Don Ramón, psicología laboral

Publicado el ramon_chaux

Liderazgo: una mirada diferente

lider

Normalmente en los perfiles de cargos encontramos la competencia liderazgo como si fuera ella sola, por sí misma, una competencia que faculta a un ser humano para asumir un rol estratégico dentro de la organización y dirigir, ordenar y conducir la misma hacia el cumplimiento de sus objetivos.

Me he propuesto en este escrito exponer las razones del porque una competencia unidimensional como “liderazgo” es insuficiente para describir la amplia gama de comportamientos y actitudes que debe tener un líder para poder ostentar tal título de manera excelsa.

Integridad

¿Se imaginan un líder que no sea integro? Cuando hablamos aquí de integridad no nos referimos al cumplimiento de las normas y la ley, sino a ese sentimiento de confianza de que la persona es la misma en todos los ámbitos y no cambia su discurso y su actitud según la audiencia. Es claro que el lenguaje debe adaptarse a cada público, pero el mensaje debe ser el mismo. Estamos llenos de líderes que ante los empleados promete revisar los salarios pero en la junta financiera plantea su congelamiento. El liderazgo pues exige ser “de una sola pieza” y reflejar en su vida organizacional una coherencia a toda prueba en su discurso en diferentes ambientes. El mensaje debe ser el mismo si el líder habla a un auxiliar que al gerente de operaciones, así se deba adecuar el lenguaje en ambos casos.

Suficiencia técnica

Para ser un líder se necesita conocer ampliamente el sector que se lidera. Imaginen por un momento un general que nunca ha estado en la guerra. De nuevo se presentan muchos casos en donde hay líderes que no dominan suficientemente el área u objeto de la organización. Cuando esto sucede, es común ver a estos líderes acompañados de uno o varios lazarillos que le llevan por el buen camino y le aconsejan en los temas técnicos de un problema. Es claro que el líder no tiene por qué saberlo todo, pero es clave que quien lleva bajo su mando una empresa debe conocer muy bien el sector en el que se mueve. En la política vemos como el ministro de agricultura pasa al de minas, el de educación se mueve a justicia y el de justicia pasa a defensa. Tales cambios no reflejan más que el mantenimiento del poder en unas manos y aunque haya muy buena gestión administrativa y se posea “don de mando y liderazgo”, jamás se podrá sobrepasar el rendimiento de alguien que conozca el sector.

Un líder que no conozca suficientemente el negocio no será sino el líder de papel, puesto que las decisiones en el “campo de batalla” inevitablemente serán tomadas por su subalternos.

Análisis y solución de problemas, capacidad analítica

No es posible concebir un liderazgo sin alguien a quien le quepa en la cabeza toda la organización, sus complejas relaciones y el comportamiento sistémico de los procesos. Cuando al liderazgo le falta esta característica (normalmente en liderazgos heredados por tradición familiar o poder político o económico), las decisiones pueden parecerse a las de un piloto de avión acostumbrado a navegar de día y le coge la noche sin entender ni pio de vuelo por instrumentos. El análisis y solución de problemas, o pensamiento analítico, son una característica esencial del liderazgo.

Nuestro líder ideal entonces, además del don de mando debe tener integridad, suficiencia técnica y capacidad analítica.

¿Es suficiente? Claro que no.

El concepto de liderazgo implica necesariamente el trabajo en equipo.  Durante mi vida laboral conocí algunos “líderes” que sólo eran visibles al encontrarlos en el parqueadero o en el ascensor. Su oficina permanecía siempre cerrada y sólo era perceptible para un reducido grupo de personas, normalmente los lunes, día de junta o de reunión para hacer seguimiento a las tareas y problemas del área. Un individuo, hombre o mujer, que se precie de tener una posición de liderazgo debe ser capaz de interactuar con todos los niveles de la organización, entender los problemas en todos los horizontes jerárquicos y eso implica relacionarse de cerca, “untarse” de realidad en el negocio. No es claro si este aislamiento de ciertos líderes es debido a una necesidad de marcar diferencia frente a los demás miembros de la organización o a una incapacidad social de relacionarse.

Justicia

Martha Alles dice sobre esta competencia “Actitud permanente de dar a cada uno lo que corresponde en los negocios, en la relación con los clientes y proveedores y en el manejo del personal, velando siempre por el cumplimiento de las políticas organizacionales. Implica pensar, sentir y actuar de este modo en todo momento, en cualquier circunstancia, aunque fuese más cómodo no hacerlo”.

La justicia así concebida implica que el líder sea conciliador con todos los públicos de interés de la organización, no un “voraz apostador” y ganador en todos los escenarios. Para que alguien crea y asuma con agrado las directrices de un líder debe sentir el halo de la justicia en todas sus decisiones. Justicia con sus empleados, con los proveedores, accionistas e incluso con la sociedad misma. No se entendería un líder que asuma que todo debe ser ganado para la empresa, aun a costa de perjuicios para otras entidades o personas, así se trate de la mismísima competencia.

Planificación y organización

Un verdadero líder debe ser capaz de plantearse sus objetivos por etapas, cumpliendo ciertos pasos en una cronología de tiempo y con un método claramente establecido de antemano, con indicadores y con capacidad de ajuste a medida que avanza en el camino. ¿Cuántos lideres no conocemos que cambian las reglas según su estado de ánimo?  ¿Cuantas veces no hemos recibido órdenes que van en total contra vía de lo que se ha venido trabajando con método y perseverancia desde hace tiempo? No hay nada peor que encontrar a un líder desorganizado, que no defina tiempos ni recursos y que su discurso solo refleje una idea pasajera, porque leyó un libro, escucho a un “gurú” o simplemente le pareció que era lo mejor. En ninguna otra persona, aparte de la secretaria, es tan importante la competencia planeación y organización.

Estabilidad emocional y manejo de estrés

En todos los lugares del mundo el ostentar una posición de poder implica ser el centro de diferentes fuerzas opuestas. Incluso, más allá de eso, siempre será el blanco predilecto de críticas y de ataques independientemente de su actuar. Un líder deberá tomar en muchas ocasiones decisiones impopulares. Para eso se necesita temple, capacidad de absorción de golpes y alta tolerancia a las situaciones problemáticas, manteniendo la calma y la capacidad serena para tomar las mejores decisiones. Si no tenemos esto en cuenta, estaríamos asesinando lentamente a nuestro líder, de una ulcera estomacal o un fulminante infarto…

Para terminar de dibujar completamente a nuestro líder, podríamos mencionar también la capacidad de comunicación o “comunicación efectiva”, ya que no se concibe un líder sin esta capacidad y además la capacidad de “negociación”, indispensable para colocar de acuerdo a los múltiples públicos de interés que debe alinear un líder cuando sus intereses no siempre fluyen en un mismo sentido.

Después de unir nueve competencias en un sólo ser humano, nos encontramos con que las definiciones de liderazgo suelen parecerse a esta: “Es la capacidad de dirigir a un grupo o equipo de trabajo del que dependen otros equipos. Es líder de líderes. Eso implica el deseo de guiar a los demás…”.

Si deseamos tener una figura de autoridad, podemos elegir simplemente la competencia que se refiere a la capacidad de mando y de dirección. Si queremos de verdad impactos positivos en la organización tendremos que ver mucho más allá de la definición simple de la misma e integrar la figura del líder dentro de un marco de conductas, de personalidad y de actitudes que debe tener toda persona que tenga la capacidad de incidir sobre el destino de personas, grandes capitales y la sociedad en general…

Me pregunto ahora: ¿las pruebas que dicen medir liderazgo tienen en cuenta por lo menos algunos de estos factores?

Entonces la definición de liderazgo debe dar un giro totalmente diferente. ¿No será que el liderazgo es el resultado de las características que he descrito (junto a muchas otras)?

¿Sera que le hemos puesto mucha atención al huevo y no hemos ni siquiera mirado a la gallina? Es decir, primero son las cualidades humanas, después el mismo grupo se encarga de reconocerlo como líder.

El liderazgo sin justicia sería un dictador.

El líder sin control emocional es un piloto con miedo a las alturas.

El liderazgo sin planeación y orden es una orquesta de jazz… (Que se junta por primera vez sin haber ensayado antes).

El liderazgo sin integridad es como un barco que va siempre en la dirección que le lleva la corriente.

El líder sin capacidad de persuasión es como un diploma en la pared de una persona que no ejerce la profesión.

Un líder sin capacidad de comunicación es como una biblia escrita en arameo antiguo.

Un líder sin la competencia negociación es como colocar a un niño a negociar cuadros de Picasso al lado de una dulcería llena de bombones…

Mi aporte entonces, que le da un vuelco total al concepto de liderazgo, es que no se trata de una competencia. La capacidad de influir positivamente sobre otros descansa sobre un cúmulo de cualidades.

El concepto sólo de liderazgo es demasiado débil para describir suficientemente un guía y su éxito descansa sobre una multitud de cualidades o competencias, no sobre ella misma, per se.

No aspiro a que me crean. Por lo menos anhelo haber sembrado la inquietud.

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Hasta pronto

 

Ramon Chaux

Psicólogo Organizacional

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