“La industria editorial aumenta de forma dolorosa la soledad del escritor”: Hugo Reyes
Cedo hoy el espacio del blog al escritor barranquillero Hugo Reyes Saab. Él habla sobre el oficio de escribir y la encomiable labor de las editoriales independientes. “Es nuestra responsabilidad permitir que la literatura nos siga guiando a través de las oscuridades del mundo”, dice.
Por: Hugo Reyes Saab, filósofo y escritor colombiano
La publicación del ensayo “La literatura colombiana está en crisis”,del bloguero Alexander Velásquez en El Espectador, me hizo reflexionar sobre la tarea de ser escritor en Colombia. Este oficio, más parecido a la alquimia que a la ingeniería, enfrenta el doble reto de producir una buena obra literaria y además, ser publicada. No basta con que el escritor haya vencido el miedo a exponerse, pasado los filtros estilísticos y ortográficos, para que alguna editorial le preste atención. Si no se ha ganado un concurso o si no se llega por recomendación, el novel escritor se enfrenta a una frialdad casi autista.
Cruzado este umbral, la obra, que debe defenderse por sí sola basada en su calidad, enfrenta la indiferencia de un público cada vez menos interesado en la lectura, pero sí en la rapidez y la superficialidad; y esto no está mal, es seguramente el signo de los tiempos. Pero la soledad del escritor, materia prima de su forma de ser y estar en el universo, es aumentada de forma dolorosa e incomprensible, por la industria de producir libros.
Afortunadamente, ese vacío ha sido llenado por las editoriales independientes; “los insectos”, como con humor se refiere a sí mismo mi editor. El nombre que él preside podría acomodarse al inglés como la famosa banda inglesa que transformó a la juventud en los años sesenta, o también al escarabajo, símbolo de la laboriosidad de todos esos animalitos que se miran con indiferencia, pero que en su dimensión y disciplina, construyen edificios invisibles al ojo humano.
Hugo Reyes Saab, filósofo y escritor colombiano, autor de la novela “Toque de Silencio en la Tropósfera”, (editorial Escarabajo) y del blog El diván de Hugo.
Allí he tenido la oportunidad de leer las nuevas voces de la literatura colombiana. Me he sorprendido con el vigor y el talento de unas narrativas cada vez más alejadas de la magia macondiana, de la vulgaridad predecible de la cultura narcotraficante, y de maneras ya caducas de narrar la violencia endémica. Es cierto que a estas voces por su reciente aparición les faltan tonos para afinar el corifeo de la próxima narrativa colombiana; pero el director que se necesita para esta tarea sólo aparecerá de la unión por el amor a las letras y no a los intereses personales. Hay una obra pendiente más allá de lo impreso, de los reconocimientos y de la ganancia económica, y es nuestra responsabilidad permitir que la literatura siga hablando, nos siga guiando a través de las oscuridades del mundo.
No quiero parecer detractor de la manera clásica como las grandes editoriales manejan su negocio ni un romántico para defender la forma disruptiva como las independientes hacen el suyo, ¿pero habría una posibilidad de mejorar el arte de traer los libros a los estantes? Creo que un poco de amabilidad y empatía, podrían ayudar en este difícil parto.
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Alexander Velásquez
Escritor, periodista, columnista, analista de medios, bloguero, podcaster y agente de prensa. Bogotano, vinculado a los medios de comunicación durante 30 años. Ha escrito para importantes publicaciones de Colombia, entre ellas El Espectador, Semana (la antigua); El Tiempo y Kienyke. Ha sido coordinador del Premio Nacional de Periodismo CPB (ediciones 2021, 2022, 2023). Le gusta escribir sobre literatura, arte y cultura, cine, periodismo, estilos de vida saludable, política y actualidad. Autor de la novela “La mujer que debía morir el sábado por la tarde”. El nombre de este blog, Cura de reposo, se me ocurrió leyendo “La montaña mágica”, esa gran novela de Thomas Mann.
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