Carmen Piedrahíta es arquitecta de Bolivariana y master en Historia del Arte, de la Universidad de Antioquia. Es escritora de artículos de arquitectura y arte, y recientemente ha publicado con P&P Editores un libro de ensayos sobre arte, Sin moscas. Estos son sus comentarios sobre la novela Casi de piedra, cuya autora es la misma de este blog. Le cedo la palabra a Carmen Piedrahíta.

Querida Ana Cristina, tengo que decirte, para empezar, que me encantó de Casi de piedra el hecho de que cada capítulo tuviera vida propia, tuviera un principio, un desarrollo y un fin. Y que fueran cortos y ágiles. Cada capítulo (de tres o cuatro páginas) es un cuento completo, aunque esté enlazado con los otros.

Teresa es profesora de universidad y nosotras, tú y yo, hemos vivido ese ambiente universitario con sus enredos, encantos y dificultades. Encuentro fascinantes las historias universitarias que cuentas en tu novela, como la fiesta de disfraces en la universidad, el trato con profesores más importantes y las envidias y minucias propias de ese mundo. También son de mi agrado especialmente algunos capítulos que me dicen cosas de mi interés personal, como el paseo a la hacienda cafetera. Quien haya conocido esas fincas en las que se seca café sabrá a qué me refiero: a sus usuales tres o cuatro pisos de contrucción, a las montañas de café, a las comidas típicas, en fin, a lo que se vive en la zona cafetera de este país. Teresa es recursiva para entretener a los dos hijos de su novio, del “amor de su vida”, Jerónimo. Ellos no tienen una razón para quererla, una razón para aceptarla en sus vidas, pero ella sí tiene una razón para ganárselos.

Me parecieron muy interesantes las conversaciones sobre arte. Jerónimo es un pintor famoso y Teresa es geóloga. Las preguntas, las inquietudes de Teresa frente al arte son la de todas las personas frente a lo que ven hoy en los museos y galerías. Las conversaciones sobre arte son muy instructivas y amenas.

Me parece que de alguna manera es sumisión el que una mujer dominante y libre muestre tanto interés por aprender de un tema como el del arte, solo por dominar los temas del mundo de él. Parece que ella quiere ser imprescindible para él. Un camino erróneo para lograrlo, ¿no crees?

Ah, está muy bien retratado el mundo de los celos. Jerónimo es celoso, y uno sufre viendo lo que piensan, lo que hacen las personas celosas. El retrato sicológico que haces de los celos, lo hace a uno temblar. Esta es una novela no solo sobre el amor no perfectamente correspondido, sino también sobre los celos; bueno, y sobre la independencia y el coraje.

Cuando uno está terminando la novela, uno espera con vilo que las cosas tomen por el camino correcto desde el punto de vista de una mujer que es autónoma y se respeta a sí misma. Pero ese momento parece no llegar. Las mujeres queremos que predomine el amor propio sobre el amor al otro, pero eso es algo que uno no sabe si se va a resolver. Pensé mucho en la novela de Vargas Llosa, Travesuras de una niña mala. En aquella, una mujer hace sufrir a un hombre; en esta, un hombre hace sufrir a una niña buena. No hay que ser injustos, y la hace gozar también.

La novela tiene sus cuadros de humor, uno se sonríe y se ríe. Se ríe con las metidas de pata de Teresa. Ella tiende a decir lo que no se debe decir. Uno se ríe con los profesores disfrazados de buzos en la fiesta de disfraces de la Universidad, uno se ríe con las clases de peluquería , con el loco que se mete a la iglesia. Esta es una novela divertida, llena de historias divertidas, jocosas, tiernas y duras también.

Cuando digo tiernas, pienso en la relación de Teresa con su padre, que es una relación muy bella, es una relación honesta, sincera y profunda. Además, algo que me llamo la atención, incluso, que me desconcertó, fue ver que en el siglo 21, un siglo en el que las mujeres en Occidente son tan independientes, seguras, autónomas, llenas de vida, de intereses y amores, esta Teresa tenga una relación con su familia tan sólida, y que ella no la cuestione en ningún momento.

La novela muestra la dificultad que tiene para una mujer que cree haber encontrado el “amor de su vida” desprenderse de esa idea. No importa que la realidad la defraude. En realidad, cuando nos casamos con una idea esta se vuelve prácticamente indeleble. Eso nos pasa en muchos campos.

Me dijiste, Ana Cristina, que los poemas que abren los capítulos son como adivinaciones de un oráculo, son anuncio de lo que se vienen. No estoy segura de haber captado el asunto. Aunque soy mala lectora de poesía, sentí impacto con el poema de José Hierro que aquí copio y dice:

Frente a la playa desierta,
oyendo caer la lluvia,
es como si hubiera vuelto
a llorar sobre mi tumba.

Baten las alas (las olas).
Arden sus llamas de espuma.
Aprisionan en sus dedos
la plata que las alumbra.

Todo está fuera del tiempo.
Pasan las nubes oscuras.
La arena, como una carne
sin tiempo, llora desnuda.

Los ojos ya no ven: sueñan.
No atinan con lo que buscan.
Las cosas están enfrente,
mas tienen el alma muda.

Se vertió el vino del ánfora
celeste de la aventura.
Ay alma, por qué volaste
con alas que no eran tuyas.

Ese poema me conmovió. Lo voy asimilando despacio.

Una crítica muy personal, de gusto: la caratula de la novela no me gustó, porque no me habla del contenido de la novela. No quiero olvidar comentarte sobre el personaje que se llama Vicente, el profesor de filosofía. Este es un personaje bello, poético, literario con un lenguaje propio, muy claro y diferenciable. Vicente es enamorador.

El final de la novela me encantó. Me río cuando te escribo esto, no puedo decir más, para no contar el final.

Sin moscas, con P&P Editores se conseguirá (al final de la semana del 9- 14 septiembre) en las librerías Grammata y Al pie de la letra.  

Casi de piedra. Editorial Sílaba te lo lleva a la casa. Se consigue en: https://silaba.com.co/category/casi-de-piedra/

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