Por medio de titulares de prensa tendenciosos mancillan el buen nombre de un artista, su carrera brillante y su legado como dramaturgo.
Por medio de titulares de prensa tendenciosos mancillan el buen nombre de un artista, su carrera brillante y su legado como dramaturgo.
Fotografía: Cortesía de Carlos Duque y afiche de la JEP.
En el pasado a la Izquierda se le persiguió para exterminarla; hoy se le somete al escarnio público por atreverse a la denuncia a través del arte.
Mis primeros recuerdos sobre Fabio Rubiano vienen de principios de los años 90 cuando él interpretaba a Daniel Soler, “el Triplepapito” de la comedia Vuelo Secreto, que era la manera grata como la televisión nos sacaba una sonrisa los domingos para recibir sin malas caras el lunes. ¡Qué jóvenes y bellos éramos entonces!
El tiempo ha pasado y la vida ha puesto a Rubiano en otros menesteres: a contar las venturas y desventuras de este país por medio del teatro, de su Teatro Petra de Bogotá; desde las tablas, como actor, director y escritor, además de cabeza del Festival Internacional de Artes Vivas, ha hecho una carrera brillante y construido un legado como dramaturgo, al lado de otros teatreros, entre ellos esa gran actriz que es Marcela Valencia.
Pero qué fácil se ha vuelto manchar la honra de las personas por medio de un artículo de prensa. Qué fácil destruir con un titular perverso la reputación que cuesta décadas construir. Tituló Pulzo: “Fabio Rubiano y otros actores, involucrados en millonario contrato: casi 200 millones”. Semana no se quedó atrás: “La JEP le dio un contrato a reconocidos actores petristas para exaltar la gestión del tribunal: Fabio Rubiano fue el más beneficiado”.
Aquí tenemos dos buenos ejemplos de periodismo mala leche. El uso de la palabra “involucrados” (en el caso de Pulzo) y la expresión “actores petristas” (en el caso de Semana), los hace ver, cual malhechores, como si fueran culpables de un doble delito. Es un periodismo que trata de forma miserable la información al punto de volverse insensible, porque jamás enviaron a un reportero a contar la historias de las obras de teatro que buscan rescatar y mantener viva la memoria histórica de un país desmemoriado, memoria de nuestras desgracias continuas, en las que gobiernos anteriores tuvieron mucho que ver.
Detrás de este alboroto hay un ciudadano preocupado, que le exigió a la JEP información sobre un contrato por $197.800.000 entre ese tribunal y el Teatro Petra para la producción de la obra dramática “Mantener el juicio”.
Dicha obra, que trata sobre la justicia Transicional Restaurativa, no solo muestra la labor que adelanta la JEP, si no también, y principalmente, “el dolor sufrido por las víctimas durante el conflicto armado” y la tarea de los jueces para esclarecer cientos de hechos, que incluso una obra de teatro es poco para tanto derramamiento de sangre y tantas historias truncadas. “Justicia es darles la cara a las víctimas”, se lee en un afiche promocional, donde la JEP anuncia la temporada 2025 de “Mantener el juicio”.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) es un tribunal que durante un periodo de veinte años debe investigar, juzgar y sancionar los delitos más graves cometidos durante el conflicto armado colombiano. Fue creada por el Acuerdo Final de Paz de 2016 entre el Gobierno Nacional y las Farc-EP, así que existe desde antes del gobierno Petro y se financia con recursos del presupuesto nacional, que así lo ordenó la ley.
Se escandalizan porque ocho actores recibieron, cada uno, un total de $13 millones de pesos por su participación en ocho funciones, a finales de 2024. Se nota que poco saben ciertos periodistas de lo que significa ser teatrero en Colombia, algo que desde siempre han hecho, literalmente, por amor al arte, a riesgo de morirse de hambre.
El pecado de Rubiano es ser petrista, hacer bien su trabajo y merecer que a él y a su gente les paguen por ello. En el pasado a la Izquierda se le persiguió para exterminarla o desterrarla, hoy se le persigue para, de manera velada, censurarla y someterla al escarnio público por atreverse a la denuncia a través del arte. Sectores de la Derecha han querido sepultar la verdad, cebándose en contra de sus detractores.
Para la muestra, recordé este botón. En el libro ¿Qué pasó con Seki Sano?, Sandro Romero Rey (escritor, director de teatro, realizador, guionista y productor de radio, cine y televisión), cuenta la historia de aquel director de teatro japonés, expulsado de Colombia en 1955 por ser comunista; ocurrió durante la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla. “El libro se convierte en una singular aventura que indaga en la relación entre las actividades artísticas y las ideas de izquierda”, se lee en la web de Editorial Planeta.
Por la época en que salió al mercado, 2023, Juan Gabriel Vásquez escribió lo siguiente en esta columna de El País de España:
“…la Colombia de Rojas Pinilla, había declarado la ilegalidad del comunismo y estaba persiguiendo de manera fanática a todo lo que pareciera acercarse a esos parajes de la ideología. Tres meses después de su llegada a Bogotá, cuando ya había tenido tiempo de inspirar a una generación entera de actores, Seki Sano recibió la notificación de que su invitación había sido revocada. Las autoridades le dieron dos días para irse del país. Y en algún momento de todo el proceso surgió un rumor: entre los delatores de Seki Sano, entre los responsables de que llegaran a oídos del Gobierno sus simpatías non sanctas, estaba Bernardo Romero Lozano, que no sólo es una de las figuras mayores de la historia de nuestra televisión, sino que era tío de Sandro Romero”.
Hay que leer ese libro para saber la verdad detrás de esta tremenda historia. Ojalá esas épocas oscuras no regresen. En cuanto al otro maestro, Fabio Rubiano, cierro diciendo que no hay mal que por bien no venga. Armaron un escándalo donde no lo hay y gracias a esto se le está dando visibilidad e impulso a una obra que todos los colombianos deberíamos tener la oportunidad de ver, no por mero divertimento, sino para entender qué nos pasó durante 60 años de la sinrazón de la guerra, cuyas heridas siguen abiertas, y ahora con enemigos ocultos desde el periodismo militante.
Fabio Rubiano, autor y director de “Mantener el juicio”, desde las redes sociales está recibiendo el apoyo de quienes celebramos el trabajo de un artista de su talla.
León Valencia, director de Pares Colombia: “Mi solidaridad con Fabio Rubiano, gran dramaturgo, con más de 20 obras de teatro, actor de cine, teatro y televisión, director y fundador del teatro Petra, formador de talentos, que se ha metido en las entrañas del conflicto armado del lado de las víctimas, atacan su compromiso”.
Andrés Camacho, ex ministro de Minas y Energía: “Toda mi solidaridad con @TeatroPetra y Fabio Rubiano. Quienes atacan el arte y la cultura son lo más parecido a la inquisición, no han entendido que la pieza fundamental para La Paz, la reconciliación, para afrontar la verdad y para entendernos como sociedad está en las artes. Ahí está pintada la derecha colombiana”.
Gonzalo Sánchez, profesor emérito Universidad Nacional de Colombia, Premio Nacional de Paz 2016 y primer director del Centro Nacional de Memoria Histórica: “Tuve el privilegio de asistir al estreno de Mantener el juicio, de Fabio Rubiano (Teatro Petra). Puesta en escena de todos los dolores y dudas de las víctimas, entretejidas en la escena judicial con los retos para jueces y perpetradores. Muy recomendada”.
Nada más que agregar. Lo siguiente es ver la obra y escribir sobre ella. ¡Vayan!
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