Imagen tomada de la cuenta en YouTube de W Radio.

Yo creo que ningún periodista en sus cabales votaría por Vicky Dávila.  

El lunes la candidata le respondió a W Radio la pregunta que hice la semana pasada en este blog: ¿Es la protegida del Grupo Gilinski? Lo negó y por supuesto no le creo. Ya una vez mintió cuando dijo que no sería candidata presidencial y luego quedó en evidencia el embuste. Como los demás, es una política que miente sin despelucarse. Aprendió muy rápido.

Ah, pero ella se defiende y dice que no es política. La ofende que la comparen con ellos, como si la cándida candidata asumiera ingenuamente que los votos vienen de Marte. Si no cree en los políticos, ¿por qué fue a Panamá a tomarse la foto con Edmundo González? Y las imágenes que faltan en lo sucesivo.  

Me gustó el principio de la entrevista. La parte donde Julio Sánchez Cristo expone las debilidades de Vicky Dávila para ser presidenta de la República.

“Si usted me hubiera consultado a mí, yo le hubiera dicho que no lo hiciera (…) Usted como yo jamás ha administrado un negocio, usted como yo jamás ha gerenciado una empresa, usted como yo jamás hemos sido servidores públicos, no sabemos qué es eso, no entendemos cómo funciona la correlación de la política, con el Congreso, con el Ejecutivo, y lo que hay que hacer y lo que sabemos que hacen, y lo que no sabemos que hacen que es peor. (…) Meterse allá necesita de un conocimiento, de un conocimiento que yo no tengo. Hay unos temas ahí que superan los límites de un periodista. (…) Un país con roto fiscal y problemas económicos requiere de una persona con muchísimos conocimientos”.

Si lo dice alguien que la conoce, pues calcule.  Lo mismo pensaba mucha gente de Andrés Pastrana, que al final alcanzó dos veces la gloria (alcalde y presidente), gracias a sus dos principales méritos: ser hijo de don Misael Pastrana y haber presentado un noticiero de televisión.

Para despejar cualquier duda por posible incompetencia, Victoria Eugenia Dávila se va a rodear de los mejores, porque nadie en su sano juicio saldría a decir en radio que se rodeará de los peores. Lenguaje político a fin de cuentas.

La aspirante usó varias veces la palabra “colegas” para referirse a los periodistas. Lo que significa que los roles se están invirtiendo. En su rol de política, ahora usa la máscara de periodista para congraciarse con la prensa, llamando colegas a quienes ya no lo son. Los periodistas no deberían permitir ese juego, porque en este momento colegas no son. Si no la paran a tiempo, ella sagazmente los hará ver como aliados de su campaña.

Este trino de la periodista Darcy Quinn, dos días después, refuerza mi tesis.  

Yo del señor Juan Lozano (que es político y periodista), habría pedido guardar estas fotos y estos abrazos en la egoteca privada del equipo de La FM, para no poner en evidencia lo que considero un claro conflicto de interés, donde amistad, fuente, política y periodismo se juntan en la misma bolsa, en este caso en la misma cabina.

Vicky regañó sutilmente a dos de los periodistas de W Radio (Juan Diego Alvira y Laura Palomino), como si fuera la jefe de ellos, y no la candidata que ahora debe responder las preguntas en vez de contrapreguntar, poniendo en situación incómoda a los reporteros. Si la prensa no se pellizca desde ya, parándosele en la raya con carácter, terminará haciendo el papel de idiota útil o los reporteros ridiculizados cuando ella los confronte, desde su posición de candidata-colega-mamá sermonera que, para imponerse, les habla en un tono durito pero calculadamente amigable.

“No soy una muñeca de Gabriel Gilinski”

Aseguró que es “una persona incorruptible”, aunque fue capaz de corromper el periodismo transgrediendo principios y valores de un oficio noble en aras de forjar una candidatura.

Dijo que ella no era la “muñeca de Gilinski”, (el término nació de su propia boca porque nadie en cabina lo insinuó siquiera), y le creemos, porque a sus cincuenta y tantos años esa palabra tal vez ya no aplique. Dejó claro, eso sí, que si llega a necesitar ayuda del señor Gabriel Gilinski, espera recibirla.

Dio vueltas y vueltas para al final reconocer sus afectos por Javier Milei, Nayib Bukele y Álvaro Uribe. En un futuro le quedará muy difícil desmarcarse de estos personajes, porque para la posteridad y los memes quedaron sus declaraciones y las múltiples portadas de Semana cuando era directora.

¿Cómo puede admirar a un presidente, Milei, que quiere eliminar la figura del feminicidio del Código Penal argentino, porque según él “ninguna vida vale más que otra”? ¿Por qué ningún periodista le ha preguntado qué opinaba como mujer sobre semejante exabrupto?

Le resulta inevitable referirse a sus “amoríos ideológicos”.

“Al expresidente Álvaro Uribe lo respeto, yo creo que él hizo mucho por Colombia. Como cualquier gobierno, tuvo aciertos y desaciertos (…) más aciertos que desaciertos (…) Yo no voy por el carril de ningún político”, expresó al aire.

Dos días después La Silla Vacía tituló que la gerente de la campaña de Dávila será Sandra Suárez, exministra de Uribe. ¿Tan temprano aparecieron las llaves? Pero como a la gente hay que creerle, ella insiste: “Yo no tengo jefe político”.

Podríamos concluir que es Vicky de Gilinski de Milei de Bukele de Uribe. Ya veremos qué nuevos apellidos irán moldeando ideológicamente su candidatura.

Me parece que se están demorando los precandidatos del Centro Democrático en contraatacar. En marcar territorio, porque Vicky les madrugó y en política, como en religión, se confiesa el que primero se arrodilla.

Reiteró que no tiene máscaras, cuando sabemos que la política es el arte de la voltereta y el maquillaje. Miren a Cesar Gaviria: se puso la careta de progresista para tomarse la foto con Petro y cuando lo creyó conveniente, se la quitó sin la menor burocracia… sin la menor vergüenza, quise decir. A la edad del expresidente preocupan otras cosas, no el pudor.  

El tiempo nos mostrará cuántas máscaras usará Vicky Dávila durante esta campaña. A partir de los afectos pasados y presentes, y lo dicho en la entrevista, hoy podríamos concluir que es Vicky de Gilinski de Milei de Bukele de Uribe. Ya veremos qué nuevos apellidos irán moldeando ideológicamente su candidatura.  

¿Sus propuestas? De eso habla menos que de su odio visceral hacia Gustavo Petro. ¿Cree ella que el rencor es suficiente para ganar unas elecciones o más bien se pondrá las pilas a estudiar para cuando la pasen al tablero en los debates? Tengo otra pregunta: si todos los candidatos usan la inquina hacia Petro para hacer campaña, ¿cómo diablos marcarán la diferencia entre ellos? Señores asesores, ese libreto necesita ajustes. Cháchara no son propuestas en todo caso.  

Periodismo y proselitismo empiezan por p y aunque terminan en lo mismo son vainas diferentes. No se puede considerar tontos a los electores. Hay que prepararse. La política no se estudia por correspondencia. La cancha viene del ejercicio. Años de experiencia. Que lo diga Germán Vargas Lleras que desde chiquito arengaba trepado en los escritorios.

Se le abona a Dávila que mantuvo la compostura ante las preguntas incisivas de Félix de Bedout, aunque confieso que en dos o tres instantes de la entrevista pensé que se reviviría aquel episodio bochornoso de 2021 en que al principio le habló “con aprecio” a Hassan Nassar para terminar trapeando con él.  Paréntesis: No me digan, queridos lectores, que esta no es una “pieza clásica” del periodismo colombiano, que debería usarse en las facultades como ejemplo de todo lo que está mal en este noble oficio.

“El que tiene doble moral es usted –le dijo Dávila a Nassar en el minuto 10-, porque usted no ha hecho sino treparse y escudarse en el periodismo para hacer política”. (Sobran mis comentarios).

Volviendo a la entrevista del pasado 4 de febrero, a Félix se le notó muy contenido pero, entre risitas, con ganas de lanzar la piedra.  ¿Qué lo detendría?

Félix: —Usted responde fuerte como está respondiendo acá, eso hace parte de su personalidad.

Vicky: —Yo creo que me parezco a usted. (Risas)

Félix: —Pero yo no estoy de candidato. (Risas)

Vicky: —Menos mal, menos mal. (Risas)

Félix: —Eso sí, menos mal por Colombia sobre todo. A lo máximo que aspiraría es a ser presidente de Nacional y tampoco me alcanza.

¿Le alcanzará a Victoria Eugenia el carnet de reportera para ponerse la banda presidencial? ¿Y si pierde…? ¿La recibirá otra vez Julito como cuando la botaron de La FM? …

Por lo pronto, yo sigo con mi veladora prendida al Milagroso de Buga para que nos libre de una bugueña inexperta en Palacio. 

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