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La Copa América Centenario Estados Unidos 2016

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Por: Rafael Jaramillo Racines[1]

 

Héctor Rivadavia Gómez Sanguinetti, dirigente uruguayo nacido en la localidad de Dolores,  nunca imaginó que aquel torneo que organizó en la ciudad de Buenos Aires en 1916, en los estadios de GEBA (Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires) y el de Racing Club, fuera a tener con el tiempo la resonancia e importancia en el concierto de torneos de selecciones nacionales de fútbol de las cuales goza hoy. Por entonces la capital argentina era una ciudad que tenía alrededor de un millón seiscientos mil habitantes y los escenarios deportivos en los que se celebró ese primer certamen futbolístico –en aquel entonces se lo llamó Campeonato Suramericano- eran estadios cuya capacidad no pasaba de los 20 mil espectadores. Hoy, considerado como el torneo de selecciones más antiguo del mundo, la Copa América Centenario Estados Unidos 2016, en su edición especial conmemorativa de sus cien años de historia, se celebra en medio de un panorama matizado por el juego político de las nuevas potencias emergentes y las urgencias de un mundo cada vez más globalizado en busca de ampliar fronteras para cautivar nuevos mercados.

¿Quién dijo que el Super Bowl era el evento más visto en el mundo del deporte? Solo mirar lo que fue la reciente final de la UEFA Champions League entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid para darse cuenta que la universalidad del fútbol como deporte de gran acogida masiva no tiene parangón en la historia del deporte. La gran capacidad de recordación de marca de la cual goza el fútbol difícilmente la logran otros deportes que aparecen en la palestra del olimpo deportivo mundial. Nombres como los de Cristiano Ronaldo, Benzemá. Bale, Ramos, Griezmann, Godín, Oblak, Juan Fran, James Rodríguez, Simeone o Zidane son de diario uso en las charlas de oficina o de café en cualquier lugar de esta “aldea global”, cada vez más pequeña ante la revolución de las comunicaciones en los comienzos del siglo XXI. La Copa América, junto a la Eurocopa de Naciones –competición europea que comienza a partir del 10 de junio-, se constituyen en eventos de gran cobertura mundial con audiencias que trascienden las fronteras continentales, tanto de América como de Europa, ratificando al fútbol como un deporte de dimensiones planetarias en cuanto a su popularidad.

“No me gusta. El finalista recorre Estados Unidos, que es muy grande, y con el calor y las distancias aumenta la exigencia. No me parece una Copa América común”. Frase de Óscar Washington “Maestro” Tabárez, técnico de la selección Uruguay, refiriéndose al diseño de campeonato presentado para esta edición especial en el país del norte, el cual, según algunos, obedece a criterios de corte comercial antes que a conceptos que respeten la salud y la capacidad física del futbolista, que viene de sobrellevar un trajín de más de 60 partidos en su respectiva liga, ya sea europea o americana, sometiéndose a una exigencia cada vez mayor, a medida que avanza la competencia. A partir del 3 de junio, y durante 22 días, se disputarán 32 partidos que se jugarán en diez escenarios con capacidad para más de 60 mil espectadores, ubicados a todo lo largo y ancho de la nación de las barras y las estrellas. Diez ciudades que se esparcen desde la Costa Este hasta la Costa Oeste de los Estados Unidos. Un torneo determinado por el marketing y todo lo que ello implica.

Pero, ¿qué hace que un país que, históricamente, no ha profesado un gran amor por el fútbol, de un momento a otro se interese por este deporte y busque a rajatabla un interés por la organización de torneos de fútbol de gran nivel, como fue, por ejemplo, el Mundial del año 1994 y ahora la Copa América Centenario USA 2016? La cosa no parece entenderse si no tenemos en cuenta como, día a día, se va configurando una nueva geopolítica del fútbol en la cual van apareciendo países que tradicionalmente no eran nada en el fútbol y hoy aparecen como potencias emergentes, como pueden serlo China, Estados Unidos y países del mundo árabe que con sus petrodólares intentan posicionarse en el mapa global ganando imagen y prestigio mundial a través del fútbol, como Qatar, Dubai y Abu Dhabi. Estos países encuentran, pues, en el fútbol la mejor plataforma de lanzamiento para proyectarse a nivel internacional.

China, por ejemplo, ha implementado una política a nivel de Estado en torno al fútbol con el objetivo de promover iniciativas sociales, potenciando al país en diferente ámbitos, ubicando a este “gigante asiático” en la élite del fútbol mundial. En esto, su presidente Xi Jinping se ha propuesto crear 20.000 escuelas de fútbol antes de 2017, de las cuales se calcula surgirán más de 100.000 jugadores. De otra parte la liga profesional ha recibido un gran impulso con el objeto de incentivar la afición por el fútbol, contratando grandes jugadores invirtiendo sumas astronómicas a la altura de las cifras que se manejan en la gran carpa del fútbol europeo.

Estados Unidos también desarrolla su propio proceso. Con una población latina de más de 50 millones de habitantes ha organizado una liga profesional, la Major League Soccer, la cual se juega en Estados Unidos y Canadá. Con un promedio de asistencia al fútbol profesional, según el sitio WorldFootball.net, de 21.574 aficionados por partido, ocupa el séptimo lugar en el TOP 20 de los principales campeonatos del mundo, por encima de la Liga Argentina –octavo lugar con un promedio de 21.347 y la Ligue 1 de Francia (20.904). Además se conoce del proceso de organización de sus “fuerzas básicas”, el cual llega a un número de aproximadamente diez millones de practicantes. Para el marketing del país de las barras y las estrellas no hay duda de que el fútbol constituye un filón de gran importancia económica habida cuenta de la proyección de este deporte en el mundo de los negocios a nivel global en las últimas décadas.

Ese es el contexto en el cual se desarrollará esta versión de la Copa América Centenario USA 2016, episodio que tiene un carácter más simbólico que efectivo en cuanto a derechos para participar en torneos de talante internacional como vendría  a ser la Copa Confederaciones que se realizará en Rusia en el año 2017 a la cual asistirá Chile por haber ganado la Copa América del año 2015. Es nada más una lucha por tener el honor de ganar un certamen que conmemora los cien años de la Copa América así como la fundación de la Confederación Suramericana de fútbol.

Surgen entonces los favoritos de siempre. Argentina con su máxima estrella, Lionel Messi, aparece en la lista de favoritos. Otros como Chile, actual campeón, puede estar en la pelea. Brasil puede ser aunque puede perder opciones ante ausencias como las de Neymar Junior, Rafinha, Ricardo Oliveira y Douglas Costa. Paraguay puede ser sorpresa. Estados Unidos, como dueño de casa, está obligado a estar en la baraja. México como potencia centroamericana emerge entre los más opcionados, bajo la batuta del colombiano Juan Carlos Osorio. Uruguay, aunque sin su máxima figura Luís Suárez, puede estar en la pelea.

Colombia, con un plantel renovado, aparece dispuesta a cambiar la pálida imagen dejada en Chile 2015. De aquel brillante equipo que obtuvo el quinto lugar en la Copa Mundo Brasil 2014 solo quedan unos cuantos. Colombia vive la generación del recambio. Ya no están los Falcao, los Teófilo, los Armero, los Zúñiga. Ha aparecido una camada de jugadores que, acertadamente, el cuerpo técnico en cabeza de José Néstor Pékerman, supo avizorar en el medio del campeonato colombiano. Jugadores como Farid Díaz, Yerry Mina, Frank Fabra, Sebastián Pérez, Daniel Torres, Marlos Moreno, Roger Martínez, constituyen la sangre nueva de un fútbol colombiano que está dispuesto a reverdecer laureles, a consolidar ese camino que se trazó en el marco del Mundial Brasil 2014.

Inicia su andadura con Estados Unidos, un local obligado a imponer condiciones haciendo respetar su casa. Gran prueba de fuego que puede ser el mejor examen para medir le real capacidad del equipo cafetero. Los otros dos rivales no son de poca monta. Paraguay y Costa Rica completan este grupo complejo por lo parejo de las distintas fuerzas enfrentadas. Santa Clara, Pasadena y Houston son las ciudades sedes de esta primera fase de grupos en las cuales Colombia enfrentará a sus rivales. Ubicadas en la parte occidental de los Estados Unidos parece no implicar mayor desgaste en cuanto a su desplazamiento. Tres de junio de 2016, primer partido en Santa Clara frente a los locales. Partido que pudo medir el real potencial de esta nueva Colombia al ganar 2-0, pero que más que pensar en “dejarlo todo” en este periplo por el país norteamericano, debe tener la mira en un objetivo de más alto vuelo como debe ser la clasificación a Rusia 2018. A esperar, pues, cómo se desarrolla esta primera fase de clasificación que termina el 11 de junio. Solo allí tendremos un balance más claro de las proyecciones de una selección Colombia que parece transmitir buenas energías hacia el futuro próximo.


[1] Sociólogo. Investigador e historiador del deporte.

 

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