la falta de acceso a fármacos esenciales.

«¿Qué debería hacer?», me preguntó.

“Sé que mi paciente morirá sin medicamentos, pero tolo lo que tengo para darle son mis lágrimas», me dijo.

Zwara, Libya
Einarwa, de cinco años, es atendida en compañía de su madre en el hospital Jedi Ibrahim. / ©Samuel Gratacap/MSF

Del colapso de la producción petrolífera al del sistema sanitario libio

La crisis política ha provocado el colapso de la economía libia. La industria del petróleo, la columna vertebral de la riqueza del país, se ha reducido drásticamente y las dos autoridades rivales se enfrentan por el control de los pozos y los canales de exportación. A causa del conflicto, muchas instalaciones petroleras ubicadas en la zona central del país han detenido la producción.

El sistema de salud también se encuentra estado crítico. La escasez de medicamentos, enfermeros y médicos expertos ha llevado al cierre de algunos hospitales públicos o a funcionar en una situación límite. La mayor parte del personal de enfermería extranjero ha salido del país debido al conflicto, mientras que muchos médicos experimentados han abandonado los hospitales públicos porque no pueden trabajar en tales condiciones. Los centros sanitarios cuentan con equipos de última generación que, sin embargo, están fuera de uso debido a la falta de mantenimiento y de piezas de repuesto. A ello se suma la falta de fármacos y material sanitario, especialmente de insulina y de suministros para la realización de diálisis. La adquisición de medicamentos supone un grave problema en un país con dos Gobiernos y dos Ministerios de Salud.

*Esta es una nueva entrega de la colaboración entre Médicos sin Fronteras y el blog El Meridiano 82.

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Una campaña de vacunación contra la poliomelitis en una de las oficinas médicas en Zwara (Libia). / ©Samuel Gratacap/MSF

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