Escribe RD:——-Apreciado Alberto:
Acabo de terminar de leer su libro El Cartel de Interbolsa. Excelente, un final vibrante a más no poder. He quedado en shock ante lo que me parece la connivencia de la BVC y su cabeza Córdoba con Interbolsa. Es inexplicable que ante repos de 100.000 millones de pesos, la BVC le dé 51 días a Interbolsa para desmontarlas y no se tome la molestia de ver si Corridori tenía cómo respaldar las repos o inclusive la misma Interbolsa. Desde junio de 2012 se hubiera podido disminuir el daño de la quiebra de Interbolsa. Da la impresión de que Córdoba le decía que sí a todo lo que le dijera Jaramillo.
Tampoco entiendo la sangre fría de Rodrigo Jaramillo y Juan Carlos Ortiz para llamar la inversión en Fabricato «un buen negocio»: el plan era inflar la acción para venderle aire a otra empresa. Es decir, desde el principio la idea era tomarse Fabricato para estafar a un tercero. Ortiz dice que con el respaldo de un banco el negocio hubiera sido «exitosísimo». Cuánta razón tiene la doctora Camila Botero: es cuando mínimo imbécil invertir tanto dinero en Fabricato. Si la acción estaba en $20,00 por algo sería. ¿A cuál bobo se la iban a vender a $90,00? Sin palabras.
Igual que la Superintendencia: no se explica un organismo de 800 empleados a qué se dedica. Ya Interbolsa había sido sancionada por las mismas prácticas en 2003 y el tiempo ha terminado por darle la razón a su columna en El Espectador: lo que hizo fue premiar a Interbolsa. Cuando se demostró la irregularidad por la que consiguió la licencia para los TES («con tanto esfuerzo» como dijo cínicamente Ortiz), se la tenía que haber cancelado de inmediato.
Cuando uno como inversionista le pide a su corredor que prefiere la seguridad al rendimiento, que no quiere invertir en nada que implique riesgo o mucho menos alto riesgo, primero confía en que el corredor obedecerá nuestra voluntad, y que si no lo hace, hay una superintendencia que estará vigilante en caso de que no suceda. Ni lo uno ni lo otro. Estos responsables oficiales hablan de «todo lo que hay para aprender» después de este desastre: dos años después me gustaría preguntarles qué cambios han hecho y qué medidas están tomando para que casos como el de Interbolsa no se repitan, cómo se ha traducido en la práctica ese «aprendizaje». Mucho me temo que poco o nada ha cambiado.
Estaré atento a la segunda edición de su libro, corregida y aumentada.
Un cordial saludo