Ante nuestros propios tropiezos en las actividades cotidianas estamos siempre inclinados a gritar lanzando a todo pulmón un madrazo o a sacar del alma una buena grosería para liberar la rabia y luego la risa que nos causa nuestra propia torpeza. Nadie se salva de esas pequeñas adversidades ni de algunos dolores o penas por…
Ante nuestros propios tropiezos en las actividades cotidianas estamos siempre inclinados a gritar lanzando a todo pulmón un madrazo o a sacar del alma una buena grosería para liberar la rabia y luego la risa que nos causa nuestra propia torpeza.
Nadie se salva de esas pequeñas adversidades ni de algunos dolores o penas por esos accidentes caseros que suceden tan frecuentemente. Pero en torno a la sátira y a la burla que despiertan, han surgido textos ampliamente conocidos, referentes del sarcasmo irónico, que nos sirven de consuelo para la mala suerte.
Así por ejemplo, las conocidas Leyes de Murphy se repiten diariamente como verdades que no necesitan demostración. Una muy aceptada es:
«La tostada siempre cae del lado de la mantequilla»,
pero la Ley de Murphy más difundida es tal vez:
«Si algo puede salir mal, saldrá mal».
Algunas de estas observaciones satíricas han llegado a otros campos; especialmente se han encargado de describir el ámbito laboral y han sido elevadas a diferentes categorías; tal es el caso del famoso Principio de Peter, que identificó un problema real y avanzó más en la teoría, este “principio” afirma que:
«Con el tiempo, cada puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para llevar a cabo sus deberes»
Y naturalmente no podía faltar en este mismo campo la herramienta fundamental de las matemáticas para aquellas afirmaciones, leyes, principios, sentencias o conclusiones que necesitan de una rigurosa demostración para conseguir la aceptación general. Tal es el caso del conocido Teorema del Salario que establece lo siguiente:
«Los Ingenieros y los Científicos, nunca pueden ganar tanto como los Ejecutivos y los Comerciantes»
El autor de este “teorema” es Dilbert, protagonista de una tira cómica satírica creada por Scott Adams que ha aparecido desde 1989 en algunos periódicos. Se trata de un personaje ficticio, a veces empleado en una empresa, que desde su cubículo observa cómo se hacen las cosas absurdamente en la compañía y cómo los empleados menos competentes son ascendidos sistemáticamente hasta llegar a los cargos directivos, validando así el Principio de Peter.
Pero el nombre de “teorema” lleva al reto de su demostración, pues un teorema sin demostración no podría llamarse así. Entonces veamos cómo es su demostración.
Demostración del Teorema del Salario
Se sabe que:
El conocimiento significa potencia (C = P). (1)
El tiempo es dinero (t = D), por eso el dicho: “el tiempo es oro”. (2)
De la física se sabe que la Potencia relaciona las variables Trabajo sobre tiempo. A partir de (1) y (2) tenemos entonces que:
Pero de (1), conocimiento es potencia (C = P). Entonces de la anterior ecuación se sigue que:
y como de (2) se tiene que tiempo es dinero (t = D), el conocimiento se transforma en:
Despejando la variable D (dinero) de esta última ecuación tenemos que:
o sea
por lo tanto, independientemente de la cantidad de Trabajo que se fije, cuando el denominador Conocimiento se aproxima a cero, la variable Dinero crece y tiende a infinito. Y cuando el Conocimiento crece, el Dinero disminuye.
Con esto se demuestra que el salario (calculado en dinero) está en proporción inversa al conocimiento y como los Científicos y los Ingenieros tienen más conocimiento que los Ejecutivos y los Comerciantes, entonces nunca los primeros podrán ganar tanto como los segundos, con lo cual queda demostrado el teorema.
Este Teorema del Salario admite una observación satírica, que con algo de humor la expreso como
Corolario
Si no has entendido la demostración de este teorema, no te preocupes: seguramente estás gozando de un sueldo muy alto.
@MantillaIgnacio
Ignacio Mantilla Prada
Matemático
Profesor
Dr. Rer. Nat.
Rector 2012 – 2018
Universidad Nacional de Colombia
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