¿Percibimos la realidad tal como es?  Sabemos que en muchos sentidos la respuesta es NO. No tenemos acceso directo al mundo microscópico, no lo tenemos al mundo macroscópico, no vemos el espectro completo de ondas electromagnéticas, no tenemos la capacidad de ver el infrarrojo, no oímos sino dentro de un muy limitado rango de frecuencias, entendemos mal las estadísticas. El mundo de afuera es ancho y ajeno.

Fotografía tomada de: https://openart.ai/discovery/sd-1008483584971120731

Si vamos al mundo interior, no somos tabulas rasas, porque estamos equipados con un sinnúmero de sesgos que nos hacen preferir, ver y decidir no siempre lo acertado. Por ejemplo, en la niñez creemos ciegamente en lo que nos enseñan nuestros padres. Por eso la mayoría de la gente cree que su religión es la verdadera y su grupo político el mejor de manera irrefutable. Consideramos un evento más probable si acaba de ocurrir que si no lo hemos oído mencionar. Después de ver la película Tiburón nos metemos al mar con cierta aprehensión. Preferimos lo que nos es familiar y aceptamos la novedad con alegría, siempre y cuando esta no sea desmedida o muy lejana a lo que conocemos; y esto lo saben los diseñadores desde hace mucho tiempo. Preferimos a las personas que se parecen a nosotros físicamente, preferimos a los próximos, por eso los gobiernos tiene leyes contra el nepotismo y por eso la xenofobia es tan común. Es necesaria una educación racional muy intensa y la exposición a distintos grupos humanos desde la niñez para ser abiertos y amables con el prójimo que no se parece a nosotros. Es alta la frecuencia con la que gente “blanca” hace comentarios degradantes sobre los indígenas o la gente de “color”. La aversión a la pérdida es uno de los sesgos más fuertes que portamos. Preferimos no ganar que tener que perder un poco, y evitamos al máximo todo resultado que pueda ser negativo. Para conocer las ideas a fondo sobre este tema recomiendo el libro de Steven Pinker La tabla rasa: la negación moderna de la naturaleza humana.

Pero, además, hay enfermedades que impiden en gran medida apreciar la misma realidad que aprecia la mayoría.  Se mencionan aquí algunas de tantas, todas impactantes. Las definiciones son tomadas de Wikipedia.

La acromatopsia y el daltonismo. La acromatopsia es una condición visual, generalmente hereditaria, en la cual una persona no puede percibir los colores, y ve el mundo en tonos de gris, blanco y negro. Es una forma severa de daltonismo, causada por la falta o disfunción de los conos en la retina, células responsables de la visión del color. 

La prosopagnosia, también conocida como ceguera facial, es una condición neurológica que dificulta el reconocimiento de rostros, incluso los de personas conocidas como familiares o amigos. No es un problema de visión ni de memoria, sino una dificultad en el procesamiento de la información facial en el cerebro. Hay descrito un caso fabuloso en el libro El hombre que confundía a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks.

La agnosia y la acinetopsia son trastornos de origen neurológico, pero difieren en su naturaleza y manifestaciones. La agnosia es la incapacidad para reconocer objetos, personas, sonidos, olores o sabores, a pesar de tener una función sensorial intacta y sin pérdida de memoria. En contraste, la acinetopsia es la incapacidad de percibir el movimiento, donde los objetos en movimiento parecen “saltar” de una posición a otra sin continuidad. 

La micropsia es una alteración de la percepción visual en la que los objetos se ven más pequeños de lo que realmente son. Es un trastorno neuropsicológico que puede causar distorsión en la forma y tamaño de los objetos, y a veces se asocia con el síndrome de Alicia en el país de las maravillas. 

El Síndrome de Capgras, también conocido como el delirio de suplantación o ilusión de los dobles, es un trastorno poco común en el que una persona cree que un familiar o amigo ha sido reemplazado por un impostor idéntico. Esta creencia delirante no se basa en la realidad y puede ser muy angustiante tanto para la persona que lo experimenta como para sus seres queridos. 

El Síndrome de Cotard, también llamado “delirio de negación” o “síndrome del cadáver andante” es la condición psiquiátrica en la cual hay la creencia delirante de que uno está muerto, que no existe o que partes del cuerpo han dejado de existir. 

Síndrome de heminegligencia es una alteración en la que el paciente tiene dificultades o incapacidad para atender, orientarse, representar o responder a los estímulos situados en el hemicampo contralateral al lado de la lesión cerebral, y no existe déficit sensorial o motor que pueda explicar este hecho. En un alto porcentaje de los casos, el paciente suele omitir el campo izquierdo, ya que la lesión cerebral se ha producido en el hemisferio derecho. Por ejemplo, algunos pacientes aquejados de este mal se afeitan solo un lado de la cara. 

El Síndrome de la mano ajena es uno de los trastornos neurológicos más extraños. Es cuando la mano de una persona parece tener una mente propia y actúa de manera autónoma, y ​​la persona siente que su mano no le pertenece.

La dismorfofobia, también conocida como trastorno dismórfico corporal (TDC), es un trastorno mental en el que una persona se preocupa excesivamente por uno o más defectos percibidos en su apariencia física, defectos que a menudo son leves o imperceptibles para los demás. Esta preocupación causa un gran malestar y puede afectar significativamente el funcionamiento diario de la persona. La bulimia y la anorexia dependen en cierto grado de este desorden, la persona se ve gorda sin estarlo.

En el trastorno de identidad de la integridad corporal, la persona desea tener amputadas una o más de sus extremidades. Este trastorno no debería confundirse con la acromotofilia, que es el deseo sexual por alguien que ya tiene algún miembro amputado. Parece haber alguna relación entre los dos desórdenes, pues hay individuos que padecen ambos.

En el Síndrome de Fregoli, la persona cree que diferentes personas son en realidad la misma persona, pero con diferentes apariencias.

El Síndrome de Ekbom es una alucinación táctil en la que los pacientes creen que están infestados de parásitos, y sienten que les caminan insectos por debajo de la piel.

Se puede uno imaginar lo complicada que se vuelve la percepción de la realidad si se sufre de algunos de estas enfermedades. Ya la misma percepción de la realidad o de fragmentos de realidad es una tarea compleja para el cerebro, que los cerebros hacen de manera suficiente para sobrevivir, pero de manera incompleta si se trata de obtener la verdad. No sobra recordar que la CIENCIA es la mejor herramienta para acercarnos a la realidad por fuera de nuestros cinco sentidos y es bueno recordarlo.

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