“Estados Unidos es el mayor exportador de malas ideas”.
Douglas Murray
La decisión de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos es una injusticia, pues está imponiendo creencias religiosas y, de manera velada, está yendo en contra de la Constitución, que dice: “libres de religión”. Es claro que detrás de todas las prohibiciones del aborto están algunos “creyentes” obligando a los laicos a comportarse según su credos. Realmente, hay que impedir que las distintas creencias religiosas se impongan políticamente en el mundo. Cada quien es libre de creer en lo que quiera, pero no de imponer sus creencias sobre las de los otros.
Prohibir el aborto es incentivar el infanticidio, es una forma clara de dominio sobre las mujeres y de castigar a las mujeres más pobres y desprotegidas de la sociedad. Mejor dicho, al caído, caerle. Como lo dijo Rob Brooks en su más reciente artículo La tragedia de los bebés no deseados: “Muchos autoproclamados ‘pro-vida’ consideran que la interrupción de un embarazo es el equivalente moral de quitarle la vida a un recién nacido. Sus estrategias, incluidos los interminables debates sobre cuándo un feto se vuelve viable, buscan desdibujar las distinciones entre abortar un feto y matar a un recién nacido. Tanto es así que pocos en el lado proabortista le dan la bienvenida a la discusión sobre la relación entre el aborto y el infanticidio. Argumento aquí que una comprensión de esa relación, basada en las evidencias de siglos de historia y milenios de evolución, lleva a la conclusión de que el aborto es la alternativa más humana al infanticidio, lo que se suma al caso del aborto seguro, legal y accesible para las mujeres que lo necesitan”.
Las investigaciones, de las que habla Rob Brooks en su artículo, muestran que del 10 al 15 % de los niños que nacen son asesinados o abandonados, esa ha sido por siempre la historia de los bebés no deseados. La mayoría de las veces el infanticidio es cometido por la madre en las primeras 72 horas de vida. Cómo será el estado de desesperación y la certeza de no poder criar al bebé que la mujer va contra su principios, juicio y temores, y lo mata o lo abandona después de haberlo llevado en el vientre esos duros nueve meses.
Son las sociedades (los hombres) las que se han inventado las religiones para dominar a su gente, pero, sobre todo, para dominar a la mujer. Todas las religiones se caracterizan por su machismo.
Una mujer mata a su bebé por los mismos motivos que las hembras de los mamíferos lo hacen: porque los nutrientes de los que dispone, sean leche o recursos, son insuficientes para llevar el bebé hasta la niñez. Esta es una decisión dolorosa, pero biológicamente sabia. Va más allá de la emoción, y está comandada por un juicio inteligente de posibilidades futuras. Una madre tiene que buscar un equilibrio entre sus futuras inversiones sobre la descendencia y sus futuras oportunidades reproductivas y de estatus social. Por eso, el abandono, la negligencia y el infanticidio han existido desde siempre, cuando la ecuación así lo dicta.
Aunque las madres jóvenes son una minoría en el mundo (12%), son las que casi siempre dejan morir, matan o abandonan a sus infantes; o sea, cometen el 60 % de los infanticidios. Cuando se las estudia no muestran tener problemas mentales ni ningún desorden mental, pero sí, juventud, falta de experiencia, de ayuda parental, ausencia de marido o pareja responsable y abandono social.
Una madre, de cualquier especie, que mata a sus crías no es ni asesina ni inmoral. Lo inmoral es la civilización que obliga a la mujer a llevar el embarazo hasta el final ¾y luego no la auxilia, ni la protege, ni le ofrece recursos¾ ¡y que se entienda sola con la dura realidad! Eso es lo realmente inmoral: dejar que nazcan más y más niños en un mundo superpoblado en el que no tendrán ni educación ni amor ni recursos para salir adelante, niños que, todos sabemos, van a sufrir, y a sufrir mucho.
Matar un bebé no es lo mismo que abandonarlo, pero a la larga es casi lo mismo, pues menos del 1% sobrevive a tales circunstancias; además, el daño que produce el abandono es definitivo en el “no futuro” de ese bebé. Está claro, el aborto es una solución mejor que las otras dos que quedan cuando no hay aborto. Las mujeres que lo buscan y lo necesitan (lo repito) son casi siempre solteras, viudas, extremadamente pobres o con empleo precario e inseguro, con falta de experiencia y poca educación.
Y ahora salen unos a decir que lo que hay que hacer es evitar el embarazo…, da hasta risa. Si eso funcionara, no tendríamos este problema. El sexo es entre dos, pero el problema recae solamente sobre ellas, y nada más. Sociedad, ¡no más injusticia contra la mujer! No permitamos que las religiones sigan dominando a las mujeres con su doctrina del pecado, que sigan imponiendo dictámenes injustos sobre sus cuerpos y sus decisiones.
Si lo ideal no es posible, permitan lo preferible.
Qué horror esto que ha sucedido en Estados Unidos, qué retroceso en civilización, qué mal precedente para el mundo.