Oportunismo político, sanación nacional y ¿Vicky de Gilinski?
Cada crisis trae su oportunidad y cada oportunidad su oportunismo. Esta semana de dignos e indignados empezó el domingo sobre las 3:00 a.m. Nadie quedó indiferente con lo que está pasando, y mucho de lo que está pasando, pasa sin que lo advirtamos. Una autopsia a las noticias para ver lo que no captamos.
Fotos tomadas de las redes sociales de los personajes.
“Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie”: Eduardo Galeano, escritor uruguayo (1940-2015)
Yo también me estoy preguntando por qué razón el presidente Gustavo Petro trinó el domingo anterior a las 3:00 de la mañana y además con mejor ortografía que otras veces, algo que no se le ha reconocido al mandatario.
“Los EEUU no pueden tratar como delincuentes a los migrantes Colombianos. Desautorizo la entrada de aviones norteamericanos con migrantes colombianos a nuestro territorio. EE UU debe establecer un protocolo de tratamiento digno a los migrantes antes que los recibamos nosotros”.
No caeré en el campo de las especulaciones como sus detractores. Muchos se indignaron porque el presidente salió en defensa de los migrantes y su dignidad, pero no nos indignamos por otras causas. Me referiré a cuatro hechos políticos internos que se desataron a partir del agarrón Petro-Trump: el establecimiento unido tras la crisis Colombia-Estados Unidos, tres renuncias en el Congreso, la pataleta de César Gaviria y una “oportuna” encuesta.
El diario global El País tituló: “Uribe, Santos y la élite empresarial: así se unió Colombia para hacer frente a la amenaza de Trump” Lo que demuestra que este país sí es capaz de deponer odios y remar para el mismo lado cuando se lo propone. ¿Por qué si los buenos oficios de unos han servido para ayudar a conjurar la crisis, esos mismos liderazgos no se usan para llevar a cabo las grandes reformas que necesita Colombia?
El combate Petro-Trump debería servir como principio de un auténtico acuerdo nacional, donde Gobierno y Oposición demuestren que podemos dialogar/trabajar de manera civilizada para superar el rezago histórico, y no solamente como estrategia individual o de bandos para ganar puntos en época electoral.
El presidente Petro debe aceptar que obró de buena fe pero impulsivamente y entender que un gobernante, con 50 millones de criaturas a cargo, no puede actuar guiado por los impulsos –a veces irreflexiva e impetuosamente-, en tanto que la oposición debe dejar de ser ese palo en la rueda que crítica más de lo que propone, y que sufre del mismo mal que le achacan a Petro: la adicción a las redes sociales, como si fueran adolescentes desparchados, y no gente hecha, derecha y de Derecha, a la que deberían pesarle los años.
Tal vez sea la hora de que todos —y todos son todos, presidente, gobierno, oposición, detractores y simpatizantes—, depongan sus armas letales: esas redes sociales desde donde se disparan cosas a la topa tolondra. Por lo general, insultos que luego son amplificados por ciertos medios hasta convertirse en escándalos que, al final, son puro bochinche.
Hace falta un proceso de sanación nacional. Cuando pienso en la utopía de la reconciliación, me viene a la mente El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano. Y lo que pienso es que la inmensa mayoría de seres humanos crecimos sin ser abrazados; ese resentimiento nos ha despojado de empatía y compasión como ciudadanos.
Creo que en este presente dice más de nosotros como sociedad la psicología clínica que las ciencias políticas o la sociología. Pero nos duele mirarnos en el espejo, y por eso es más fácil señalar al otro antes que renunciar a nuestras verdades prestadas.
La política -es decir, los malos políticos- nos ha hecho más infames, porque de alguna manera creemos en sus verdades: actuamos a imagen y semejanza de aquellos a quienes defendemos, que no son más la copia o el original de lo que en el fondo somos. Si tan solo pudiéramos no parecernos tanto a ellos…
“El sistema, que no da de comer, tampoco da de amar: a muchos los condena al hambre de pan y a muchos más condena al hambre de abrazos”:Eduardo Galeano, en “El libro de los abrazos”.
Los renunciados
En medio del embrollo diplomático, tres congresistas anunciaron que dejan sus curules: David Luna, Humberto De La Calle y Miguel Polo. Cómo no: En río revuelto… ¡ganancia de políticos!, que en cada crisis encuentran una oportunidad con su respectivo oportunismo.
De La Calle dijo en X al retirarse del partido Verde Oxígeno: “Seguiré aportando a la defensa del Estado de Derecho colombiano, ahora desde la opinión, con independencia, en este importante año electoral”.
Seguiré aportando a la defensa del Estado de Derecho colombiano, ahora desde la opinión, con independencia, en este importante año electoral. 🇨🇴 👇🏾 pic.twitter.com/q1TCoUAPeX
Me pregunto de manera inocente: ¿Acaso no aportaba más haciendo leyes que transformen al país en vez de ser un opinador más en un país donde todos opinamos de día y de noche?
Luna dijo en X: “Renuncio al Senado de la República y al Partido Cambio Radical. Aquí mi explicación”. Y la explicación es una video-andanada contra el presidente Petro para decir que quiere ser presidente y, al igual que los demás candidatos, nuestro salvador, “para construir un país mejor”, frase que ya perdió su encanto de lo manoseada que está.
Renuncio al Senado de la República y al Partido Cambio Radical. Aquí mi explicación 👇🏼 pic.twitter.com/z1si7tLQRO
Por su parte, Polo Polo anunció que renunciará a la Cámara y buscará ser candidato presidencial por firmas.
Como ciudadano, me queda el sinsabor de que en este país ya se volvió costumbre que los políticos dejen tirado el puesto, sin dárseles nada y sin que los medios hagan veeduría de su labor. La falta que hace un organismo como Congreso Visible, que en sus buenos tiempos realizaba esa necesaria vigilancia sobre lo que hacen o dejan de hacer los padres de la Patria, incluyendo a los primíparos que abandonan el nido sin haber empollado leyes dignas de mostrar.
El caso más llamativo es del congresista Miguel Polo Polo, quien llegó a la curul a través de una circunscripción afro, habiendo cumplido un papel poco decoroso. No se nos olvidará su ofensa a las Madres de Soacha, que merecían una disculpa, -así la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá haya dicho lo contrario-. después de que tiró a la basura las botas en memoria de sus hijos asesinados.
Hablando en serio: ¿Alguien en su sano juicio cree que un muchacho de 28 años es la persona indicada para dirigir un país de tantos complejos y complejidades como Colombia? ¿No es esto más bien un insulto a la inteligencia de los colombianos y una ofensa a tantos personajes que se han preparado y acumulado experiencia para llegar a un cargo de tanta responsabilidad? Ah, verdad: Así es la democracia y en las nuevas democracias un influencer pesa lo mismo que un intelectual, o incluso más.
Pero ni siquiera quienes eligieron a estas personas se indignan por burlarse de su voto al renunciar a sus curules. Quisiera tener una bolita mágica para ver cuál sería la primera payasada del candidato Polo Polo si es elegido presidente de los colombianos y que luego se me apareciera Aladino para pedirle como tercer deseo que nos salve de lo indecible.
En esta era de posverdades y medias verdades urge formar tanto a periodistas como a lectores y electores.
La pataleta de Gaviria
Mientras las aguas seguían agitadas, un bravucón César Gaviria anunció que su partido abandonaba el barco, es decir que el Partido Liberal zarpaba de la coalición de gobierno. Los liberales no tardaron en pedirle que no hablara por todos, que él que se va es él, porque los demás siguen firmes con Petro.
¿Por qué a nadie le indigna la manera como el expresidente ha usado los bemoles de la burocracia para mantenerse vigente a sus casi 80 años?
¿Vicky de Gilinski?
El miércoles Vicky Dávila denunciaba en redes sociales amenazas contra su vida (“Alto oficial la alertó sobre supuesto plan para asesinarla. Pide protección urgente al Gobierno Petro”, tituló Semana) y un día después compartía, también en sus redes sociales, el link de El Tiempo –no el de Semana– anunciando la encuesta donde es la favorita para ser presidenta, pero obviando el hecho de que dicho sondeo fue contratado por la revista Semana que ella dirigió. Ese dato no es menor en un país con pésima memoria de corto, largo y mediano plazo, que para colmo de males se informa a punta de titulares sin espulgar detrás de las noticias. En esta era de posverdades y medias verdades urge formar tanto a periodistas como a lectores y electores.
A estas alturas, ya el país debería tener claro que Vicky Dávila es la candidata del Grupo Gilinski, que convirtió a Semana en órgano oficial de propaganda política.
¿Es la protegida de la familia Gilinski? ¿Qué piensan los demás grupos económicos de esta candidatura y de sus probables benefactores? ¿Acaso quedarían los demás cacaos en desventaja si algún día ella se traslada con sus corotos a la Casa de Nariño?
Las preguntas son válidas teniendo en cuenta que el poder ya no sólo seduce a los políticos. Los empresarios le coquetean de frente, porque entendieron finalmente que la política es un negocio lucrativo y, quizás también, porque se aburrieron de tener como intermediaria a una clase política que solita se ha desprestigiado. Ahí están, por ejemplo, los empresarios Donald Trump en Estados Unidos, Daniel Noboa en Ecuador y Nayib Bukele en El Salvador.
Los medios dieron amplia cobertura a la dichosa encuesta.
Título El Tiempo: “Encuesta del CNC revela tendencias electorales para 2026 en Colombia: Vicky Dávila lidera intención de voto”.
Título El Espectador: “Dávila, Fajardo y Galán lideran intención de voto en nueva encuesta del CNC”.
Tituló Infobae: “Vicky Dávila, Fajardo y Bolívar lideran la intención de voto: así sería la pelea para las elecciones presidenciales en 2026, según encuesta del CNC”.
Tituló Semana: “Vicky Dávila lidera en la derecha; Sergio Fajardo, en el centro, y Gustavo Bolívar, en la izquierda: encuesta de CNC para Semana”.
Tituló La Silla Vacía: “Encuesta CNC pagada por Semana vuelve a poner a Vicky como favorita”.
En aras de la transparencia, considero que es deber de la prensa informar desde el titular mismo, como lo hizo de manera contundente La Silla Vacía, que la encuesta en mención fue pagada por la revista Semana, de la que Dávila fue su directora, como ya se dijo. No es lo mismo una encuesta independiente que una pagada por empresarios, en este caso el grupo Gilinski, dueño de Semana.
¿Quién será el valiente que le preguntará a Gabriel Gilinski si están jugando con candidata propia para las elecciones del 2026? Vicky dijo que no sería candidata y nadie le creyó. Claramente, como buena aprendiz de político, le mintió al país que quiere gobernar.
Don Gabriel: Por si las moscas, aquí le dejo mi correo personal: [email protected] ¡Yo feliz de tener la respuesta en exclusiva!
Alexander Velásquez
Escritor, periodista, columnista, analista de medios, bloguero, podcaster y agente de prensa. Bogotano, vinculado a los medios de comunicación durante 30 años. Ha escrito para importantes publicaciones de Colombia, entre ellas El Espectador, Semana (la antigua); El Tiempo y Kienyke. Ha sido coordinador del Premio Nacional de Periodismo CPB (ediciones 2021, 2022, 2023). Le gusta escribir sobre literatura, arte y cultura, cine, periodismo, estilos de vida saludable, política y actualidad. Autor de la novela “La mujer que debía morir el sábado por la tarde”. El nombre de este blog, Cura de reposo, se me ocurrió leyendo “La montaña mágica”, esa gran novela de Thomas Mann.
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