Desde el fogón

Publicado el Maritornes

La buena fiebre

Hay un runrún, un ruidito, un estruendo interior, una fiebre, un despertar, una pulsión, un movimiento telúrico. Es una fiebre en su sentido renovador, es la fiebre contagiosa que debería hacer casi imposible permanecer en estado de indiferencia.

Huertas pequeñas y grandes, proyectos para vivir de manera más amigable con el medioambiente, un cuestionarse a fondo si las cosas que hemos considerado indispensables en realidad lo son, y si no, cuáles son las verdaderamente necesarias, el remordimiento y la comezón por aquellas acciones en las que casi todos participamos, por ignorancia o descuido, que dieron al traste con el equilibro de la naturaleza—todo lo anterior forma parte de la fiebre que se siente como un fenómeno colectivo.

Y si el planeta debió aquietarse solo para eso, si las personas que perdieron la batalla contra la Covid dieron su vida por esa causa, habrá sido por una buena causa, porque no es posible seguir viviendo sin darle prioridad a restaurar el medioambiente. No se trata de sumergirnos en una paranoia apocalíptica sobre un inevitable futuro oscuro y desértico. Muy por el contrario, se trata de un verdadero entusiasmo, de una genuina pasión y sentido de maravilla por habernos reencontrado en buena medida alrededor de este asunto común inaplazable.

De las distintas formas de abordar el amor por la naturaleza, Maritornes admira especialmente a aquellos que, sin dejar de lado el sentido de apremio, nos invitan a la esperanza, nos señalan el camino de lo posible, nos hablan de reverdecer, nos pintan un futuro no de privaciones, sino de una nueva abundancia de lo que verdaderamente al final de cuentas nos hace felices, y que esta crisis del encierro les mostró con especial claridad a los afortunados por su presencia, a los menos afortunados por su ausencia: un aire limpio, la posibilidad de contemplar el amanecer, el aquietamiento de los motores, la presencia de la fauna, el espacio para contemplar ese don multicolor, esa grandeza de lo simple, de lo que tiene raíces en la tierra y que, en medio de las carreras quizás habíamos dejado de apreciar.

Existen miles de vocaciones posibles alrededor de esta fiebre, entre ellas la vida simple, la vida de la siembra, la lucha contra el desperdicio, la expresión que invita a tomar conciencia, la dedicación humilde a hacer lo posible dentro de los límites de la propia vida, los grandes proyectos que esparcen semillas a los cuatro vientos, la contemplación, la oración silenciosa de gratitud por todos los dones que provienen del sol y del viento, o el empeño político. Lo cierto es que, como dice la insigne Mary Oliver, en Blue Horses:

Maybe our world will grow kinder eventually.
Maybe the desire to make something beautiful
is the piece of God that is inside each of us.

(Quizás nuestro mundo será algún día más amable. / Tal vez el deseo de crear belleza / sea ese pedacito de Dios que hay dentro de cada uno).

Lo importante es que en un sinnúmero de personas pareciera haberse despertado un inaplazable deseo de hacer de la tierra algo bello, y no un polvoriento parque industrial. Los poetas siempre lo expresan mejor. Alfonsina Storni lo dijo de esta forma en su poema Paz:

Vamos hacia los árboles… el sueño
Se hará en nosotros por virtud celeste.
Vamos hacia los árboles; la noche
Nos será blanda, la tristeza leve.

Finalmente, como en Kiss the Ground, el título del documental de Netflix, y en las palabras que cita Mary Oliver, hay espacio de acción para todas las sensibilidades:

Most mornings I’m up to see the sun, and that rising of the light moves me very much, and I’m used to thinking and feeling in words, so it sort of just happens. I think one thing is that prayer has become more useful, interesting, fruitful, and … almost involuntary in my life […] And when I talk about prayer, I mean really … what Rumi says in that wonderful line,»there are hundreds of ways to kneel and kiss the ground».

(Casi todas las mañanas me levanto a tiempo para ver el sol, y la luz que se eleva me conmueve a fondo, y estoy acostumbrada a pensar y a sentir en palabras, así que sucede naturalmente. Una de las cosas que pienso es que la oración se ha vuelto más útil, interesante, fructífera, y … casi involuntaria en mi vida […] Y cuando digo oración, me refiero, realmente … a lo que Rumi dice en esa frase maravillosa, “existen mil formas de arrodillarse y besar la tierra”).

Sin embargo, y a riesgo de ser un poco categórica, Maritornes se atrevería a decir que el que no se haya contagiado al menos en parte y de alguna manera de esta buena fiebre, no está en nada. A continuación les propone algunos enlaces que pueden ayudar a despertar a este nuevo deleite con el sueño de reverdecer, por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros nietos o porque esa es, sencillamente, la buena fiebre.

https://youtu.be/vgmQGMqRink

https://m.youtube.com/watch?v=uFEkMP4XYGc

https://www.ted.com/talks/kristine_tompkins_let_s_make_the_world_wild_again?utm_source=whatsapp&utm_medium=social&utm_campaign=tedspread

https://kissthegroundmovie.com/?fbclid=IwAR33BGy470dx-U_ZjtnVm8CHkwdQd_0usEdLcWRNaQSchsMiEGxrIGEehZg#elementor-action:action=lightbox&settings=eyJpZCI6InNpbmdsZS1pbWciLCJ1cmwiOiJodHRwczovL2tpc3N0aGVncm91bmRtb3ZpZS5jb20vd3AtY29udGVudC91cGxvYWRzLzIwMjAvMDkvS2lzcy10aGUtR3JvdW5kLU1vdmllLVBvc3Rlci1GYWNlYm9vay5qcGcifQ==

https://www.ted.com/talks/his_holiness_pope_francis_our_moral_imperative_to_act_on_climate_change_and_3_steps_we_can_take?utm_source=whatsapp&utm_medium=social&utm_campaign=tedspread

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