Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Qué es y cómo actuar ante un ataque de pánico

El ataque de pánico se siente de maneras distintas, sutilmente distintas. Básicamente es un estado de terror que te asalta cuando menos lo esperas.

La primera sensación es de extrañeza, algo así como si el mundo se alejara de ti, o se viera tras un velo, o a través de unos lentes opacos. La realidad parece ilusoria, los objetos y las personas lucen trasformadas y uno mismo siente que está dejando de existir. También se puede tener la sensación de que se va a enloquecer, de que se va a perder el control, de que uno no va a dominarse, como si el yo fuera un auto que se maneja solo y no obedece y va estrellarse contra lo primero que encuentre. También se siente como si el yo interno corriera y se alejara de uno, como si se estuviera tan solo que hasta el yo nos hubieraabandonado. Se siente como si se fuera a sufrir un ataque cardiaco inminente, pues el corazón palpita fuerte y rápidamente, en realidad se sufre una taquicardia, al tiempo que parece que no podemos respirar, y entonces es común hiperventilar y sentir un taco en la garganta que nos va a dejar sin apertura para que el oxígeno entre, y entonces el futuro indica que caeremos al suelo como pollos asfixiados. Hiperventilar da mareo, de ese que sentimos cuando inflamos bombas de cumpleaños, a veces da hormigueo en los labios o en las manos. El miedo nos hace temblar como hojas, las rodillas se nos debilitan y sentimos que vamos a caernos. A veces deseamos con intensidad salir corriendo, o lo opuesto, nos quedamos paralizados, podemos sentir que sudamos o que vamos a vomitar. Algunas veces llegamos a pensar que hemos enloquecido, y otras veces, que la muerte nos acecha. Esas cosas tan espeluznantes duran entre diez y treinta minutos, con mayor intensidad se sienten en los primeros diez minutos, por lo general.

Lo peor de todo es que ahí no acaba la cosa. Luego de haber tenido el primer ataque de pánico, se siente un miedo espantoso de tener otro, y entonces tratamos de evitarlo a toda costa. Los ataques de pánico nos hacen perder seguridad y confianza. Es común asegurarse de permanecer en lugares seguros, para evitar exponerse; lugares como la calle, y en general, lugares atestados de gente, deben evitarse. Empezamos a evadir toda situación que creemos pueda desencadenarlos. Nadie quiere verse tirado en la sucia carretera, y menos ¡solo!

Recientemente se ha investigado por medio de resonancia magnética qué ocurre en el cerebro cuando se siente un ataque de pánico. La amígdala, que es el centro del miedo del cerebro, y partes del cerebro medio encargadas de controlar una serie de funciones incluyendo la experiencia del dolor, se activan notoriamente. Se encontró que aumenta la actividad en un área del cerebro medio llamada la sustancia gris periacueductal, una región que provoca respuestas defensivas del cuerpo, las de huida o las de congelamiento. Los ataques de pánico son respuestas reales a situaciones fantasmagóricas que no sabemos dónde, en qué memoria o parte del cerebro están, pues muchas veces ocurren sin motivo aparente. La adrenalina y norardrenalina son las hormonas que liberamos cuando tenemos que huir de una situación peligrosa, como al tirarnos en paracaídas o al escalar una montaña empinada. La adrenalina y noradrenalina se liberan cuando estamos en riesgo o cuanto lo estamos ficticiamente, pero algo nos hace pensar que es real. Estas hormonas hacen que los músculos sean más eficientes, pues el oxígeno en la sangre aumenta, el dolor disminuye, y podemos correr más rápidamente y enfocar la atención solamente hacia la amenaza. La mente deja de percibir lo que no le interesa y concentra toda su atención en lo que teme. Como en los ataques de pánico de la vida normal no hay tigres ni panteras que nos vayan a devorar, la atención se centra en el mismo miedo y en sus síntomas, y entonces creemos que vamos a morir inminentemente de un infarto o de asfixia. Al estar tan atentos a los latidos fuertes del corazón y al hecho de que no podemos respirar, las respuestas de ansiedad y miedo aumentan.

Therese Borchard, fundadora del proyecto Mas allá del azul (Project Beyond Blue), en el cual se ayuda a personas con depresión crónica y ansiedad, propone los siguientes métodos para enfrentar un ataque de pánico.

http://www.everydayhealth.com/columns/therese-borchard-sanity-break/ways-stop-panic-attack/

1) Respirar profundamente. Contar hasta seis mientras inhalamos y contar hasta 6 mientras exhalamos. Al tiempo, mirar cómo se expande y contrae nuestro diafragma. Aquí un video para calmar un ataque de pánico:

http://www.medicaldaily.com/take-deep-breath-calm-panic-attack-392343

2) Meter la cabeza en un chorro de agua fría o simplemente mojarse la cara con agua fría. Esto produce un cambio en el sistema parasimpático y puede servir para calmarnos.

3) Tomar un baño caliente, con sales de Epson. El magnesio, el sulfuro y el oxígeno de las sales pueden también ayudar.

4) Hacerse un masaje en la cabeza, en el cuero cabelludo, o que otra persona te lo haga. Las caricias en el cuero cabelludo disminuyen el estrés, bajan los niveles de cortisol, aumentan la serotonina y la dopamina, las hormonas del bienestar.

5) Sacudir manos y piernas, sacudir el cuerpo. Existe una técnica de meditación que necesita el movimiento aquí está: http://discovermeditation.com/257/blog/expressive-meditation/shaking-meditation/

6) Rezar (si es creyente), recitar, cantar o repetir una frase o un mantra. La repetición de un estribillo calma.

7) Tomarse un chocolate caliente. La cocoa contiene magnesio en altas dosis, y este es un calmante natural.

8) Ponerse en la posición llamada la pose del conejo. Pasó a paso es así:

Sentarse sobre los talones. Exhalar todo el aire y agarrarse los talones con los pulgares hacia afuera y los dedos hacia adentro. Poner la cabeza en el suelo de manera que la frente se ponga en contacto con las rodillas. Levantar las caderas, rodando hacia adelante como una rueda hasta que los codos queden bloqueados. Inhalar y exhalar.

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