Desde el fogón

Publicado el Maritornes

La amabilidad

Existe una organización que se llama The Fraternity of Kindness (La Fraternidad de la Amabilidad). Un aparte de los textos de su presentación en la página de Internet, http://www.olrl.org/pray/kindness.shtml, dice (traducción de Maritornes):

«Cuán grande sería el aumento en el total de la felicidad humana si cada uno fuera siempre lo más amable posible. La tierra sería casi un cielo si de nuestras vidas se eliminara la falta de amabilidad… Esa fue la idea que tuvo una monja piadosa durante la meditación, y que la motivó a fundar La Fraternidad de la Amabilidad. Sus reglas son:

  1. No pensar cosas poco amables sobre los demás.
  2. No decir nada poco amable sobre los demás, o a los demás.
  3. No comportarse de manera poco amable con los demás.

Estas reglas llevan implícito, desde luego, su contrario, es decir, la virtud de pensar siempre amablemente, hablar amablemente y ser amable con todo el mundo».

Cualquiera que haya visto cómo su día, que empezó libre de mal humor, puede irse deteriorando a medida que se encuentra con personas poco amables —el pitazo cuando uno trata de hacer un cruce en el tráfico, la respuesta gratuitamente grosera, el que se obstina en no permitirnos cambiar de carril—. La sucesión de actitudes agrias aparentemente insignificantes tiene el potencial de arruinarnos, de momento en momento, el día, y de día en día, increíblemente, la calidad de vida.

Visto así, es claro que la amabilidad no es un asunto melifluo para santurrones. Tiene, en realidad, el potencial de ser una revolución silenciosa que vaya haciendo desaparecer la hostilidad nuestra de cada día, y de pronto nos haga sentir que no salimos a las calles a un ejercicio de combate los unos contra los otros, sino que podemos vivir nuestros esfuerzos personales de cualquier orden más bien hermanados como seres humanos por la corriente de la amabilidad.

Y es que, como dice el poema a continuación, la amabilidad tal vez tiene como condición previa haber hecho, aunque sea casi inconscientemente, el ejercicio de ponerse en los zapatos del otro para concluir que, igual que uno, lleva a cuestas su batalla personal, que podemos aliviar con el simple hecho de ser amables.

(La traducción al español se encuentra al final del poema en inglés)

Kindness

Before you know what kindness really is
you must lose things,
feel the future dissolve in a moment
like salt in a weakened broth.
What you held in your hand,
what you counted and carefully saved,
all this must go so you know
how desolate the landscape can be
between the regions of kindness.
How you ride and ride
thinking the bus will never stop,
the passengers eating maize and chicken
will stare out the window forever.

Before you learn the tender gravity of kindness,
you must travel where the Indian in a white poncho
lies dead by the side of the road.
You must see how this could be you,
how he too was someone
who journeyed through the night with plans
and the simple breath that kept him alive.

Before you know kindness as the deepest thing inside,
you must know sorrow as the other deepest thing.
You must wake up with sorrow.
You must speak to it till your voice
catches the thread of all sorrows
and you see the size of the cloth.

Then it is only kindness that makes sense anymore,
only kindness that ties your shoes
and sends you out into the day to mail letters and purchase bread,
only kindness that raises its head
from the crowd of the world to say
it is I you have been looking for,
and then goes with you everywhere
like a shadow or a friend.

~ Naomi Shihab Nye ~

Antes de saber lo que es en verdad la amabilidad

debes perder cosas,

sentir el futuro disolverse en un instante

como la sal en un caldo aguado.

Lo que tenías entre las manos,

lo que contabas y guardabas con esmero

todo tiene que perderse para que puedas saber

cuán desolado puede ser el paisaje

que separa las regiones de la amabilidad.

Cómo pasa el tiempo y pasa el tiempo

en el autobús, pensando que nunca se detendrá,

que los pasajeros que se alimentan de maíz y pollo

mirarán para siempre por la ventana.

Antes de saber cuán tiernamente solemne es la amabilidad,

debes viajar al lugar donde un indio, cubierto con su poncho blanco,

yace muerto al borde del camino.

Debes ver cómo podrías ser tú,

cómo también él

viajó con sus planes a lo largo de la noche

y ver el aliento sencillo que lo mantenía con vida.

Antes de conocer la amabilidad como lo más profundo en tu interior,

debes conocer la pena como aquello que también está en lo más profundo.

Debes despertarte con tristeza.

Debes hablarle hasta que tu voz

se una a los hilos de todas las penas

y puedas ver el tamaño del tejido.

Y entonces la amabilidad es lo único que tiene sentido,

solo la amabilidad te amarra los cordones de los zapatos

y te envía hacia el día para poner al correo las cartas y comprar el pan,

solo la amabilidad levanta la cabeza

de la multitud del mundo para decir,

es a mí a quien buscabas,

y después te acompaña a todas partes,

como sombra o como amiga.

~ Naomi Shihab Nye ~

(Traducción de Maritornes)

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