La leyenda del rey Arturo ha sido tema frecuente de obras literarias, novelas de ciencia ficción y de series y obras cinematográficas fantásticas que han divertido a grandes y chicos de varias generaciones; algunas de estas fascinantes narraciones han estado sustentadas también en el Santo Grial, el Mago Merlín, los Caballeros de la Mesa Redonda, el Castillo de Camelot, entre otros tantos elementos y personajes que han servido para construir esa figura principal y legendaria del rey Arturo, que fue adquiriendo forma y que ya hasta nos resulta familiar. 

Aunque no hay evidencia histórica de la existencia de un rey llamado Arturo en la época en la que se supone que vivió, entre los siglos V y VI, posterior a la retirada romana de Britania y a la caída del Imperio Romano en occidente, algunos historiadores coinciden en que la figura literaria del rey Arturo pudo estar inspirada en algún personaje histórico de origen celta.

Lo que sí se conoce a ciencia cierta es que la divulgación de la historia del rey Arturo parte de una obra escrita en latín en el año de 1136 por el clérigo galés Godofredo de Monmouth, titulada Historia Regum Britanniae o Historia de los reyes de Britania. Se trataba de una crónica sobre reyes británicos históricos, entre ellos el gran rey Arturo, principal protagonista de grandes episodios y modelo de legitimidad.

El objeto que no falta en todas estas leyendas, como si se tratase de un protagonista más, es la conocida Mesa Redonda, que fue introducida en la historia por el poeta normando Wace en su obra Roman de Brut (1155) y se convirtió en uno de los elementos centrales de las versiones posteriores de la leyenda. La Mesa Redonda es sin duda la prueba del carácter justo y equitativo del rey Arturo porque garantizaba que entre los 24 valientes caballeros que lo siguieron no habría privilegios, pues al sentarse a su alrededor, todos estarían como iguales en cualquier distribución. 

Por tratarse de un objeto legendario de tanto valor histórico y clave para demostrar o negar la existencia del rey Arturo, la Mesa Redonda despierta una gran curiosidad. El bello tablón aparece expuesto en la única parte en pie del Castillo de Winchester, cuya construcción data del año 1066, en la pared de un salón que fue centro de la corte y el gobierno de Inglaterra cuando la ciudad era la capital. La Mesa Redonda tiene 25 sectores dibujados y los nombres de los 24 caballeros están escritos, uno en cada sector, alrededor del borde de la mesa con la imagen del rey Arturo, sentado en el trono, que ocupa uno de esos sectores. La mesa ha permanecido allí colgada por más de 700 años; tiene un diámetro 5.5 metros y pesa 1200 kilos.

Pero saber a ciencia cierta si esa hermosa mesa fue la mesa de la leyenda del rey Arturo sí es posible gracias a la química y las matemáticas. En efecto, la especulación sobre la autenticidad de la mesa fue resuelta finalmente en el año de 1976, cuando se pudo determinar su edad mediante la técnica del carbono- 14, como me propongo exponer a continuación.

Las técnicas de datación con carbono- 14 fueron desarrolladas inicialmente por el quíımico estadounidense Willard Frank Libby de la Universidad de Chicago en 1947. Sus trabajos le fueron reconocidos con el Premio Nobel de Química en 1960.

Para comprender en qué consiste esta técnica empecemos por recordar o aprender que la vida media de una sustancia radiactiva es simplemente el tiempo que le toma desintegrarse a la mitad de los átomos presentes en una cantidad inicial. El carbono-14 tiene una vida media de 5568 años, esto quiere decir que en este periodo de tiempo la mitad de los átomos se desintegran. La absorción de carbono-14 se detiene cuando un ser vivo muere, debido a esto, al transcurrir los años la proporción de carbono-14 disminuye. Este fenómeno permite estimar la edad, por ejemplo, de un hueso fosilizado, al calcular la fracción de carbono-14 aún presente en él, en comparación con la cantidad original, que es similar a la que está presente en la atmósfera.

Matemáticamente, si expresamos la cantidad de carbono- 14 que queda en cualquier momento por medio de una función del tiempo A(t), entonces podemos determinar la constante de decaimiento k que nos indica cómo disminuye la cantidad de carbono- 14 presente en el organismo muerto con respecto al tiempo, ya que la razón a la que disminuye una sustancia radiactiva es proporcional a la cantidad presente de sustancia radiactiva; esto significa que podemos describir el fenómeno mediante una ecuación diferencial ordinaria con un valor inicial de la siguiente forma:

Las mediciones que se realizaron en 1976 de la madera de la Mesa Redonda mostraron que el número de átomos de carbono-14 presentes en un gramo de un pequeño trozo de la tabla eran aproximadamente 6,08, y los que se midieron en una muestra similar del mismo tipo de madera recién cortada ascendían a 6,68. Con estos datos puede determinarse, matemáticamente, la edad de esa mesa usando la función A(t) antes calculada, como sigue:

Este resultado indica que la madera con la que se fabricó la Mesa Redonda de los caballeros del rey Arturo, expuesta en el Castillo de Winchester, fue cortada 756 años antes de 1976, o sea en el año 1220, por lo tanto no puede ser la mesa auténtica, ya que el rey Arturo de la leyenda vivió siete siglos antes de fabricarse esa mesa.

Como se observa, las matemáticas están en todas partes, también en esta fascinante leyenda de los caballeros de la Mesa Redonda del rey Arturo y pueden ser aplicadas para despejar o generar más dudas: ¿existió el rey Arturo?

@MantillaIgnacio

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