Por: Francisco José Yate García

Si el señor presidente Gustavo Petro, o más exactamente, Alfredo Saade en conjunto con Isabel Zuleta dejan que haya elecciones presidenciales el próximo año, tendremos una de las contiendas más diversas del nuevo milenio. Algunos pregonan equivocadamente que la gran cantidad de precandidatos se debe a que, dada una mala administración, cualquiera lo puede hacer mejor y se lanzan al ruedo. Pero no mi querido amigo opositor, en Colombia, desde antaño, todo el mundo quiere ser presidente, excepto claro, un gran sector de politólogos a los que no nos gusta el poder, – o eso decimos, en un bajo o alto entendimiento de la política colombiana -. Y esta última idea es lo que nutre nuestra democracia, la cual siempre debemos proteger.

Antes que nada, no dejan de preocupar las diversas declaraciones de varios políticos de las alas más extremistas tanto en el petrismo como el uribismo. Personas como Izabel Zuleta o Alfredo Saade, inclusive el ahora gran enemigo y golpista Álvaro Leyva han manifestado que Petro debe reelegirse, y peor, que debe durar 20 años en el poder, que para eso quieren una constituyente. Paloma Valencia aprovechando esto, manifiesta que entonces Álvaro Uribe también debería reelegirse, que sea el presidente eterno como lo llaman varios de sus afines. Si usted querido lector es amante y dice proteger la democracia sabe que uno de sus pilares es el cambio de poder, cambio de mando, cambio, transición, periodos definidos, un final. De esta manera se debe hacer un llamado rotundo a no impulsar una constituyente extremadamente peligrosa para el bienestar democrático colombiano. De igual manera, el llamado se extiende también a la protección de las diferentes entidades que conforman el Estado colombiano, en las tres ramas del poder, Judicial, Ejecutivo y Legislativo además de los órganos de control.

La democracia no está soportada únicamente en el cambio de poder y la fortaleza e independencia de los órganos que integran un Estado. Demos = pueblo, Cracia = kratos = poder, ¿Qué significa esto?, que todo el pueblo puede integrar las ramas del poder. Pero, ¿Cuál pueblo? ¿el de Petro? ¿el de Uribe? ¿el de Lucho Garzón?, la respuesta es simple para el caso colombiano, TODO el pueblo, sin importar su color de piel, genero, creencias, etc. Obviando la lógica de la preparación intelectual para asumir un determinado cargo. Para el caso del poder ejecutivo en su máxima dignidad (presidente), tan solo se requiere ser Colombiano, Ciudadano en ejercicio, tener 30 años y haber vivido en el territorio nacional un buen periodo de tiempo. Es simple ¿no?, la constitución es muy democrática en este sentido. Lo anterior explica la gran cantidad y diversidad de precandidatos presidenciales, no querido amigo opositor, no es porque Petro lo esté haciendo mal o bien, es el simple deseo y derecho de cualquier colombiano de querer acceder al mayor cargo en un ejercicio democrático.

A día de hoy, hasta Batman quiere ser presidente. Este bogotano, John Edison Mosquera Blanco, logro dar el primer batacazo frente a por lo menos 40 precandidatos más, se dio a conocer, es viral en medio de lo que parece chiste, pero en realidad es algo muy serio. Por un lado, la comunicación política, la publicidad en este mundo, no es para nada diferente a la de cualquier producto, o la de un concurso de belleza o reality show, usted tiene que convencer a la gente, con gracia o con drama, tiene que saber vender, saber venderse, el posicionamiento de marca está entre otras cosas, en, ¿cuánto están hablando de usted? El drama está y ha estado presente también en las elecciones presidenciales, lastimosamente en un país tan violento, sigue siendo una lamentable forma que inevitablemente se usa por los precandidatos y sus afines.

Habemus democracia, 75 precandidatos no es una cifra para nada despreciable, la diversidad propia de un país plural como este se ve claramente reflejada. Los 75 no son solo gobiernistas, ni solo opositores, ni tampoco solo antisistema (outsiders), esa larga lista está integrada por todas las orillas ideológicas presentes en nuestro país. De esta manera el pueblo colombiano, todo, se puede sentir libre en una especie de gran Buffet donde puede elegir lo que quiera para llenar sus expectativas, afortunadamente no es un menú reducido entre pescado dañado y frijoles crudos, como es el caso de los vecinos. De aquí surgen varios problemas, el principal es la elección, ¿cuál es el que mejor satisface tus necesidades? A menos de un año se espera que estas columnas acompañadas de diferentes herramientas sean el mesero perfecto para que usted querido lector elija la opción que más encaja con sus preferencias y se siga nutriendo el bello ejercicio de la democracia.

No, la democracia no es perfecta, tiene varios problemas, como la dificultad para concretar proyectos que no se vean frenados por la idea del contrario de creer hacerlo mejor. Pero es lo que por ahora más nos acerca a la racionalidad, nos aleja de la instintiva violencia, en medio del dialogo y la paz se busca un estado de bienestar general. Las diversas ideas la nutren constantemente, procura un estado de igualdad para todo el pueblo. Debemos protegerla de proyectos equivocados y atornillamientos en el poder. Siempre debemos buscar esa libertad y pluralidad en la elección, en una competencia sana y equitativa, puede ganar la mejor opción.

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