Don Ramón, psicología laboral

Publicado el ramon_chaux

¿Todos expertos o mejor uno especializado?

¿Especialización o todos expertos? Un poco de historia

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Tal vez es una pregunta que no se resuelva. Desde Ford, que popularizo la producción en línea, viene la discusión.

Sucede que cuando un empleado aprieta como una única tarea sólo un tornillo en el proceso de producción, llega a volverse tan rápido y eficiente que aun hasta dormido podría seguir incrustándolos conociendo perfectamente hasta donde hacer fuerza para el torque perfecto. De esta forma, en una cadena de producción, cada uno está preocupado por su única tarea, que es continuada por otro y así sucesivamente hasta que al final de la línea sale el producto terminado.

A tal concepto de producción se le denominó Taylorismo. También fue uno de los motivos para que Marx hablara de la “alienación del trabajo”.

En su momento fue toda una revolución y aun hoy se ven muchas fábricas, humanas o automatizadas, que funcionan muy bien con este modelo.

Hay un problema grave aquí y es mantener la motivación humana. No es fácil tener motivado a un empleado haciendo una tarea repetitiva todo el día.

En 1970 los japoneses se impusieron con un nuevo modelo: el Toyotismo. Bajo esta premisa las funciones pueden adaptarse según las necesidades. Los empleados pueden tener tareas flexibles y rotarse en diferentes responsabilidades. Nadie es experto absoluto en una tarea y el concepto de ayuda y trabajo en equipo se fortalece.

Bajo el modelo Ford la alta producción en línea produce un exceso de mercancía y un aumento de los productos en bodega. En el modelo Toyota, todo se ajusta en base a los pedidos y los recursos, personas y máquinas, deben ser flexibles para adaptarse a las órdenes de compra, no a la producción en masa. Es decir, adaptar la producción a la cantidad que efectivamente se vende: producir lo justo y lo necesario así que prácticamente no existe el almacén. De allí nació el famoso «just in time».

Casi todos estarán de acuerdo que el segundo modelo no sólo es más eficiente, sino más agradecido con la naturaleza humana y el trabajo. Un obrero de 1920 pasaba 12 horas apretando un tornillo y con mucha probabilidad seguiría en igual tarea los próximos años. Un obrero japonés de 1970 rotaba sus responsabilidades según donde se necesitara, aprendía nuevas cosas, variaba su trabajo y, en lugar de ser una tarea rutinaria y aislada, buscaba siempre apoyar a un equipo: donde más fuera necesitado, allí estaba.

No se asusten, pero el Taylorismo, el modelo de Ford, está de vuelta. Sí señor. Ha tomado la forma de revolución digital. Las personas le piden a un software que apretando un botón haga todas las tareas. Una aplicación es “muy pesada” si para obtener un resultado se tienen que presionar más de tres clics.

Hemos vuelto pues a la tarea «alienada», ya no de apretar un sencillo tornillo sino a una aún más simple: Dar unos cuantos clics (no demasiados).

Dejemos un espacio para el análisis. Para el contacto con la persona, para supervisar la tarea con los dulces ojos sin la frialdad de las cifras de un tablero de control. Los psicólogos y psicólogas tienen una enorme capacidad de imponer la creatividad y la experticia sobre las tareas que exigen solo apretar un botón (digital). También pueden hacer tareas analíticas los ingenieros industriales, los administradores de empresas y casi todas las demás profesiones.

Hoy siguen vivas y enfrentadas las dos escuelas: hay quienes casi que confían todo el proceso de selección a un software y hay quienes privilegian la entrevista y las muestras de trabajo.

Hay quienes se creen modernos porque su software obtiene resultados a un clic y afortunadamente existen profesionales que usan y mantienen vigente el rol del ser humano como ser trascendente en las decisiones de trabajo.

Han pasado más de 100 años, pero tal parece que la pelea de los modelos de trabajo de Ford y de Toyota sigue enfrentados.

Se argumenta que se dan clics por cuestiones de masificación y productividad. “Es que son demasiados para hacer un análisis individual. Se perdería mucho tiempo”, dicen.

¡Era el mismo argumento que tenían los Tayloristas hace cien años!

Hasta pronto

 

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Ramón Chaux

Psicólogo organizacional Freelance

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