Dice Donpopo

Publicado el Donpopo Ayara

Metamorfosis en una violación

¿Cómo fue? ¿Se encontraban los siete hombres con uniforme militar camuflado, botas enlodadas, municiones terciadas, dedo, fusil, gatillo, pelo al ras, rostros de intemperie, parados en un paraje; y la niña indígena, falda roja, blusa humilde, manos, canasta, frutas, pelo lacio, lánguida, caderas diminutas, senos apenas, que tuvo que pasar por entre el bosque de hombres; y se dijeron estos, vamos a violarla; y ya?; ¿o lo pensaron y se hablaron con la mirada; y  ya?; ¿o lo planearon desde días, y este ya fue..?.

¿La cogieron por la fuerza, la amarraron, la amordazaron, la llevaron a una casa abandonada; o fue en el batallón; o en el mismo monte donde se encontraban..? y ¿Son primerizos o habituales? y ¿Se sentían poderosos, autorizados, inmunes,  inimputables? y… ¿por qué no la mataron?.

¡Debo saber! O su deshumanización me humanofobiarizará. Quiero preguntarles. Interrogarlos. Torturarlos. Descamarles del cuerpo el inocente olor, las lagrimas puras y el pánico huérfano de esa niña.

Sensaciones se me apiñan una tras otra. La Niña. Los ojos se le aguaron al ver los siete hombres parados a discreción; el corazón se le aceleró. El tiempo se le detuvo, el aire no sopló, el sonido se le apagó, la visión se le arrugó. Fija la mirada en los 14 ojos rojos inertes, acechándola. Sus jadeos. Sus hedores, ráfagas de vaho caliente y espeso le soplan desde todos los cardinales, la queman, la asfixian, la ahogan. Huele a cobre. Busca las estrellas, pero solo hay pelo, músculo y saliva en el cielorraso. Entonces mira pa´ dentro. Ensordecida siente el cuerpo que ya no es suyo; lo percibe flotando sobre lava, que lo halan, lo empujan, lo tiran, lo arrastran. Abajo la tierra húmeda, la hierva fría, las piedras puyan; y todo el peso del infierno sobre ella. Se esconde tras su alma…

Veo desde arriba cómo los hombres rápidamente se van despojando de su fusil, de su uniforme, de sus botas, de su humanidad, se encorvan, desnudos en cuatro patas, con ansias y desespero, se empujan, gruñen, braman, olisquean, rasguñan, desgarran, lamen, trituran, mastican su carne, su vientre, sus tripas, sus huesos, su sangre, sus sesos. La despresan toda. Rugen y aúllan envueltos en las tinieblas, hasta las primeras llamas. Y abandonando las piltrafas se ven, seis entes vacíos, sin almas, solo sombras, el mal inmarcesible, envueltos en un júbilo inmortal. Los demonios de San Mateo.

Los nueve infiernos de Dante. El séptimo demonio se deleita observando. Otros dos demonios lisonjeando. La abogada del diablo twitteando: “falso positivo”. Falso, porque para ella los mamos, las madres, las niñas indígenas no existen, mas que en las fotos de Marca Colombia, objetos para explotar, usar y desechar. Condenados estamos. Todos. Por omisión. Y por olvido…

Comentarios