El primero de febrero de este año, la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) cumplió 69 años de existencia como institución universitaria; sin embargo, sus orígenes se remontan a 1927 con la creación del Instituto Pedagógico Nacional de señoritas. La UPN es la única universidad en el país, especializada en la formación de maestros y profesionales de la educación. En agosto del 2021 la institución logró renovar la acreditación de alta calidad por seis años. La UPN cuenta con 23 programa de pregrado, 11 de maestría, 3 especializaciones, un doctorado y 12 cursos de extensión. Actualmente la totalidad de los programas de pregrado acreditables poseen este reconocimiento de alta calidad, y los programas de posgrados, incluido el Doctorado Interinstitucional, están acreditados por un tiempo de 4, 6 y 10 años. Según el Modelo de Indicadores de Desempeño de la Educación Superior (MIDE), la UPN ocupa el segundo lugar en investigación, tercera en docencia y quinta en impacto en el entorno dentro de la Instituciones de Educación Superior.
El alma mater de los maestros y las maestras es, sin duda, la institución que más produce conocimiento educativo, pedagógico y didáctico para el país y la región. Miles de egresados impactan los territorios con propuestas educativas en todas las áreas del conocimiento e históricamente contribuyen con la paz, la vida y la formación de excelencia de las distintas generaciones de ciudadanos.
En este preciso momento asistimos al proceso de designación de un nuevo rector en la UPN para el periodo 2024-2028. Digo “rector” porque, desafortunadamente, no hay ninguna candidata. Por lo menos, en los últimos 20 años la institución no ha contado con una rectora en propiedad.
Como en la mayoría de las instituciones universitaria del país, en la UPN la preocupación por favorecer la formación ambiental constituye una labor reciente frente a la compleja crisis ambiental que amenaza la existencia de todas especies del planeta y exige acciones inmediatas en todos los niveles sociales y educativos. En el ámbito institucional, sólo hasta el 2014 se logró concretar el primer eje del plan de desarrollo dedicado a la universidad y la sustentabilidad ambiental, el cual impulsó la cátedra ambiental maestros constructores de una Colombia sustentable y en paz, así como el sistema de gestión ambiental. Este eje fue promovido con varios colegas de la Universidad con quienes trabajamos sin descanso para contribuir con la comprensión de los problemas ambientales producto del modelo de desarrollo económico basado en el hiperconsumo y la degradación del planeta. El compromiso por la formación ambiental se fortaleció con la gestión rectoral de dignificar lo público 2018-2022 y con el Plan de Desarrollo 2020-2024 “Educadora de educadores para la excelencia, la paz y la sustentabilidad ambiental”, a partir del cual el Consejo Superior de la UPN aprobó en el 2021 la Política Ambiental que abarca principios, referentes conceptuales, estrategias y acciones para formar ambientalmente desde la interdisciplinariedad, el diálogo de saberes y la promoción de una cultural enfocada en la eco-responsabilidad y el cuidado de todas las formas de vida. Esta política se concreta en las líneas de acción de la cátedra ambiental, articulación cátedra universitaria y desarrollo del Buen vivir, prácticas pedagógicas y salidas de campo, proyecto Agro-recreativo Wayra de la facultad de Educación Física y sinergias institucionales entre procesos comunitarios y redes.
Pese a los avances institucionales en materia ambiental y a la urgencia manifiesta de atender la crisis ambiental que hoy se expresa con mayor énfasis en el cambio climático que amenaza el futuro de todas las formas de vida, en las propuestas de los candidatos a la rectoría de la UPN no se aprecia interés por pensar la formación ambiental conforme a los avances que la institución ha logrado en esta materia. Parece que la destrucción de nuestros páramos, bosques y demás ecosistemas, la muerte perpetuada por los extractivismos en los emporios mineros, la pérdida de la biodiversidad, la insostenibilidad de los patrones de consumo de la sociedad capitalista, la exacerbada emisión de gases efecto invernadero generada por industrias e insostenibles sistemas de transporte, no tienen importancia en la gestión de propuestas formativas que pueda continuar impulsando la UPN.
El candidato Helberth Choachí usa el colibrí como un adorno de su propuesta rectoral, pues en ninguno de los componentes se refiere a la importancia de trabajar por la formación ambiental. Tan solo menciona que tendrá en cuenta el Plan de Desarrollo Institucional armonizado 2020-2026, es decir, que éste es prácticamente una camisa de fuerza. Usa el colibrí como logo publicitario sin rescatar el valor histórico, cultural y científico de más de 350 especies existentes y que tienen gran importancia ecológica en la conservación de la flora en los procesos de polinización.
El colibrí tiene gran relevancia desde tiempos inmemoriales para nuestros ancestros indígenas, fue inspiración de mágicos relatos biocéntricos que dan cuenta de las cosmogonías profundamente imbricadas en el equilibrio de la naturaleza, que para el caso de los mayas hacia parte de la creación:
“Los mayas más viejos y sabios, cuentan que los Dioses crearon todas las cosas en la tierra y al hacerlo, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo. Pero cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar sus deseos y pensamientos de un lugar a otro. Como ya no tenían barro, ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y con ella tallaron una flecha muy pequeña, cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la pequeña flecha salió volando. Ya no era más una simple flecha, ahora tenía vida, los dioses habían creado al x ts’ unu’ um (colibrí)”[1]
La propuesta del candidato Omar Huertas Díaz orientada a la paz, la convivencia y la solidaridad cita un fragmento del Proyecto Educativo Institucional de la UPN muy importante que hace alusión al fortalecimiento académico, la gestión administrativa al servicio de la academia, la defensa de lo público y el diálogo permanente con los problemas ambientales. Sin embargo, no se establece ninguna línea de acción al respecto.
En la propuesta del profesor Alexander Ruiz se rescata la naturaleza para expresar metafóricamente la importancia de un árbol nativo para dotar de nitrógeno el suelo. La metáfora indica que, así como esta especie podría contribuir con procesos de reforestación, la propuesta rectoral podría hacer brotar la vida en la cultura institucional de la UPN. Relacionar la naturaleza con la vida institucional es muy importante, no obstante, queda pendiente conocer su propuesta de gestión ambiental.
En cualquier caso, la importancia de la formación ambiental en el contexto universitario constituye una ineludible responsabilidad estratégica y de urgente necesidad que data desde 1985, cuando se realizó el primer seminario de Universidad y Ambiente para incorporar la dimensión ambiental en la Educación Superior. Pese a todos esfuerzos gestados por más de 20 años, los resultados no son contundentes. Por lo tanto, la UPN, como el referente más importante de la educación en Colombia y en América Latina no puede escapar a su compromiso de aportar a la formación de educadores comprometidos con la vida y la sustentabilidad ambiental.
[1] Tomado de Neomexicanismo. (marzo 6 2018). La leyenda del colibrí, un mensajero del más allá. https://neomexicanismos.com/colibri-leyenda-significado-maya-azteca-almas-muertos/
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Leonardo Fabio Martínez Pérez
Profesor de ciencias naturales y educador ambiental. Doctor en Educación en Ciencias. Rector Universidad Pedagógica Nacional 2018-2022.
En este espacio de opinión compartiré reflexiones educativas sobre el papel de la ciencia, la tecnología (C&T) y diversos saberes para pensar alternativas y soluciones frente al crisis socioambiental que vivimos. Agradezco a la profesora Diana Lineth Parga por la revisión de los textos.