Hace un tiempo escribí un artículo en este mismo espacio explicando el método de votación de Borda, existente desde el año 1770 (ver https://blogs.elespectador.com/actualidad/ecuaciones-de-opinion/cambiamos-metodo-elecciones). El mecanismo consiste básicamente de una votación en la que el votante lo hace por más de un candidato, ponderando el orden de preferencia. Naturalmente en estos últimos 250 años han aparecido muchas variantes, así como experiencias que demuestran sus bondades y también sus debilidades; no obstante, con el tiempo el mecanismo ha ido ganando una acogida importante.
Por ejemplo se estrenó este método de votación preferencial en las elecciones primarias para alcalde de Nueva York celebradas en 2021 con una interesante variante que impone una condición adicional consistente en que durante la primera ronda se cuentan todos los votos de primera opción, si un candidato recibe la mayoría absoluta en esta ronda, entonces ese candidato gana, y ahí termina el conteo. Si no hay un ganador en la primera ronda, se pasa a la segunda eliminando de la competencia al que tenga menor respaldo. La regla adoptada preveía que ese procedimiento se debía repetir en nuevas rondas hasta que un candidato lograra la mayoría. Por lo tanto, continuando con las rondas sucesivas, si un candidato obtiene la mayoría en la segunda ronda, entonces ese candidato gana, y ahí termina el conteo. Si no hay un ganador por mayoría, se elimina de nuevo al candidato con la menor cantidad de votos y el proceso continúa hasta que un candidato gane.
Con estas reglas los votantes demócratas, por ejemplo, votaron por 5 de 13 candidatos, ordenando según su preferencia, hasta elegir al ganador que enfrentó al candidato republicano que fue elegido en una sola ronda, pues entre los republicanos solo hubo dos candidatos.
Este sistema ya había sido usado en la ciudad de San Francisco desde noviembre de 2004 para elegir a los funcionarios que desempeñan los cargos locales de Alcalde, Registrador, Fiscal de Distrito, Defensor Público, Alguacil, Tesorero, entre otros, y algunas variantes del sistema de votación basado en el método de Borda se usan a nivel nacional en países como Irlanda, Eslovenia, Australia y también en Perú para el congreso.
Entre las conclusiones a las que han llegado los analistas hay unas a favor y otras en contra del método de Borda: en un país en desarrollo se conceptúa que puede contribuir a un proceso electoral más justo, más inclusivo y representativo, lo que fortalecería la democracia y la legitimidad política. No necesariamente favorece al candidato más popular y puede afectar entonces al preferido por las masas, haciendo paradójica la democracia, pues no necesariamente cumple con el criterio de mayoría. Sin embargo, este método favorece la inclusión en el sentido de que los electores pueden expresar sus preferencias por múltiples candidatos y no estarían limitados a elegir uno solo; cuando hay muchos candidatos, es frecuente que el elector quiera apoyar a uno, pero manteniendo la opción de poder apoyar también a otros de imagen favorable y de descartar a los que tienen su rechazo.
Hay quienes aseguran que este método puede ser especialmente beneficioso para países en desarrollo que tienen diferencias regionales muy grandes y diversidad cultural y étnica, permitiendo que los grupos minoritarios tengan una mejor representación en el gobierno. También se dice que el método de Borda puede conducir a expresiones más honestas, genuinas y auténticas de las preferencias de los electores.
El método de Borda fomenta la creación de consenso e incentiva a los candidatos a buscar apoyo en un espectro más amplio de electores en lugar de concentrarse en su base nuclear de apoyo. Esto también promueve la coalición de varias vertientes políticas.
No hay un sistema electoral que deje satisfecho a todo el mundo, y en el caso del método que se emplea en Colombia para repartir las curules en las elecciones parlamentarias hay que decir que arroja resultados bastante injustos; este método conocido como “Método D’Hondt”, fue creado en 1878 por el jurista belga Victor D´Hondt.
El cálculo del número de curules que le corresponden a los partidos se realiza únicamente para aquellos que hayan superado el umbral, que en el caso colombiano se define como el 3% del total de votos válidos. Así por ejemplo, si para el senado hubo 18.000.000 de votos válidos, el umbral debe ser de 540.000 votos.
Para la asignación de curules se procede entonces excluyendo aquellos partidos que no han logrado superar el umbral. A continuación los candidatos se ordenan en cada lista de mayor a menor, según el número de votos obtenidos por cada uno de ellos. Si la lista del partido es cerrada este orden está preestablecido desde antes de la votación.
Un sencillo ejemplo que ilustra el método es el siguiente: supongamos que son 5 los cargos por elegir y que hay tres listas de candidatos. Imaginemos que la lista A obtiene 100 votos, la lista B obtiene 60 votos y la lista C obtiene 40 votos. Como son 5 los cargos que se van a proveer, procedemos a dividir por 1, 2, 3, 4 y 5 cada uno de esos números y obtenemos (despreciando los decimales) los siguientes valores:
Lista A: 100, 50, 33, 25, 20
Lista B: 60, 30, 20, 15, 12
Lista C: 40, 20, 13, 10, 8
Como son cinco los cargos que vamos a elegir, se escogen entonces los cinco valores mayores que encontremos en esa matriz; es decir:
100, 60, 50, 40, 33.
Obsérvese que tres de los elegidos se escogieron de la primera lista: 100, 50, 33. De la segunda lista se escogió solo el valor 60 y de la tercera, el valor 40. Así, los cinco cargos se reparten con 3 de la lista A, 1 de la lista B y 1 de la lista C.
El menor valor que se toma para asignar un cargo se llama cifra repartidora. En nuestro ejemplo esta cifra es 33. Nótese que si se divide el número total de votos de cada lista por esta cifra (despreciando los decimales), obtenemos el número de cargos ganados por cada lista:
Lista A: [100/33] = 3
Lista B: [60/33] = 1
Lista C: [40/33] = 1
La forma como funciona el método D´Hondt explica la razón por la que un candidato puede quedar por fuera aun cuando haya obtenido más votos que otro que sí fue elegido, lo que puede parecer bastante injusto. Si en nuestro ejemplo, en la lista A el primer candidato tuvo 80 votos, el segundo 10 y el tercero solo 5, se eligen el segundo y tercero también, pues la lista tiene derecho a tres cargos, como ya vimos. Pero es posible que en la lista B el primer candidato tenga 35 votos del total de 60 y el segundo haya obtenido 15. Como esta lista solo tiene derecho a un cargo, el candidato que tuvo 15 se queda por fuera habiendo obtenido más votos que el segundo y el tercero de la lista A, que solo obtuvieron 10 y 5 respectivamente.
Como se observa, los métodos de votación tienen ventajas y desventajas, y cualquiera que se use puede ser calificado de sesgado para unos y justo para otros.
@MantilaIgnacio